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Los votantes y simpatizantes del PP celebraron una remontada que sabe a pocoPaula Argüelles

Elecciones generales

Y tras la tempestad, llegó la calma a Génova, 13: «España sí; Sánchez no»

Alegría contenida entre los militantes y simpatizantes del PP tras confirmarse la remontada del centro-derecha en una noche que comenzó fría a pesar del calor veraniego de julio

Las victorias se celebran. Y la remontada que ha logrado el PP de Alberto Núñez Feijóo en la noche de este 23 de julio fue recibida con algarabía (contenida) entre los militantes y simpatizantes congregados en la sede nacional del partido.

Fue una jornada de nervios, de mucho consultar el móvil y tener en la oreja el pinganillo. Según caían los escaños del lado esperado, estos se celebraban como un gol en la final del Mundial, aunque en número no fueran tantos como se pretendía. Cuando el escrutinio se acercaba a su final, fue el momento de la música, que hasta entonces no había hecho acto de presencia. Fue DJ Pulpo el encargado de poner al respetable a bailar para que todos soltaran la tensión de un recuento que pareció atragantarse por momentos: «Seguimos sumando, gracias por acompañarnos», dijo el músico.

Noche de remontada

Desde las 20 horas, momento en el que se cerraban los colegios electorales, empezó a concentrarse gente ante la fachada de Génova 13, que se había engalanado para vivir una noche importante.

Eran fundamentalmente jóvenes y miembros de Nuevas Generaciones quienes se dejaban ver para reír, hacerse 'selfies' y preparar lo que pensaban que sería un día histórico. Era el caso de Valeria, Jimena y Lucía, de 18 años de edad. «Ojalá hoy gane la derecha. Es lo único que pedimos».

Valeria, Jimena y Lucía, en Génova, este domingoRoberto Marbán

Junto a ellas estaban Ángeles y Pilar, que se convertían en la sensación de los primeros en acercarse por apañarse para encontrar asiento en primera fila. Ellas mismas se lo trajeron, ya que barruntaban una noche larga. «Hemos venido con tiempo y cómodas. Somos vecinas del barrio», nos decían.

Unas filas más atrás, una pareja prefería ser prudente, quizás porque no las tenían todas consigo: «No nos ha gustado la gestión de la ventaja que todas las encuestas nos daban durante la campaña, y además, Sánchez es como las cucarachas, no es fácil de aplastar», decía él.

Ángeles y Pilar, de las primeras en llegar a la sede y en acomodarseRoberto Marbán

Comienza el escrutinio

El recuento empezaba con sobresaltos, ya que en los primeros recuentos, era el PSOE el que aventaja a su rival. «Calma, Moncloa ha empezado recontando zonas rurales o lugares que les consta que les iba a dar mejor, seguro que por Madrid ni han comenzado», intentaba templar a los de su alrededor un chico que parecía llevar la voz cantante del grupo.

En ese momento, el panorama era incierto y la temperatura se había desplomado en la zona varios grados pese a encontrarnos en una noche veraniega y calurosa como esta. «Me estoy mareando más que cuando hice la selectividad», aseguraba una chica muy joven que enarbolaba la bandera gallega, la patria chica de Feijóo.

Para entonces el ambiente en cuanto a número de personas ya era el suficiente como para que la Policía cortase al tráfico la calle Génova. El momento en el que el PP superaba a los socialistas en el recuento fue recibido con cánticos de «presidente, presidente» u «oa oa oa, Feijóo a La Moncloa».

Pese a ello, los escaños que agrandaban la brecha caían a cuentagotas pero eso sí, se celebraban con emoción: «España sí, Sánchez no», era el grito favorito de una militancia que ya se veía ganadora pero no de la manera contundente que se esperaban. Hubo también cánticos a favor de la presidenta regional: «Ayuso, Ayuso», lo que sin duda será interpretado como otra insinuación del electorado hacia su caballo favorito.

Con el 95 % escrutado, apareció, esta vez sí, la música. El DJ contratado para tal fin era el encargado de elevar en decibelios el festejo y llenar así una cierta sensación de vacío. Desde el balcón, el líder del PP, Núñez Feijóo, proclamó su derecho a intentar ser investido y exigió que sus rivales respeten a la lista más votada, que, a pesar de tantos vaivenes, esta vez fue la suya.