El declive del PNV, convertido en el «pagafantas» de Sánchez
El partido de Ortuzar ha pasado de ser el «niño mimado» de la política española al último en la lista de prioridades del presidente, que da por descontados sus cinco votos para la investidura
El ministro de Asuntos Exteriores tiró al PNV del guindo a empujones este martes. José Manuel Albares compareció ante la prensa desde Bruselas y anunció que el Gobierno de España «priorizará» la batalla por el reconocimiento del catalán como lengua oficial de la UE, a costa de sacrificar el euskera y el gallego.
En el PNV se llevaron las manos a la cabeza. Pedro Sánchez les prometió que su Ejecutivo daría la batalla por las tres lenguas propias en Europa, incluso poniendo de su bolsillo -el del Estado- el coste de las traducciones. Pero a las primeras de cambio ha dejado a dos de ellas en la cuneta.
El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, se declaró «decepcionado» y «sorprendido». Y el consejero vasco de Seguridad, Josu Erkoreka, señaló que no hay «justificación objetiva y razonable» para poner el catalán por delante del euskera.
El partido que preside Andoni Ortuzar, acostumbrado a ser el niño mimado de la política española por su capacidad para ser determinante en la gobernabilidad (como en la moción de censura contra Mariano Rajoy), lo es cada vez menos. Y cada vez son más y más seguidos los ataques de cuernos que sufre, ya sea con Bildu o con el independentismo catalán.
Los de Ortuzar tienen la impresión de que Sánchez les está perdiendo el respeto porque da por descontado su apoyo. No es descabellado llegar a esa conclusión porque, el día después de las elecciones, la dirección del PNV decidió cerrar la puerta a cualquier negociación con Alberto Núñez Feijóo. Aquel 24 de julio el propio Ortuzar telefoneó al presidente del PP para decirle que no contara con el PNV para nada. Y así se lo trasladó también a la prensa.
La premura del PNV en echarse en brazos de Sánchez huyendo de Vox -eso argumentó la formación- llamó la atención. Máxime teniendo en cuenta que, cuando el presidente del Gobierno convocó elecciones, Ortuzar declaró airado: «Hemos sido su socio más leal y estable; más incluso que sus socios de coalición (…). Pero tenemos la sensación de que somos kleenex para él, nos usa y nos tira, y luego vuelve a coger otro kleenex. Esa forma es muy poco edificante».
Sin margen de maniobra
La negativa del PNV a explorar la vía del PP por miedo a ser castigado por ello en las elecciones vascas de 2024 ha restado a los de Ortuzar todo margen de maniobra en la negociación con Sánchez. Puesto que este último cuenta sí o sí con los cinco votos peneuvistas. Por más que este miércoles el lendakari, Íñigo Urkullu, señalara en una entrevista en Telebilbao que «hoy por hoy» el apoyo del PNV a la investidura del candidato socialista no está garantizado.
Ortuzar lleva desde el 23 de julio esperando noticias del PSOE. De momento lo único que consiguió fue una llamada a mediados de agosto. Por interés, claro: entonces los socialistas necesitaban el voto del PNV para arrebatar la Presidencia de la Mesa del Congreso al PP y que recayera en Francina Armengol, como así fue.
En el PNV saben que, mientras el PSOE les da largas, los socialistas están negociando con Junts y ERC
Desde entonces, nada. Solo largas, según reconoció el presidente del PNV el lunes. Los socialistas pretextan que ahora es el tiempo de Feijóo y que moverán ficha cuando Sánchez reciba el encargo del Rey. Sin embargo, los de Ortuzar no son ingenuos: saben de sobra que mientras a ellos les trasladan ese mensaje, con Junts y ERC sí hay una negociación en marcha desde agosto. De hecho, Oriol Junqueras reveló el martes a las puertas del Congreso que ya pactaron la amnistía con Sánchez el mes pasado.
Hasta tal punto llega la desinformación del PNV que, el pasado viernes, Ortuzar viajó a Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont. A ver si así obtenía información de primera mano sobre lo que se está cocinando en los fogones de la investidura del candidato socialista. También fue un intento de pedir vela en esta negociación el artículo que Urkullu escribió en El País el 31 de agosto, en el que proponía una convención constitucional para reinterpretar la Carta Magna.
Entre tanto, el PP ha seguido tentando al PNV, tratando de convencer a los jetzales de que con Feijóo tendrán más peso que con Sánchez. Aitor Esteban reveló el lunes, tras entrevistarse con Cuca Gamarra en el Congreso, que los presidentes de ambos partidos se vieron el pasado 7 de septiembre. Y que volvieron a hablar por teléfono la semana pasada. Pero la respuesta de los de Ortuzar siempre ha sido la misma.
«No hemos entrado a hablar de contenidos concretos en ningún momento. Tampoco en otras reuniones que haya podido haber. Y llamadas ha habido muchísimas de mucha gente, claro, pero es que eso es normal. Ellos insisten, están en su derecho y tienen toda la legitimidad y les entiendo. Pero nosotros hemos sido muy claros desde el principio y no nos hemos movido», afirmó Esteban en alusión al PP.
En un momento de debilidad, el PNV celebrará este domingo el Alderdi Eguna, el día del partido, con un ojo puesto en Madrid y otro en los comicios del próximo año. Así lo reconoció su secretaria general, Mireia Zarate, durante su presentación: «Vivimos tiempos políticos muy importantes y, a la vez, muy complicados …). En el horizonte próximo tenemos, además de las negociaciones para el Gobierno de Madrid, un final de legislatura que desembocará en unas elecciones vascas en primavera. Van a estar en juego muchas y relevantes cosas para el futuro de Euskadi y el bienestar de la sociedad vasca. Y para que el resultado sea bueno, hace falta un PNV unido, fuerte y bien ubicado en la escena política vasca, estatal y europea», aseguró.