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Vista de la manifestación convocada en 2017 por la entidad Societat Civil CatalanaEFE

8 de octubre 2023 y Societat Civil Catalana

Permanezcan atentos a la pantalla porque cualquier gesto que próximamente, por liviano que sea, atente contra la destrucción de España, le va a estallar encima a quien lo impulse

Por fin. Ha llegado el momento de que con autoridad y sin titubeos Societat Civil Catalana aparezca en el escenario de gran dimensión pública convocando a la ciudadanía a manifestar alto y claro No en mi nombre, ni amnistía ni autodeterminación, además en la ciudad de Barcelona, donde el asalto y acoso de golpistas es constante y provoca el agotador sufrimiento de todos aquellos ciudadanos españoles de Cataluña que deben soportar insultos y cuando no marginación social e institucional.

El PSC, que como sabemos tiene un pie en cada lado del charco, se desmarca cobardemente no fuera que el barro le salpicara lo cual es mayor motivo de admiración hacia la presidencia y junta directiva de SCC.

Claro que sabemos que el grave problema lo tenemos en España entera en donde el nivel de cocción de la protesta masiva se va acercando al punto de explosión y que nadie dude que todo se andará, las plataformas de la sociedad civil estamos recibiendo numerosos mensajes de ánimo y demanda de acción, pero debemos ser prudentes, muy prudentes, apareciendo cuando corresponda y no cuando la calentura o el miedo provoque impulsos estériles.

Táchenme de soberbio, pero José María Aznar cuando ha hecho un llamamiento a la movilización, lo ha hecho porque es conocedor de lo que se está cociendo en la sociedad civil, haciendo él un llamamiento de apoyo y transmisión pública de la iniciativa que ya está desencadenada. La efervescencia y el clima de la opinión pública aunque no se manifieste de puertas hacia fuera porque nos han robado o comprado los lugares donde tener eco, se respira hacia el interior y se cuece a fuego lento como la pesada atmósfera que precede a la tormenta y al cambio de presión, y eso lo ha constatado claramente el expresidente Aznar.

Permanezcan pues atentos a la pantalla porque cualquier gesto que próximamente, por liviano que sea, atente contra la destrucción de España, le va a estallar encima a quién lo impulse.

Miles de personas se concentran en el Paseo de Gracia de BarcelonaEFE

Ha hecho bien Societat Civil Catalana en iniciar unos acontecimientos que no solo son imprescindibles, sino que invitan a la ciudadanía a no tener miedo, a perder la sensación de soledad y a tener la certeza de la razón situándose en el lado correcto de la historia.

Uno de los grandes éxitos de las manifestaciones de SCC el año 2017 no fue solo que millones de personas salieran a la calle pacíficamente enarbolando las banderas de su tierra y su país, sino que simple y llanamente se liberaron del temor de salir a unas calles que eran territorio enemigo y parecían perdidas. No. Allí vieron que las calles, la ciudad y su tierra eran de todos, también suyas, y por ello se vertieron entonces tantas lágrimas de alegría y emoción. Fue por tanto un homenaje a la libertad.

La izquierda radical y la izquierda hoy sumisa y cobarde, que no siempre es la misma, ha conseguido que el relato de su supuesta razón imponga el silencio y el miedo a la libertad y todo ello les va a rebotar en la cara como el punch de boxeo porque la libertad es un valor básico e inmune, es la esencia del ser humano y siempre llevará aparejada la bandera del triunfo. No hay libertad sin vida y no hay vida sin libertad pues lo demás es la nada, el vacío, el oscuro espacio exterior.

Cualquiera puede observar qué doctrina política gobierna en los países del mundo en relación con el grado de libertad que disfrutan o sufren los ciudadanos de ese país y se tarda muy poco en que aparezcan los nombres de Venezuela, Cuba, China, Corea del Norte o Nigeria, y en ese momento deben equipararse sus regímenes con el grado de libertad de sus ciudadanos. El resultado de la ecuación es cero. Y como en matemáticas todo resultado debe comprobarse para ratificar su certeza nos podemos preguntar el grado de libertad que disfruta Occidente, Escandinavia, Norteamérica o Australia en comparación con sus regímenes políticos y demostraremos claramente el grado de libertad cero bajo gobiernos paracomunistas y comunistas sin que sean ni siquiera mencionables los grupos separatistas, antisistema o filoterroristas.

España camina en estos momentos muy al borde del precipicio y hay fuerzas poderosas que nos empujan al vacío pero los españoles debemos caminar sobre el firme y seguro suelo de la libertad y de la convivencia, y si así lo hacemos no habrá más que asistir a la caída de esas fuerzas totalitarias del mal en su dramático descenso al vacío alejándose con un grito agónico de nosotros.

Reitero mi satisfacción por la valiente apuesta una vez más de Societat Civil Catalana adhiriéndonos la plataforma Foro España Cívica y sus asociaciones unidas con toda rotundidad el 8 de octubre , y por mi parte allí estaré donde se me designe.