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Pedro Sánchez durante su comparecencia en la Moncloa, tras ser designado por el ReyBorja Puig de la Bellacasa/ Moncloa

Su negociación más difícil

Sánchez busca en el filo de la Constitución un acuerdo que le dé la investidura y media legislatura

El candidato del PSOE marca el perímetro en una comparecencia tras el encargo del Rey: amnistía sí, referéndum no. Quiere guardarse esa carta para más adelante. Su equipo cree que lo conseguirá

Una hora antes de que Pedro Sánchez llegara a la Zarzuela este martes para reunirse con el Rey, el negociador en jefe de Carles Puigdemont, Jordi Turull, colgó un mensaje en la red X con motivo del aniversario del discurso de Felipe VI aquel 3 de octubre de 2017. En él, el también secretario general de Junts decía: «Persistamos, mantengamos la determinación, centrémonos en la solución y podremos culminar lo que decidimos el 1-O», en alusión a la independencia.

Ése y no otro sigue siendo el objetivo de Junts y también de ERC. Y ésa será la bomba de acción retardada con la que tendrá que convivir Pedro Sánchez el resto de la legislatura, si es que Carles Puigdemont permite su investidura. Siempre pendiente de si el secesionismo activa o no una vía unilateral a la que sus principales dirigentes se han negado estos días a renunciar. Incluido Oriol Junqueras, que en teoría representa la facción más pragmática.

Tras su designación como candidato a la investidura por el Rey, Sánchez se dispone a emprender la negociación más intrincada de su carrera política, llena de zonas oscuras, pendientes, callejones y en el mismo filo de la Constitución. Y, atendiendo a las palabras de Alberto Núñez Feijóo, llena de «muchas mentiras», como auguró ayer el líder del PP.

El equipo de Sánchez cree que Puigdemont acabará pactando, pero que necesita tiempo

«No es una negociación nada fácil, es compleja», reconoció Sánchez. Aunque el equipo del presidente en funciones cree, o al menos quiere creer, que Puigdemont acabará cayendo como la fruta madura. Solo que necesita tiempo para cambiar la dirección de su barco: «Para los partidos independentistas, y sobre todo para Junts, no es fácil hacer el giro. No es fácil pasar del 'ni muertos, de ninguna manera' a pactar», resumen fuentes socialistas de la negociación. «El PNV tiene que hacer menos giro, porque siempre ha estado en una posición más pragmática», añaden.

Durante la negociación no habrá foto con Puigdemont en Bruselas, pero sí con la portavoz de Junts en el Congreso, si es que Míriam Nogueras accede: Sánchez manifestó este martes su voluntad de reunirse con todos los portavoces de los partidos con representación en el Congreso, menos con Vox. Ello implica también a la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua. La legislatura pasada, el partido de Arnaldo Otegi no solo fue un socio preferente para el PSOE, sino uno indispensable, dados los vaivenes de Esquerra en asuntos como la Ley de Memoria Democrática.

La ronda de contactos del jefe de filas del PSOE empezará este mismo miércoles a las 10 de la mañana con su socia y líder de Sumar, Yolanda Díaz. En la Moncloa no se la tomaron en serio cuando Díaz se quejó el lunes de lo «lejos» que está el acuerdo para reeditar la coalición.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el CongresoEuropa Press

Después, la ronda se interrumpirá hasta la semana que viene, porque el jueves y el viernes Sánchez ha de viajar a Granada, a una reunión de jefes de Estado y de Gobierno europeos. Una vez que acaben los contactos con los partidos, el candidato a la investidura también pretende mantener encuentros con los sindicatos, patronales y otros sectores de la sociedad civil. Quiere ganar tiempo hasta tener asegurados los votos con los que presentarse en el Congreso. Y, sobre todo: quiere convertir su investidura en otro de esos «acuerdos de país» de los que tanto le gusta hablar.

El perímetro de la negociación

El presidente en funciones aprovechó su primera comparecencia tras ser designado candidato a la investidura por el Rey para delimitar el perímetro de su negociación con el independentismo catalán: amnistía, sí, aunque en ningún momento la llamara por su nombre. Y avalada por el Parlamento y el Tribunal Constitucional, según auguró. Referéndum de autodeterminación, no.

Sánchez justificó su negativa a una hipotética consulta pactada en que no sería coherente con su hoja de vida política, como si antes no hubiera dado ya un volantazo con los indultos, después con el delito de sedición y próximamente con la amnistía. «Es contrario a lo que yo he defendido siempre, con mi palabra y con mi acción», afirmó en la Moncloa.

En realidad, el candidato del PSOE quiere guardarse la carta del referéndum en la manga para lo que pueda venir, consciente de que tiene por delante una negociación muy difícil, pero una legislatura que lo será aún más si termina de arrancar. Sánchez tiene solo 121 escaños y Sumar, 31. Pero es que el grupo parlamentario que lidera Yolanda Díaz es un polvorín, con Podemos cuestionando todas sus decisiones desde el primer minuto. En IU también están molestos con la vicepresidenta segunda, aunque no lo griten tanto como los morados.

Sánchez intentará asegurarse al menos dos años de cierta estabilidad, tratando de mantener su Gobierno a salvo de las elecciones en el País Vasco y Cataluña, en la medida de lo posible. De ahí que, durante su comparecencia, apostara por una «mayoría de legislatura» que dé «estabilidad» al Ejecutivo. Por lo pronto, la ministra de Hacienda reconoció ayer que en el paquete de la negociación de la investidura van también los Presupuestos de 2024. «Se trata de consolidar la gobernabilidad de España para los próximos cuatro años», resumió María Jesús Montero.

En el País Vasco las elecciones serán, como tarde, en julio de 2024. Aunque el lendakari señaló hace unos días que se está planteando hacerlas coincidir con los comicios europeos, que en España se celebrarán el 9 de junio. La batalla sin cuartel entre el PNV y Bildu es un foco de inestabilidad. En Cataluña, la fecha límite para las elecciones es febrero de 2025. No obstante, podrían adelantarse al año que viene. Porque, desde Junts salió del Gobierno de Pere Aragonès, ERC está en una situación muy precaria.

Así que Sánchez no quiere una investidura. Quiere media legislatura.