Los pactos de Sánchez
Aznar alerta de que España «está en riesgo existencial»
El expresidente del Gobierno advierte de que la amnistía o un referéndum encubierto no solo sirven para «limpiar a los golpistas» sino para «acabar con las raíces del sistema constitucional español» y «destruir a todo aquel que disienta»
El expresidente del Gobierno José María Aznar ha alertado este jueves de que lo que trasciende tras los pactos del actual líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, con los partidos independentistas va más allá de la amnistía o una suerte de referéndum de independencia camuflado entre eufemismos, sino que lo que está en realidad en juego es la propia supervivencia de la Nación española y del régimen democrático que la sustenta.
El exdirigente 'popular' ha asegurado durante una entrevista con Carlos Herrera en la cadena Cope que «el país está en riesgo existencial» y que «Sánchez no es cautivo de los separatistas, es cómplice, porque ha elegido a sus socios» de Gobierno.
«La gobernabilidad de España se ha puesto en manos de los separatistas, de quienes quieren acabar con la Nación española y en manos de un prófugo de la Justicia», ha añadido, en referencia al expresidente catalán Carles Puigdemont, con quien recientemente se reunía la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz.
El impulsor de FAES se ha referido a los dos elementos que están encima de la mesa de negociación entre PSOE y Sumar en su intento por reeditar un Gobierno de coalición, la amnistía y el referéndum de autodeterminación, como «destructivos» y ha ido más allá al considerar que lo que se busca es «no solo limpiar a golpistas», sino «acabar con las raíces del sistema constitucional español».
Si le llaman, irá al «gran acto» del PP
«La amnistía es un acto en contra de la Transición española, de la Constitución Española y de los cimientos de la democracia española», ha abundado Aznar, quien cree que a las votaciones sobre la independencia de Cataluña «no lo llamarán consultas de autodeterminación; lo llamarán consultas democráticas».
Quien encabezara el Ejecutivo entre 1996 y 2004 ha negado que él haya tenido algo que ver con el «gran acto» convocado por el Partido Popular para finales de este mes, alegando que su partido «toma sus propias decisiones» y que esa «estaba hecha de hace tiempo», pero ha apuntado a que si el PP le llama para pedirle que vaya, «por supuesto» que irá. También ha descartado la posibilidad de que se repitan las elecciones generales, a tenor de la naturaleza del actual Gobierno en funciones, quienes «puestos en una operación de poder» están «dispuestos a pagar cualquier precio por seguir» en él.
No queremos una España enfrentada, de vencedores y vencidos, excluyente, sectaria…queremos una España que conviva y que sepa convivir y en la que evidentemente se cumpla la LeyExpresidente del Gobierno
Aznar ha afirmado que «hay una mayoría de españoles que quieren que nuestra Nación continúe», entre la que él se incluye. «No queremos una España enfrentada, de vencedores y vencidos, excluyente, sectaria…queremos una España que conviva y que sepa convivir y en la que evidentemente se cumpla la Ley», una España, ha apuntalado, «de ciudadanos libres e iguales».
Un país muy distinto al que contempla, en su opinión su sucesor en la Moncloa, de quien considera que piensa que todos lo que no comulgan con sus ideas «son fascistas». Sobre la creciente oposición interna dentro de las filas socialistas a los planes de su secretario general, Aznar ha indicado que él no ha «dicho nada que no hayan dicho otros dirigentes socialistas, con los que coincido plenamente» en la idea de que una reedición del Gobierno Frankenstein sería «a costa de la unidad de la Nación española» y dentro de un «proceso de deconstrucción» de la misma.
Un Ejecutivo, además, del que ha descartado que fuera débil, ya que «su objetivo es estable». «El único objetivo de esa coalición es pagar el precio» que han fijado los independentistas, ha agregado, dentro de una dinámica de «destruir a todo aquel que disienta».
Por último, ha negado categóricamente que sus palabras de esta semana sean «golpistas», como se le ha criticado desde el Gobierno y después han replicado partidos separatistas como ERC y Bildu. «¿Qué talla moral, qué talla ética? ¿Cómo se puede calificar a personas que sabiendo que no se ha utilizado una palabra, que no se ha incitado a eso –a una rebelión–, utilizan una palabra que saben que no se ha dicho? No voy a perder ni un minuto a que se desvíe la atención», ha zanjado.