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Entrevista | Director de DENAES

Iván Vélez: «Nos enfrentamos a una situación gravísima; no es momento de división, sino de aunar fuerzas»

La Fundación DENAES convoca a todos los españoles a una manifestación el domingo 29 de octubre en la Plaza de Colón para clamar contra la amnistía

iván Vélez es investigador e historiador con una dilatada trayectoria. Autor de Sobre la leyenda negra (2014), El mito de Cortés (2016), o Reconquista. La construcción de España (2022), entre otros, es desde 2018 director de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), que ha convocado una manifestación el domingo 29 de octubre a las 12:00 horas en la Plaza de Colón 'contra la amnistía y el golpe de Sánchez'.

–¿Por qué DENAES llama a los españoles a salir a las calles de nuevo?

–Creemos que esto es una verdadera amenaza frontal, porque de algún modo lo que ocurrió hace seis años tendría ahora legitimidad; el problema recaería sobre el propio Estado y además esa amnistía nos convertiría en un Estado represivo que casi actúa de manera arbitraria y que además es violento. Es una verdadera atrocidad política conceder una amnistía a unos golpistas que además lo anunciaron, lo siguen anunciando y en ningún momento han renunciado a sus objetivos. Lo tienen clarísimo y nosotros también.

–La invitación es extensiva a todos los partidos constitucionalistas...

–Es extensiva a todos los españoles que sean conscientes de la gravedad que vivimos. Creemos que es una situación gravísima a la que nos enfrentamos y no es el momento de la división, sino de aunar fuerzas para hacer frente a una situación a la que nunca debimos llegar.

–¿Teme que pueda cundir el desánimo en la sociedad española?

–Yo creo que no. La gente está siendo muy consciente de la situación a la que nos enfrentamos. Tenemos la obligación de defender nuestros derechos, que están siendo agredidos, y aquellos que estemos comprometidos con España estamos obligados a mantener una actividad constante en defensa de nuestra Nación.

Es una verdadera atrocidad política conceder una amnistía a unos golpistas que además en ningún momento han renunciado a sus objetivos

–¿Qué se está jugando España hoy? ¿Es la Constitución, el Régimen del 78 o es algo más?

–Yo creo que es algo más. El proceso en el cual estamos inmersos, que empezó impulsado por las sectas catalanistas pero que se ha extendido a toda España por la irresponsabilidad y las ansias de poder y de mantenimiento en el mismo de Pedro Sánchez, es muy grave y lo que está amenazado es España, su propia integridad.

–Desde el Gobierno vienen defendiendo que Cataluña hoy está mejor que en 2017...

–No, lo que se ha hecho es irle concediendo más y más al secesionismo e interpretar Cataluña como la voz de esos colectivos. Hoy en Cataluña no se puede escolarizar a los niños en español y se están fraguando estructuras de Estado que sin duda serán incompatibles con las comunes. En ese sentido estamos peor que nunca, por más que el apaciguamiento interesado del PSOE y su aparato propagandístico digan lo contrario.

–Hace unos días publicábamos en El Debate que el borrador del acuerdo entre PSOE y Junts incluía la amnistía, un gran pacto fiscal para Cataluña y también reconocer que aplicar el 155 fue un error. Este martes Sumar presentaba su propuesta de amnistía, que básicamente pasa por reescribir la historia de lo que ocurrió el 1-O...¿Qué cree que puede ocurrir finalmente?

–De salir adelante todo eso, de lo cual tenemos noticias muy dosificadas porque se están llevando las negociaciones muy en secreto de algo gravísimo, estaríamos ante la búsqueda de la impunidad del golpismo. Se le dan todas las herramientas no solamente para legitimar lo que hizo hace seis años, sino para volverlo a hacer. Se está buscando unos espacios de absoluta impunidad para que prosigan con un plan tan hispanófobo como secesionista, y no podemos consentirlo.

Iván Vélez, en la redacción de El DebateThorun Piñeiro

–¿Cree que finalmente va a haber un nuevo Gobierno de Sánchez?

–No lo sabemos. El oscurantismo es total por parte del PSOE, y además, el aparato propagandístico que lo envuelve hace que mucha gente viva prácticamente engañada bajo unos señuelos constantemente arrojados y dosificados a la opinión pública. Desde la perspectiva de una fundación como la nuestra, un nuevo Gobierno de Sánchez sería nefasto.

–¿Cómo se ha llegado a la situación actual?

–Porque, entre otras cosas, el proceso en el que estamos inmersos tiene un recorrido mucho más profundo del que se suele exponer. El bipartidismo que ha gobernado España en los últimos 40 años ha ido haciendo demasiadas concesiones a las regiones donde operaban los grupos más desleales con la Nación. Por permanecer en el poder se han dado unas concesiones que ahora se revelan como un verdadero problema y de difícil reversión, aunque esta es posible, pero hay que querer.

Los partidos mayoritarios hegemónicos han sido irresponsables con estas facciones, que lo único que buscan es la erosión de nuestra Nación y una doble corrupción: la delictiva, las malversaciones que todo el mundo más o menos conoce, y otra que es todavía peor, la corrupción de la propia Nación española, que lleva a su disgregación y a su fractura.

–A su juicio, ¿por dónde pasa esa reversión del problema?

–Pasa por la recuperación de competencias por parte del Estado central, singularmente la de Educación. Si se educa a sucesivas generaciones en el odio a España, es evidente que los lazos se acabarán rompiendo. Pasa por garantizar que la lengua española tiene la misma –como mínimo– presencia en el mundo público que las lenguas vernáculas. Pasa por un control fiscal completo, porque el nacionalismo en España es un gran negocio. Y pasa por hacer cumplir la ley.

–¿Qué significa la Hispanidad y por qué es necesario reivindicarla hoy?

–Es el ámbito lingüístico y cultural al que pertenece España. Simple y llanamente. Un español tiene muchas más cosas en común con un boliviano que con un noruego, sin que por ello dejemos de ser europeos. La lengua española es una herramienta que te permite moverte por medio mundo, y lo lamentable es que en España está siendo perseguida en ámbitos oficiales.

Somos muchos los que estamos comprometidos con la permanencia de España. Hay que seguir peleando porque la causa es justa

–¿Qué mitos han calado más sobre la conquista de América?

–El mito fundamental es el del genocidio indígena, la idea de que España exterminó a los indígenas, y la evidencia es que no ocurrió tal, porque hay un mestizaje que creo que es el fruto más importante y del que más orgullosos debemos sentirnos en el mundo hispano. Otro, el del oro. No nos llevamos el oro, porque el que venía a España era el 20 %, el Quinto Real. Hay que dar una visión equilibrada de lo que pasó y sobre todo reconocernos en ese mundo que configuramos por parte de los naturales y de los españoles peninsulares.

–¿Cuál cree que es el fin último de la manipulación histórica y de la imposición de una visión sectaria de la Historia?

–Yo creo que lo que se busca es una fractura, la demonización de una parte de la sociedad española y tener una postura hegemónica respecto a la famosa batalla cultural, que hay que seguirla dando constantemente. Lo que se ha percibido en estos últimos años es cierta pasividad ante un creciente avance por parte de determinados sectores de la sociedad española para dominar el discurso, un discurso que además tiende a modificar un pasado y a deformarlo con intereses presentistas.

–¿Cómo se puede dar la batalla cultural?

–Teniendo unos discurso rigurosos, manejando datos ciertos, yendo a las fuentes y, por supuesto, afrontando los debates sin ningún tipo de prejuicio. Creo que con esos ingredientes se puede dar. Sobre todo rigor y no dejarse envolver por cuestiones puramente ideológicas o míticas.

–¿Qué le diría a las personas que asisten con desesperanza o pesimismo a la situación que atraviesa hoy España?

–Les diría que España existe, y que somos muchos los que estamos comprometidos con su permanencia en el futuro, y que además tenemos un pasado muy rico y no hay que bajar los brazos en absoluto. Hay que seguir peleando porque la causa es justa.