Fundado en 1910

Guillermo Fernández Vara toma una foto con su móvil en su primer pleno en el Senado.EFE.

La incoherencia de Fernández Vara: de anunciar su salida de la política a ser vicepresidente del Senado

El expresidente extremeño llegó a solicitar tras el 28-M el regreso a su plaza de médico forense, pero a las pocas horas dio marcha atrás por el adelanto electoral y ha sido nombrado número tres de la Cámara Alta

Al día siguiente del cara a cara que mantuvieron Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo con vistas a las elecciones generales del 23 de julio, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, criticó que el líder popular propusiese al jefe del Ejecutivo que a nivel nacional gobernase la lista más votada cuando, en paralelo, estaba negociando con Vox una coalición en la región en detrimento del PSOE, que había vencido el 28 de mayo. Lo hizo con rotundidad: «Esa película se llama principios a la carta. La incoherencia y la mentira acabarán pasándoles factura», fueron sus palabras.

Algo más de dos meses después, es el propio dirigente extremeño el que ha dado muestras de una incoherencia como las que no se recuerdan en política. Las elecciones autonómicas arrojaron un empate a veintiocho escaños entre el PP y los socialistas, aunque estos últimos se hicieron con la primera posición gracias a una exigua diferencia de 6.424 papeletas. Sin embargo, la suma de los de Feijóo, con María Guardiola de candidata, y Vox alcanzaba los 33 diputados, justo la mayoría absoluta.

Con esos cálculos sobre la mesa, la misma noche electoral Vara reconoció que había «fracasado», asumiendo que sus vecinos habían optado por que no siguiera «siendo el presidente de la Junta». A renglón seguido, y visiblemente emocionado, anunció su intención de dejar la política y solicitar el reingreso en su plaza como médico forense en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz.

«Un nuevo escenario»

Pero ese nuevo proyecto profesional apenas duró unas horas, tantas como las que transcurrieron entre la rueda de prensa del mandatario autonómico y el adelanto electoral que Sánchez dio a conocer a las 11 de la mañana del día 29 desde las escalinatas del palacio de la Moncloa. Prácticamente al finalizar la declaración institucional, Vara matizó lo dicho el día anterior para indicar que su salida de la vida institucional no se llevaría a cabo «de forma inmediata», algo que fuentes de la formación achacaron a que los comicios implicaban «un nuevo escenario», según recogió la Agencia EFE en su momento.

Y estaban en lo cierto. Tanto que el 30 de mayo el extremeño culminó tres días de continuas piruetas políticas comunicando que sus planes a partir de ese instante pasaban por «intentar gobernar Extremadura», escudándose en que su partido había ganado las elecciones. Con un escenario protagonizado por la continua negativa de Guardiola a que Vox entrase en su Gobierno, presentó su candidatura el 21 de junio pidiendo la abstención. Entre las razones para dar ese paso, Vara arguyó la necesidad de que la región pudiera «tener un Gobierno», reclamando al PP que le dejase liderarlo por ser «la única opción».

Lo que provocó con ese gesto fue que las negociaciones de los populares con la formación de Santiago Abascal se acelerasen bruscamente. Ambos partidos llegaron a un acuerdo en cuestión de días tras la rectificación de Guardiola, garantizándose así la mayoría absoluta y no dejando más opción a Vara que dar, por cuarta vez, marcha atrás y retirar su candidatura para optar a la presidencia el 4 de julio.

Con la coalición de centro-derecha ya en el poder, tampoco quiso retornar a su puesto de funcionario púbico. Así, Sánchez, al igual que hizo con otros barones desbancados de sus presidencias autonómicas como Francina Armengol, Javier Lambán, Concha Andreu o Ximo Puig, le ofreció continuar en política, pero en Madrid. Salvo la balear, que ha sido elegida presidenta del Congreso de los Diputados, el resto de líderes territoriales han sido nombrados senadores por designación autonómica, una potestad que tienen los parlamentos regionales.

Pedro Rollán y Guillermo Fernández Vara conversan en el Senado.EFE.

De hecho, Vara ha sido elegido este jueves vicepresidente segundo de la Cámara Alta, un puesto por el que mensualmente recibirá, según detalla el Senado en su página web, la «asignación idéntica para todos» los parlamentarios de 3.173,83 euros al mes, más la de número tres de la Institución, que asciende a 1.366,77 euros. A todo ello habría que añadirle un complemento por el mismo motivo de 3.097,32 euros. En total, mensualmente ingresará 7.637,92 euros.

De criticar a Sánchez a bendecir a Junts

Esa cantidad es en concepto de retribución, pero fuera de este los miembros del Senado que no pertenezcan a la circunscripción de Madrid también perciben catorce pagas de 2.037,07 para cubrir «los gastos que les origine la Cámara». Además, la totalidad de ellos tienen «una Tarjeta-Taxi con un crédito máximo de 3.000 euros para desplazamientos por la Comunidad de Madrid». En suma, Vara dispone catorce pagas de 9.674,99 euros.

Más allá de las idas y venidas desde el 28 de mayo, el camino realizado por Vara hasta llegar a esa acomodada posición también ha tenido otros ejemplos de contradicciones. Quizás la de más bulto sea la que se refiere a la relación del PSOE con los independentistas. En 2016 criticó abiertamente los intentos de su jefe de filas, Pedro Sánchez, para tejer alianzas con los secesionistas catalanes y vascos a pesar de haber perdido las elecciones generales de 2015 y 2016 con los dos peores resultados de la historia del partido del puño y la rosa.

No solo fue uno de los barones territoriales que más activamente se posicionó e hizo mayor fuerza para echar al secretario general como terminaron haciendo, sino que incluso amenazó con romper el carné y abandonar la organización si Sánchez seguía empeñado en esa hoja de ruta: «Si tú ves que aquello por lo que has luchado toda tu vida, a lo que has dedicado todo tu tiempo, que ha sido intentar sumar, intentar argamasar este país, ahora alguien lo pone en peligro pues evidentemente no sería nuestro modelo», llegó a decir antes de rechazar la formación de un Gobierno gracias al apoyo de quienes «quieren romper la unidad de España».

Por el contrario, el discurso de Vara ante las cesiones de Sánchez a los independentistas es el de escudarse en que la España de hace «treinta años» en la que los votos nacionalistas había ocasiones en que no se necesitaban «ya no existe», a la par que ahora defiende «la política sin exclusiones» con tal de «intentar buscar la prosperidad compartida».