Qué dijo y qué no Aznar ante las acusaciones de «golpismo» del Gobierno
El expresidente del Gobierno José María Aznar realizó el pasado martes 12 de septiembre –en la inauguración del campus de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) 2023– un duro discurso contra el actual Ejecutivo por negociar con el líder de Junts y fugado de la justicia española, Carles Puigdemont. Tras ello, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, tachó las palabras del exlíder del PP de «golpistas». «¿Qué sería lo siguiente?, ¿la llamada a un alzamiento? Espero la reacción inmediata del señor Feijóo corrigiendo estos comportamientos del señor Aznar», agregó Rodríguez.
Además, la ministra portavoz subrayó que «resulta de una absoluta gravedad que un expresidente del Gobierno haga este tipo de declaraciones, que se parecen más a comportamientos antidemocráticos y golpistas que a los propios de un expresidente. Que son desde luego incompatibles con los valores democráticos y constitucionales de nuestro país».
Sin embargo, Aznar se limitó a dar su visión acerca de la actual situación política, y en ningún momento ejecutó un alegato a favor de la insurrección. El expresidente manifestó que «es preciso activar todas esas energías –que en el marco de una contienda democrática y de afirmación del Estado de derecho– tienen que plantar cara con toda la determinación a un plan que quiere acabar con la Constitución, porque la Constitución es vista como un obstáculo para materializar su ambición de poder por esa izquierda irresponsable e insolidaria que reniega de la ciudadanía democrática libre e igual».
No hay ningún Estado, cuyos dirigentes no hayan perdido literalmente la cabeza, que acepte ni siquiera como hipótesis una amnistíaExpresidente del Gobierno
«No será la primera vez que la fortaleza de la sociedad española se pone a prueba. La involución, el terrorismo, la sedición; han querido frustrar nuestra voluntad de convivencia. Pues bien, hay que decir de nuevo '¡basta ya!'. España no puede volver –y no va a volver– a un sistema basado en la exclusión, en el sectarismo, ni en la destrucción programada de la nación», comentó a reglón seguido el expresidente del Gobierno.
Apuntó al PSOE
Lo que sí hizo Aznar es culpar a los socialistas de «destruir» la democracia y la Carta Magna por sus pactos con los independentistas catalanes: «lo que está en marcha es una operación de desmantelamiento de la Constitución, de destrucción de su legitimidad, y, en definitiva, de reversión de una gran historia de éxito. Los sucesivos Gobiernos que han resultado de la alianza entre la izquierda y el secesionismo han dilapidado el capital político del consenso constitucional hasta sencillamente agotarlo».
«La entrega del socialismo al secesionismo a cambio de mantener el poder es, por sí solo, el hecho más destructivo que hemos padecido en la política democrática y es un ataque cotidiano contra la Constitución. Porque el secesionismo motorizado por el Partido Socialista, sea lo que sea hoy este partido, cree haber encontrado su momento; aquel que marca el punto de no retorno hacia la destrucción de la Constitución», añadió el también presidente de FAES.
De igual manera, acerca del PSOE y del Ejecutivo de Pedro Sánchez, Aznar dictaminó que «todavía hay quiénes no paran de frivolizar, diciendo, por ejemplo, que esto es un ejercicio sin coste. Nada más perverso que esta falsa normalidad con que se quiere hacer pasar un proceso de autodestrucción nacional. Porque debemos tener la idea clara de que el peligro no viene de fuera. Está inducido por una fuerza política: que es el Partido Socialista, que se ha convertido en el desencadenante de un síndrome en el que los que tienen que defender la Constitución, desde el Gobierno, se han convertido en sus principales atacantes».
Respecto a las negociaciones del Ejecutivo con Puigdemont, el expresidente del Gobierno relató que «no hay ningún Estado, cuyos dirigentes no hayan perdido literalmente la cabeza, que acepte ni siquiera como hipótesis una amnistía; que además de otorgar impunidad, convierte en legítima una gravísima intentona sediciosa contra la integridad constitucional, y que además es una invitación a volver a hacerlo. Ningún Estado que se pueda mirar directamente entre el concierto de las democracias en el que se hable de la autodeterminación existe en el mundo, para aceptar una autodeterminación explícita o camuflada como contrapartida para formar un Gobierno».
«Y no hay tampoco un Estado que no avergüence a sus ciudadanos en el que se conceda carta de naturaleza a un prófugo de la justicia y se acepte que un eventual gobierno dependa de la voluntad de un golpista», zanjó Aznar con elocuencia.