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Manifestación por la Diada en BarcelonaEFE

El catalán no pasará la primera prueba para ser idioma oficial en la UE ni aunque Sánchez lo pague

La exigencia de Puigdemont para apoyar la investidura socialista no será aprobada este martes por los Estados miembros, pero el debate seguirá

El Gobierno español tiene este martes una difícil papeleta en Bruselas. El Consejo de Asuntos Generales se reúne para tratar la solicitud de incluir como idiomas oficiales de la UE el catalán, el euskera y el gallego, pero la mitad de los Estados muestran recelos ante el tema y algunos de ellos piensan vetar la moción. Conseguir vender un fracaso como una batalla que no está perdida del todo es una empresa complicada para Moncloa, aunque el Gobierno en funciones no tiene previsto cesar en su empeño.

Salvo sorpresa de última hora –y cambio de postura de muchos países–, los Estados le mostrarán a la delegación española las razones de su rechazo. Incluir el catalán, el euskera y el gallego como oficiales en la UE haría que muchas otras lenguas trataran de hacer lo mismo, algo por lo que no están dispuestos a pasar muchos Estados. Por solucionar una papeleta al Gobierno español no van a cargar con consecuencias a nivel interno.

Ese es el principal argumento de los Estados que están en contra. La carga presupuestaria que conllevaría utilizar tres lenguas más tampoco agrada dentro de los 27, pero el hecho de que Sánchez haya insistido en que sería España la que pagaría los costes ha suavizado las posturas de algunos países en ese aspecto, según ha podido saber este periódico. Aún así, los hay que tampoco están de acuerdo con que lo asuma un solo Estado, ya que Europa se basa en la unidad y no en que cada uno pague lo que le interese.

Para poder aprobarlo, España necesitaría el apoyo unánime de los 27 Estados, algo que ahora mismo está lejos de ocurrir. Para modificar el reglamento hace falta el sí de todos los países y por ese motivo no se votará nada este martes durante el Consejo de Asuntos Generales. Los diplomáticos españoles tienen aún un largo camino por delante para convencer a todos si el Gobierno se quiere salir con la suya e incluir el catalán, el euskera y el gallego.

Fuentes europeas señalan a este periódico que la propuesta española se tomará como cualquier otra en el Consejo Europeo y que se trabajará en ella como con el resto, es decir, que se tratará de llegar a un acuerdo de alguna manera.

Lo que pretende España consiste en modificar el artículo 55.1 del Tratado de la UE, que dice lo siguiente: «el presente Tratado, redactado en un ejemplar único, en lenguas alemana, búlgara, checa, croata, danesa, eslovaca, eslovena, española, estonia, finesa, francesa, griega, húngara, inglesa, irlandesa, italiana, letona, lituana, maltesa, neerlandesa, polaca, portuguesa, rumana y sueca, cuyos textos en cada una de estas lenguas son igualmente auténticos, será depositado en los archivos del Gobierno de la República Italiana, que remitirá una copia autenticada a cada uno de los Gobiernos de los restantes Estados signatarios». Lo que pretende España es añadir a esas 24 lenguas las tres cooficiales.

En dicho apartado, habría que especificar también que el coste que suponga incorporar el catalán, el euskera y el gallego lo pagará el Estado español, porque hasta ahora todo iba con cargo a los presupuestos generales de la Unión. En cualquier caso, será muy difícil –casi imposible– que este martes se realicen esas modificaciones, lo que no quiere decir que no ocurra en un futuro. Para ello, España tendrá que convencer a todos y cada uno de los países que han mostrado su disconformidad.