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La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en el Congreso de los DiputadosA. Pérez Meca / Europa Press

Los países de nuestro entorno no permiten el uso de las lenguas regionales que propone Díaz

La líder de Sumar, Yolanda Díaz, ha propuesto que el catalán, el vascuence y el gallego se puedan utilizar de la misma manera que el castellano en el Congreso de los Diputados

La líder de Sumar, Yolanda Díaz, avanzaba este miércoles que propondrá que el catalán, el vascuence y el gallego sean lenguas de uso en el Congreso de los Diputados. Una llamativa medida en un país en el que, como dicta la Constitución, «el castellano es la lengua española oficial del Estado» y «todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla».

«Lo vamos a someter a debate con los grupos, por supuesto también con el PSOE, y vamos a reformar el reglamento de la Cámara. Es una de las normas que vamos a cambiar», aseguraba en el programa La hora de la 1, en TVE la también ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones. Actualmente, el reglamento no estipula nada respecto a esta cuestión, aunque solamente se permite el uso del castellano, lo que a veces ha provocado tensos rifirrafes entre los presidentes del Congreso y algunos diputados.

La medida que propone Díaz, enmarcada dentro del intento de recabar el apoyo de los partidos nacionalistas y separatistas para tratar de reeditar un nuevo Gobierno encabezado por Pedro Sánchez, obligaría, por ejemplo, a desplegar un sistema de traducción simultánea así como a traducir el diario de sesiones.

El español es la lengua materna de la inmensa mayoría de los españoles, incluidos aquellos de las comunidades autónomas donde hay alguna otra lengua oficial, como son los casos de Galicia, Cataluña, País Vasco, Navarra, Comunidad Valenciana, Baleares e, incluso. También en aquellas zonas donde se hablan otras lenguas y dialectos sin un reconocimiento lingüístico tan elevado, como puedan ser el bable, en Asturias y parte de León, el aragonés, el aranés, en el Valle de Arán, etc.

Una situación que no es equiparable a la de países de nuestro entorno como puedan ser Bélgica, Canadá o Suiza, donde existen comunidades lingüísticas totalmente diferenciadas. En este último país, su Asamblea Federal permite el uso de todas las lenguas oficiales, el alemán, el francés, el italiano y el romanche.

La normal, sin embargo, habitualmente es la contraria. En países con una riqueza lingüística similar a la de nuestro país, sus Cámaras optan principalmente por empelar el lenguaje mayoritario, el que hablan todos sus habitantes, independientemente de que utilicen también otro idioma.

En Francia, ni en un parlamento regional

Así sucede, por ejemplo en Francia, donde el francés es indiscutiblemente la lengua de uso y la única de uso oficial en todo el, país, aunque haya una enorme diversidad idiomática. En el país vecino, como en España, también se habla catalán y euskera, y, además, otros como el corso, el bretón, el occitano y el franco-provenzal. Recientemente se trató de implantar la inmersión lingüística en la educación, pero el Tribunal Constitucional la vetó por que la lengua de Francia «es el francés».

Hace medio año, la Asamblea de Córcega trató de implantar el corso como lengua de trabajo en la Asamblea de la isla y un tribunal de la región prohibió su uso por los mismos motivos, ser contrario a la Constitución.

En Portugal, donde está reconocida una segunda lengua además del portugués, el mirandés –que se habla en Miranda de Duero, en la frontera con Zamora– sí se puede estudiar este idioma en los centros educativos, aunque su uso como lengua oficial no está extendido, no ya a la Asamblea de la República, sino incluso la página web del Ayuntamiento de la localidad está en portugués. Esta lengua goza de reconocimiento oficial solamente en la provincia portuguesa de Trás-os-Montes y en la de Alto Douro.

Problemas con el acento escocés

En Italia, donde hay multitud de dialectos, muchos de ellos con unas diferencias respecto al italiano estándar que en España serían reivindicados como idiomas, hay cooficialidad de un par de ellos en sus regiones –sardo y friulano–, pero la inmensa de ellos no tienen reconocimiento oficial y no se emplean en el Parlamento.

En Reino Unido la cosa va más allá. El país está compuesto por cuatro naciones constitutivas: Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte. Y cada una de ellas tiene su propio idioma. En el Parlamento británico, donde, por supuesto se habla en inglés, hay polémica incluso por los acentos. En algunas ocasiones se ha polemizado con el inglés de los escoceses y su pronunciación, diferente de entender incluso para sus compatriotas.

Puigdemont acusa al PSOE de «filibusterismo»

El expresidente de la Generalitat prófugo de la Justicia Carles Puigdemont ha acusado este jueves en Twitter a los miembros del PSOE de ser «maestros del filibusterismo parlamentario» tras haber prorrogado 59 ocasiones durante esta legislatura el debate y la votación de la regulación del uso del catalán en el Senado. Para Puigdemont, el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso es una simple cuestión de «voluntad política», que «hasta ahora nunca ha habido», y ha recordado que «en ningún lugar del reglamento –del Congreso– se dice que exista la obligación de utilizar el castellano, o la prohibición de utilizar otra lengua oficial».