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La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda DíazEduardo Parra / Europa Press

¿Sumar?

La coalición de Díaz llega rota a su cónclave por sus constantes desprecios a IU y Podemos

Garzón, hasta ahora callado respecto al poco peso de su partido dentro de Sumar, se une a Podemos en sus críticas contra la vicepresidenta a escasas horas del acto en el que la coalición cristalizará a nivel orgánico

La coalición electoral encabezada por Yolanda Díaz celebra este sábado en Madrid un encuentro con el que pretende «actualizar su ideario político» y abordar su cristalización a nivel orgánico. Si estos objetivos ya son difíciles de alcanzar, toda vez que entre la quincena de partidos que integran su plataforma los hay de todo pelaje –desde nacionalistas a ecologistas, pasando, lógicamente, por neocomunistas– las cosas se complican aún más por lo sucedido durante estos primeros meses de vida de la plataforma, en los que han saltado chispas a cuentas del reparto de poder.

Y es que este asunto ha sido la piedra angular de los problemas internos de Sumar desde el primer momento. Ya de cara a la confección de las listas electorales Podemos pedía unas primarias con las que obtener puestos de relevancia en las papeletas que les garantizaran representación parlamentaria. Lejos de pasar por el aro, la también ministra de Trabajo impuso un veto a dos de los pesos pesados de la formación 'morada': el secretario de Organización, Pablo Echenique, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien además es pareja de Pablo Iglesias, a la sazón quien designó digitalmente a Díaz como sucesora al frente del ala podemita del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez.

El ninguneo de la líder de Sumar hacia las dos formaciones que conformaban Unidas Podemos continuó tras los comicios del 23-J sin prisa pero sin pausa. Una vez realizado el conteo de los votos, Díaz dejó sin portavocías en el Congreso de los Diputados a Izquierda Unida, a Podemos y también al Más País de Íñigo Errejón, otro de los referentes de la izquierda a la siniestra del PSOE, quitándole peso, así, a otro de sus potenciales rivales dentro de ese espacio ideológico. Tras este movimiento, muy criticado por los perjudicados, llegó el turno de configurar la dirección política de Sumar y, en este caso, la dirigente gallega tampoco fue menos beligerante contra sus socios.

Díaz no solo viró su estrategia, sino que incidió en ella con un objetivo claro: invisibilizar a los principales partidos que integran Sumar. Así a Movimiento Sumar, el partido recién creado que vertebra la coalición, le dio tres miembros, todos ellos con capacidad de voto. De la misma manera, a Podemos, a priori la formación más fuerte, y a IU les dio solamente uno a cada uno, situándolos al mismo nivel que a partidos con muchísimos menos peso, tales como Més per Mallorca, la Chunta, Más País-Más Madrid, Compromís o En Comú Podem.

Estas medidas hicieron poner el gritó en el cielo a Podemos, que no había dejado de presionar públicamente a Díaz ya desde antes de la elaboración de las papeletas para los comicios generales. Incluso Iglesias, aprovechando sus renovados altavoces mediáticos, puso toda la carne en el asador para que Díaz sintiese su aliento en la nuca y permitiese que la madre de sus hijos siguiera teniendo un papel relevante en la nueva criatura política de la izquierda radical, aunque sin éxito. Desde IU, mientras tanto, apenas infringieron unos pellizquitos de monja y su líder, Alberto Garzón, hacía mutis por el foro cuando la prensa le preguntaba por estos ninguneos. Hasta ahora.

Los reproches del ministro de Consumo

El ministro de Consumo se ha pronunciado finalmente este viernes vía informe político en el que ha puesto encima de la mesa todas sus demandas. Ha pedido «mecanismos democráticos» –llámense primarias– para ejercer la toma de decisiones de forma «estable» y que todos los partidos de la coalición «se sientan cómodos y representados». También critica varias de las decisiones tomadas por Sumar, como la de las citadas portavocías, que se «designaron sin diálogo» y «de forma unilateral», por lo que pide un modelo rotatorio que se ajuste a la «realidad plural» del grupo parlamentario.

Garzón pide, asimismo, que se consolide cuanto antes un «proyecto sólido» a nivel organizativo, para lo cual, a su juicio, haría falta constituir de forma «inmediata» una comisión coordinadora para «gestionar correctamente la coyuntura política, la negociación del Gobierno de coalición y otras decisiones importantes». Eso sí, el dirigente comunista descarta como fórmula la constitución de un partido único bajo el nombre de Sumar en el que se integren todas las formaciones y apuesta por un modelo federativo en el que IU mantenga su autonomía.

Toda una serie de reclamaciones que se unen a las realizadas hace ahora una semana por Podemos y que propician, en definitiva, que Sumar llegue espiritualmente rota al encuentro de este sábado en Madrid, en el que Díaz deberá demostrar que, como el propio nombre del acto indica, Sumar es «Un proyecto útil para un país mejor».