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El jefe del Ejecutivo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-PageEuropa Press

Page guarda silencio tras la oferta del PP para que España no siga en manos de Puigdemont

El presidente de Castilla-La Mancha hace oídos sordos a la petición 'popular' de que ceda los votos de los ocho diputados del PSOE regional a Feijóo para su investidura

Emiliano García-Page suele presentarse como la voz discordante en el PSOE respecto a los pactos de su líder, Pedro Sánchez, con los partidos separatistas. Eso sí, de boquilla. Porque sus palabras, el rechazo que expresa cada vez que se le cuestiona acerca de alguna posible y luego consumada cesión de Sánchez ante el independentismo, no casan luego con sus actos o los hechos de los diputados socialistas de Castilla-La Mancha.

Ninguno de los nueve diputados del PSOE de Castilla-La Mancha, dirigido por Page, su secretario general, votó en contra, por ejemplo, de la derogación del delito de sedición, acompañada de la rebaja de las penas por malversación; a pesar del rechazo retórico del presidente castellanomanchego, «muy contrario» a dicho acuerdo entre el PSOE y ERC. «No es tolerable pactar con los delincuentes su condena», llegó a decir al respecto.

Así se pronunció Page a finales de 2022, cuando se consumó esta cesión de Sánchez al separatismo catalán, y a las puertas de un año electoral en el que el PSOE ha estado a punto de perder la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha en las autonómicas del pasado mes de mayo y ha cedido la victoria al PP en las recientes elecciones generales perdiendo en las cuatro provincias castellanomanchegas.

El PSOE ha perdido un escaño respecto al resultado que logró en noviembre de 2019 en Castilla-La Mancha, pasando de nueve a ocho diputados, a los que el presidente del PP regional, Paco Núñez, aludió el pasado jueves al hilo de las declaraciones de García-Page sobre, en esta ocasión, el posible papel de Junts, el partido de Carlos Puigdemont, a lo largo de una hipotética legislatura con Pedro Sánchez de nuevo al frente del Gobierno.

Desde Pamplona, donde asistió al pleno de investidura de María Chivite como presidenta de Navarra, Emiliano García-Page señaló que «Puigdemont, que es el que tiene el mando a distancia de la legislatura, y desde fuera de España, no puede tener sometido a libertad condicional al Gobierno de España y mucho menos puede ser el que decida». Además, sostuvo que «autodeterminación, se diga en gallego, en vasco, en catalán o en español, no puede haber».

A estas afirmaciones respondía Paco Núñez a través de su perfil en Twitter: «Las pilas del mando a distancia las tienen los diputados socialistas de Castilla-La Mancha, y con su voto pueden hacer que los botones del mando dejen de funcionar. En la investidura tendrán otra oportunidad para pasar de las palabras a los hechos».

Sin embargo, Page guarda silencio ante el reto que le ha lanzado el dirigente popular, en otro intento desde las filas del PP por convencer a los barones del PSOE críticos con Sánchez, en particular al castellanomanchego, de que sean consecuentes con sus críticas; esto es, que las palabras se traduzcan en hechos, en votos, lo que supondría una implosión dentro del PSOE y un giro de guion en el panorama político tan potentes como improbables.

Los síes de Junts, claves para Sánchez

Pedro Sánchez necesita los siete votos afirmativos de Junts, que se unirían a los síes de los socios del PSOE en la legislatura pasada (Sumar [Unidas Podemos], Esquerra, Bildu, PNV y BNG), para lograr su investidura de nuevo como presidente del Gobierno. No le vale la abstención de los de Puigdemont.

No obstante, el popular Alberto Núñez Feijóo, el otro aspirante a la investidura, lo tiene más difícil para alcanzar la Moncloa pese a ganar las elecciones, ya que necesita los síes del PNV, junto con los de Vox, Coalición Canaria y UPN. O los de ocho ovejas descarriadas del PSOE de Castilla-La Mancha, a fin de que el «mando a distancia» de la gobernabilidad de España no esté en manos de Puigdemont.

En cualquier caso, el Rey será quien decida quién ha de presentarse a la investidura tras celebrar entre ayer lunes y hoy martes la ronda de contactos con los partidos. Como viene siendo habitual, ERC, Bildu, Junts y el BNG, cuatro presumibles socios de Sánchez, han declinado acudir al encuentro con Felipe VI.