El endiablado tablero
Sánchez intenta el triplete: convencer a Puigdemont, evitar la repetición y gobernar con 18 partidos
El presidente en funciones deja que Feijóo tome la iniciativa y se tope contra el muro del PNV, mientras la coalición envía una avanzadilla para negociar con el prófugo de Waterloo
«Un día eres decisivo para la formación del gobierno en España, al día siguiente España ordena tu arresto». Así se pronunció este lunes Carles Puigdemont después de conocer que la Fiscalía del Tribunal Supremo ha pedido al juez Pablo Llarena que reactive las órdenes europeas de detención y entrega contra Puigdemont y Toni Comín.
El episodio refleja lo insólito de la situación creada tras el resultado de las elecciones generales; con Pedro Sánchez en manos de un prófugo que huyó a Waterloo mientras otros cabecillas del procés ingresaban en la cárcel. Y al que la Justicia española no ha cejado en su empeño de traer de vuelta.
Este lunes era día de resaca y futuribles, ante el endiablado panorama político que se ha abierto en la España de la fragmentación y los bloques. Un panorama en el que Sánchez intentará una nueva carambola: convencer a Puigdemont, evitar la repetición electoral y gobernar con 18 partidos: los 15 que conforman Sumar, ERC, Bildu y el PNV. Y ni eso será suficiente porque entre todos no suman mayoría absoluta, sino 171 escaños.
Mientras Yolanda Díaz encomendaba a Jaume Asens la misión de negociar con Puigdemont, Alberto Núñez Feijóo anunciaba ante la Junta Directiva Nacional de su partido que ya ha contactado con los líderes de Vox, PNV, Coalición Canaria y UPN en busca de un acuerdo de investidura. «Exploraremos todas las vías para dotar a España de un gobierno», aseguró. También pretende hablar con el PSOE, si es que los socialistas se dejan. En cualquier caso, sin una abstención del PNV la cuenta no sale. Y el presidente del partido, Andoni Ortuzar, ya le trasladó este lunes a Feijóo por teléfono que no cuente con ellos para facilitar su investidura. Ni por acción ni por omisión.
En el PSOE están convencidos de que Feijóo va de farol. Piensan que no va a presentarse a la investidura, sino que la puesta en escena de estas horas tiene más que ver con visibilizar que él ganó las elecciones. Que las ganó, y por 14 escaños de ventaja. Aunque fueran insuficientes y muy por debajo de las expectativas que se marcaron los populares.
«Hay que intentarlo»
Y algo de teatralización tienen los primeros pasos de Feijóo, empeñado en que se note que el candidato más votado fue él y en evitar cualquier fisura en su liderazgo. «No hay que cruzarse de brazos. Hay que intentarlo», opinó Isabel Díaz Ayuso a la entrada de la Junta Directiva Nacional del PP, celebrada en medio del shock general. La presidenta madrileña recordó cómo a Inés Arrimadas siempre se le recriminó que no se hubiese presentado a la investidura después de ganar las elecciones catalanas en diciembre de 2017. «Los resultados le llevan a asumir esa responsabilidad», añadió el presidente andaluz, Juanma Moreno.
El mensaje que quiso trasladar el PP en las horas posteriores al 23 de julio fue ése: no hacer nada no es una opción. Además, hubo cierre de filas en torno a su candidato. «Lo peor que nos podría pasar ahora es perdernos en discusiones sobre el liderazgo de Feijóo», opina un miembro de la dirección nacional. Los populares tendrán el grupo parlamentario más numeroso en el Congreso, una mayoría absoluta en el Senado y buena parte de los gobiernos autonómicos y municipales para hacer oposición. No es poca cosa.
En la Moncloa y Ferraz creen también que esta vez no habrá repetición electoral, como aseguró el propio Pedro Sánchez a los miembros de la Comisión Ejecutiva Federal de su partido en una reunión en la sede nacional. La democracia española «encontrará la fórmula de la gobernabilidad», sostuvo ante los suyos. Los caminos de Sánchez son inescrutables.
Según los socialistas, a Junts no le conviene ser el responsable de que el PP y Vox tengan una segunda oportunidad en las urnas. Además, Sánchez no necesita su voto afirmativo, solo la abstención. Es decir, el PSOE va a pedir a Puigdemont que no bloquee. Nada más. Y nada menos. «Hemos frenado el bloque ultra y reaccionario. No podemos correr el riesgo de darle otra oportunidad a PP y Vox para que puedan tener oportunidad de ganar», advirtió la portavoz de ERC, Marta Vilalta. José Luis Rodríguez Zapatero, convertido en activo y revulsivo para el PSOE durante la campaña, reconoció este lunes que con Puigdemont será «más difícil», pero añadió: «Hay que hacerlo, eso es la política».
A los socialistas no les incomoda ceder la iniciativa política tras las elecciones a Feijóo, y que sea él quien encabece las negociaciones de momento. Se esperan semanas de mero contoneo político hasta la primera meta volante: el 18 o el 21 de agosto, las dos fechas que se barajan para que el Rey inicie la ronda de consultas con los grupos parlamentarios tras la constitución de las Cortes, que habrá sido el 17 de agosto.
En las dos semanas siguientes, Felipe VI presidirá la apertura solemne de la legislatura en el Congreso. Después, sin un plazo determinado, el jefe del Estado deberá proponer un candidato a la investidura. Para entonces, los socialistas cuentan con que Feijóo se habrá dado de bruces con la realidad tras explorar sus remotas opciones. Y que finalmente desistirá de presentarse a la investidura y dejará paso a Sánchez.
Pero no está claro, porque el candidato del PP podría someterse a una investidura fallida solo para poner el contador de la repetición electoral en marcha. La Constitución fija ese plazo en dos meses desde la primera votación. Ello si viera que la negociación entre Sánchez y Puigdemont se enquista. De momento, el presidente en funciones va a dejar hacer a Feijóo. Las posiciones son aún de tanteo.