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Alberto Núñez Feijóó, durante su discursoEFE

Muy aplaudido

Feijóo se reivindica como la antítesis de Sánchez con un discurso de Estado rotundo pero conciliador

El candidato del PP carga duramente contra la amnistía, reitera los seis pactos que ofreció al presidente y termina con una apelación a Junts, el PNV y al propio PSOE

No es habitual que un candidato a la investidura empiece su discurso diciendo qué no hará para ser presidente, en lugar de qué hará cuando lo sea, o qué haría si lo fuera. Y eso mismo hizo Albert Núñez Feijóo al comienzo de su discurso de este martes, mirando a la cara a un hierático Pedro Sánchez.

El líder de los populares repitió por dos veces que jamás defenderá la amnistía como fórmula para superar el problema catalán, y mucho menos reconocerá el derecho a decidir de una parte de Cataluña sobre el resto, con tal de ser investido presidente. «No voy a defender eso porque tengo principios y palabra», señaló.

Feijóo quiso dejar claro que él y Sánchez no son iguales. «Puigdemont quiere un presidente aliado en su empeño. Personal y partidista. Y le da igual si ese presidente es del PP o del PSOE. A los dos nos ha ofrecido exactamente lo mismo. La única diferencia, por tanto, solo puede radicar en la integridad de los dos candidatos posibles que pueden responderle», señaló. «Es así, señorías, tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno».

Frente a las cesiones de Sánchez, pasadas, presentes y futuras, el candidato del PP apostó por reformar el Código Penal para incorporar un delito de deslealtad constitucional, así como endurecer de nuevo el de malversación. En la tribuna observaban, y escuchaban, su mujer y casi la totalidad de presidentes regionales del PP, como también el alcalde de Madrid. Sin poder aplaudir -en la tribuna no se puede- pero asintiendo con la cabeza. Sobre todo, Isabel Díaz Ayuso.

Los presidentes regionales del PP, en la tribunaEFE

Toda la primera parte de su discurso giró en torno a la amnistía, un «ataque directo a valores democráticos esenciales». Que supondría, además de romper el principio de igualdad, desautorizar al mismísimo jefe del Estado y su discurso del 3 de octubre de 2017. «Quedaría también discutida la intervención del Rey en 2017», alertó.

Frente a eso, Feijóo se erigió como alternativa y pidió el apoyo para un Gobierno en solitario. En este sentido agradeció a Vox su «respaldo responsable y generoso». «Porque con todas nuestras discrepancias, y pese a ser la tercera fuerza electoral del país, no lo han condicionado a su presencia en el Gobierno», añadió.

«En lo que de mí dependa, España será siempre una nación de ciudadanos libres e iguales. Jamás apoyaré que un español de una ideología tenga más derechos que otro. Yo, no», insistió. «Señorías, no he venido aquí a engañar a nadie. Ni a los españoles que confiaron en mí. Ni a ninguno de los partidos con los que llegue a acuerdo hoy o en el futuro. La política no puede normalizar el engaño sistemático. Debemos recuperar el valor que tiene la palabra dad y también el valor de las palabras», pidió.

La defensa de la igualdad fue una de las vigas maestras de su discurso, como adelantó El Debate. Feijóo habló de la igualdad de oportunidades, entre hombres y mujeres, intergeneracional, de acceso a la sanidad, en educación, lingüística y de acceso a los servicios públicos. «Todo esto ocurre en España. Esto sí que son injusticias. Me pregunto cuál de ellas solucionaríamos hablando de amnistía y autodeterminación», continuó.

El presidente del PP reiteró a Sánchez los seis pactos de Estado que ya le ofreció en la reunión que ambos mantuvieron el 30 de agosto. Institucional, por la economía, por las familias, por el Estado del Bienestar, del agua y un pacto territorial.

En lo que se refiere al institucional, ofreció a Sánchez aprobar la renovación del Consejo General del Poder Judicial a la vez que se registra en el Congreso una ley de reforma del modelo de elección. Y se comprometió a abrir una comisión de investigación en la Cámara Baja acerca del cambio de postura sobre el Sáhara Occidental.

Respecto al pacto económico, apostó por reducir el IRPF a las rentas de hasta 40.000 euros y mantener las medidas contra la inflación vigentes. También, seguir subiendo el salario mínimo interprofesional hasta que llegue al 60 % del salario medio. Un anuncio que provocó las risas de Sánchez y, sobre todo, de Yolanda Díaz.

En el ámbito de las familias, Feijóo propuso destinar 6.000 millones de euros más para ayudar a las familias numerosas, monoparentales y vulnerables. Así como mejoras para la conciliación, incluido una semana laboral flexible.

En educación, el candidato a la investidura se comprometió a impulsar una ley educativa pactada, para que no sea derogada por el gobierno siguiente. Además, a acometer un plan para renovar los centros educativos, con una edad media de 45 años. Y reafirmó su compromiso con la educación especial.

Por último, Feijóo se dirigió al PNV y Junts. De entrada, les preguntó directamente cómo pueden estar seguros de que Sánchez no les engañará a ellos también. «¿Qué les hace pensar que todo lo que hoy se usa para satisfacer sus exigencias no se utilizará contra ustedes cuando ya no les necesiten? Háganme caso. Un Estado garantista es mejor hasta para ustedes», señaló.

También, al PSOE. «Resulta lamentable que el PSOE haya llegado a todo esto. Y que lo haga además sobrepasando barreras antes infranqueables. Como acusar de golpismo a todo el que se salga de la supuesta línea oficial. O arrinconando e incluso purgando socialistas discrepantes por simplemente recordar lo que hace dos meses decían todos».

Y coronó su discurso afirmando que él se debe a España. «Los ciudadanos votaron y en las manos de sus señorías estará después si soy presidente. En la mías está hacer aquello con lo que me comprometí. Desde el gobierno o desde la oposición, lo haré. Yo sí. Sé para lo que me han votado el 23 de julio. Sé para lo que estoy aquí hoy. Y se cuál es mi deber. Con su no y con su sí: Es España. Es el bienestar. Es la igualdad. Es la libertad. Y es la dignidad de los españoles».