Reacciones a los resultados del 23-J
Europa confía en que un posible bloqueo en España no afecte a la presidencia de la Unión
Políticos y medios de comunicación se muestran cautos ante la obligación de formar coaliciones para poder retener o tomar el Ejecutivo
Toda Europa aguantó la respiración la noche del domingo 23 de julio. Estaba mucho en juego, y no solo a nivel nacional. La socialdemocracia europea no veía fácil sostener el envite de la derecha, ni la derecha las tenía todas consigo ante un Pedro Sánchez que reflota una y otra vez en el océano de la política.
Por un lado, socialistas franceses desaparecidos en las últimas elecciones mostraron su apoyo al candidato socialista. Entre ellos, la francoespañola Anne Hidalgo y actual alcaldesa de París. Por otro, el que fue presidente del Parlamento Europeo líder de Forza Italia Antonio Tajani, se congratuló por los resultados obtenidos por Alberto Núñez Feijóo. «Enhorabuena a Feijóo y a los amigos del Partido Popular que, con más de 8 millones de votos, vuelven a ser el primer partido en España», escribió el también vicepresidente italiano en Twitter.
Estabilidad y bipartidismo
La UE ha expresado en numerosas ocasiones la voluntad de que los gobiernos nacionales sean estables y, por eso, su realidad favorita es la de la «gran coalición», dos grandes partidos de ideologías distintas que forman gobierno para evitar extremos y entenderse en los puntos clave para llevar las reformas que desean adelante. Es decir, el bipartidismo o turnismo decimonónico. La idea de que todo tiene que cambiar para que nada cambie. El camino está marcado y la brújula siempre marca la dirección de Bruselas.
Son esos pilares que promociona Europa los que se quieren mantener a toda costa. Medios internacionales alertaron día sí y día también durante la campaña del «peligro» de que entrara Vox en un gobierno nacional. El pánico no fue tanto por el giro de las políticas a nivel nacional, sino el posible efecto dominó en toda la Unión ahora que gobiernos de izquierdas han dado paso a otros de corte conservador.
Por el momento, el sentimiento generalizado es que no cambie la cabeza de la presidencia en pleno turno español y eso implicaría que Sánchez volviera a formar gobierno o, al menos, que la posible repetición electoral aguantara hasta diciembre o enero de 2024.