Todos a una
Los tres ministros jueces se tragan el «sapo» de la amnistía con obediencia a Sánchez
La titular de Justicia, Pilar Llop, lleva prácticamente ausente un mes y medio, eludiendo a la prensa. Y Grande-Marlaska y Robles han asumido como propio el argumentario de la Moncloa
La semana en la que Pedro Sánchez afirmó que no le corresponde a él sino al Tribunal Constitucional interpretar si la amnistía tiene cabida en la Carta Magna, la ministra de Justicia estaba descansando en Villaviciosa, Asturias. Allí incluso se vistió de época para participar en la recreación de la llegada de Carlos V a la localidad, un evento que concita cada año a muchos lugareños y turistas. Pilar Llop formaba parte del séquito que acompañaba a la infanta Leonor de Austria, hermana del emperador.
La titular de Justicia no parecía preocupada por la amnistía que, desde las elecciones generales, vienen demandando con más ahínco Junts y ERC. En realidad, ni ella ni los otros dos ministros que son jueces en excedencia, Fernando-Grande Marlaska y Margarita Robles.
Los silencios y las evasivas de los tres juristas del Gobierno para no contradecir en público el argumentario de la Moncloa sobre la amnistía que diseña Pedro Sánchez son estruendosos. A la titular de Justicia no se le ha oído siquiera una palabra al respecto. Desde principios de agosto y hasta hoy, Llop solo ha tenido dos actos públicos: el 17 de agosto participó en la constitución del Senado, una cámara que presidió antes de ser ministra. Y el lunes 4 de septiembre asistió, junto a la plana mayor del Gobierno, a una conferencia de Sánchez en el Ateneo. Ni en una ocasión ni en otra dijo absolutamente nada.
Su caso es especialmente significativo, puesto que su departamento será el encargado de modelar la proposición de ley con la que Sánchez pretende solventar la amnistía, como primer pago para su investidura. Como reveló El Debate el 26 de agosto, en los planes del presidente en funciones estuvo desde un principio que el borrado del 1-O no pasara por el Consejo de Ministros, sino que se articulara a través de una proposición de ley del grupo parlamentario socialista.
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Llop tendrá que masticar la amnistía de la misma manera que su antecesor, Juan Carlos Campo, tuvo que mascar los indultos en junio de 2021. Cuando el Consejo de Ministros los concedió, Campo defendió por qué los indultos sí pero la amnistía no: «La amnistía no cabe (en el ordenamiento jurídico) porque, además, la amnistía es el olvido. Aquí no hay olvido, aquí hay perdón para construir un futuro mejor, pero no hay olvido. El indulto no olvida. La amnistía no cabe, el referéndum de autodeterminación no cabe».
Hoy Campo es magistrado del Tribunal Constitucional, el órgano que tendrá que validar en última instancia la solución imaginativa del Gobierno. Es de prever que el exministro se inhiba o, de no hacerlo, sea recusado cuando llegue ese momento.
Grande-Marlaska también tiene hemeroteca. El ministro del Interior y juez en excedencia de la Audiencia Nacional afirmaba categórico en noviembre de 2019: «La amnistía no está reconocida en nuestro ordenamiento jurídico (…). Ley y diálogo».
Este martes, Grande-Marlaska no quiso repetir aquello en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, sino que se limitó a seguir a pies juntillas el libro de estilo del Ejecutivo. «Las medidas que se adoptan por el Gobierno siempre van encauzadas por un concepto: dentro del marco constitucional y dentro de lo que la Constitución permite, como es absolutamente lógico. Eso es lo que nos conduce, lo que nos determina y lo que provoca que estudiemos todos los alcances y con un objetivo concreto y claro: garantizar la convivencia en nuestra sociedad, en nuestro país. Vuelvo a decir: no se puede alcanzar la convivencia fuera del marco constitucional», aseguró.
Cuando los periodistas insistieron en conocer su opinión como jurista sobre el encaje de la amnistía en la Constitución, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, sacó a Grande-Marlaska del atolladero y zanjó: «El debate jurídico lo podemos dejar después para el corrillo» (el corrillo es, en el argot periodístico, una conversación informal y generalmente no publicable con el protagonista).
La respuesta del ministro del Interior bien podría haberla firmado Margarita Robles, porque estos días la ministra de Defensa ha utilizado circunloquios parecidos en sus apariciones en medios de comunicación. En RNE sostuvo a finales de agosto: «La realidad social hoy en día no es la misma que la de hace más de 40 años, cuando la Constitución se puso en marcha. La Constitución nos permite un amplio espectro de posibilidades, siempre teniendo en cuenta la realidad social. Con la tranquilidad que nos da tener una Constitución que es nuestra garantía, pero que al mismo tiempo permite hacer las interpretaciones necesarias para que la vida de los ciudadanos se pueda desarrollar con arreglo a los principios básicos, yo estoy convencida de que todas aquellas opciones que se vayan a barajar, y que tengan un acomodo constitucional que, insisto, nuestra Constitución permite una gama muy amplia de posibilidades, pues pueden ser objeto de diálogo, de negociación, como siempre».