El pasado llama
La amnesia de Sánchez: él perdió dos investiduras en tres años y con menos apoyos que Feijóo ahora
El líder socialista ostenta dos títulos: nadie antes que él había tenido una investidura fallida y, además, han sido dos: en marzo de 2016 reunió 131 votos. En julio de 2019 menos aún: 124
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, criticó este miércoles que los populares estén «entretenidos» en «fingir» que Alberto Núñez Feijóo puede conseguir la investidura. Ello después de que el PNV, que tendría que ser actor necesario, trasladara al candidato del PP que no cuente con sus cinco diputados para nada.
Sin embargo, lo que los socialistas no están recordando estos días es que el propio Pedro Sánchez lleva dos investiduras fallidas en los últimos siete años, en marzo de 2016 y julio de 2019. Y que en ambos casos se presentó sin los apoyos necesarios. De hecho, en las dos ocasiones fueron muchos más los diputados que votaron en contra de Sánchez que a favor. Hoy, solo con los 136 votos del PP, Feijóo tiene más síes garantizados que los que logró Sánchez en ambas votaciones infructuosas: 131 y 124, respectivamente.
La primera vez que el líder socialista se presentó a una investidura para perderla fue después de las elecciones generales de diciembre de 2015, en las que el PP de Mariano Rajoy obtuvo 123 diputados y el PSOE, 90. En enero de 2016, el entonces presidente en funciones del Gobierno decidió rechazar el encargo del Rey –para contrariedad de la Zarzuela– porque no tenía los votos suficientes y sí una mayoría en contra. Sospechaba que sus adversarios solo querían que se presentara para precipitar su final político.
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En febrero, Sánchez y Albert Rivera firmaron un «pacto de Gobierno de progreso y reformista» y, en marzo, el socialista se presentó a la investidura. Por el camino, los únicos votos a favor que cosechó fueron los 90 del PSOE, los 40 de Ciudadanos y el de Ana Oramas, de Coalición Canaria. En total, 131. En contra tuvo al resto del arco parlamentario, 219 noes.
Aquella fue una situación inédita, porque nunca hasta entonces un candidato se había presentado a la investidura sin tener los votos garantizados. Nunca hasta entonces en democracia se había producido una investidura fallida, y el protagonista fue Sánchez.
En su discurso, el secretario general del PSOE se dirigió a la Cámara en estos términos: «Quienes realmente han conseguido una amplia mayoría parlamentaria son las fuerzas del cambio: diferentes partidos con un amplísimo margen de posible entendimiento y con evidentes aspectos con los que podemos estar en desacuerdo. Así que, señorías, ¿por qué no hacemos un Gobierno que haga efectivo lo que nos une a la mayoría de los 350 diputados y diputadas que estamos aquí reunidos? ¿Por qué no nos unimos para hacer un Gobierno de cambio? ¿Por qué no nos ponemos de acuerdo para aprobar cuantas normas sean posibles para resolver los problemas más acuciantes de los españoles? ¿Por qué no votamos juntos a favor de todo en lo que estamos de acuerdo? ¿Dónde está el problema, señorías?», preguntó. Pero no convenció a nadie más que a los suyos, Cs y CC.
Hubo que repetir las elecciones en junio, volvió a ganar Rajoy y él mismo se sometió a una investidura fallida en septiembre, por el empeño de Sánchez en mantener su «no es no». En octubre se produjo el famoso Comité Federal del PSOE, del que Sánchez salió derrotado y el partido, en manos de una gestora. Solo así el grupo socialista en el Congreso se abstuvo en la investidura.
La segunda vez
Tras las elecciones de abril de 2019, celebradas menos de un año después de la moción de censura, Sánchez se presentó a otra investidura fallida, en julio. Esta vez sí había ganado los comicios, con 123 diputados frente a los 66 de Pablo Casado. Y con mayoría absoluta en el Senado, como ahora Feijóo. Sin embargo, Pablo Iglesias había obtenido 35 y reivindicaba el derecho de los morados a entrar en el Gobierno. En esa ocasión le fue aún peor: solo logró convencer al diputado del partido de Miguel Ángel Revilla, el PRC, con el que los socialistas gobernaban en coalición en Cantabria. De manera que obtuvo 124 votos a favor de su investidura, 155 en contra y 67 abstenciones. Votaron en contra el PP, Cs, Vox, Junts per Catalunya, Coalición Canaria y Navarra Suma. Se abstuvieron Podemos, ERC, PNV, EH Bildu y Compromís.
Durante su discurso, el entonces presidente en funciones sostuvo: «Tenemos sobre nosotros la mirada esperanzada de millones de compatriotas. Nos corresponde trabajar para culminar un acuerdo, y después tenemos la posibilidad de sacar adelante todo aquello en lo que coincidimos, todo aquello que nos une». Y también: «Muchas personas han puesto un gran esfuerzo y una gran ilusión en que uniéramos nuestras fuerzas, pero además en que uniéramos mucho más que nuestras fuerzas: que uniéramos nuestra sensibilidad, nuestra inteligencia, nuestra experiencia para mejorar la vida de la gente y, de este modo, cambiar la historia de España. Debemos atender a esa llamada».
Su llamamiento no surtió efecto y el 10 de noviembre de 2019 los españoles volvieron a votar. De aquellas urnas nació la coalición entre Sánchez e Iglesias y la llamada «mayoría Frankenstein», que ahora aspira a reeditar con Junts sentado a la mesa.