Un Puigdemont pletórico celebra la humillación de Sánchez a cambio de su apoyo a la investidura

Después de semanas de tira y afloja entre los dos equipos negociadores del PSOE y de Junts, este jueves finalmente han firmado un acuerdo político por el que los separatistas se comprometen a apoyar a los socialistas durante una legislatura a cambio de una ley de amnistía que abarcaría desde 2012 hasta 2023.

El expresidente fugado Carles Puigdemont ha comparecido en nombre de Junts per Catalunya horas después de que lo hiciera Santos Cerdán por los socialistas. El acuerdo de este jueves es fruto de más de una semana de negociaciones desde que el lunes de la semana pasada llegara el equipo del PSOE.

Los de Sánchez han ampliado noche a noche hasta cinco veces seguidas. Tras el acuerdo firmado el pasado jueves con Oriol Junqueras de ERC contaban con que lo demás sería un paseo. Conociendo esto, Puigdemont y su equipo ha querido exprimir todo lo posible a Sánchez y conseguir lo que parecía imposible hace apenas unos meses: ley de amnistía y acuerdo para referéndum -sin contar lo ya acordado de la condonación de hasta 15.000 millones de euros, entre otros puntos-.

Así lo ha dado a entender Puigdemont rodeado de su séquito habitual entre los que se encontraban la portavoz parlamentaria de Junts Míriam Nogueras y la expresidenta del Parlamento de Cataluña Laura Borràs.

El expresidente catalán no había tenido una oportunidad semejante de vender el relato separatista desde que huyera de España en 2017 tras la autoproclamación de la república catalana. «El acuerdo es un marco en el que decidimos cómo relacionarnos con España», ha asegurado, «iniciamos ahora una conversación política en los términos que nosotros reclamamos para solucionar el conflicto histórico entre Cataluña y España».

En la misma tónica que comunicó Cerdán horas antes, ha asegurado que «el acuerdo es para cuatro años fundamentales». Punto que se ha dejado claro en el primer párrafo del documento firmado.

Para los de Junts, ahora «se abre una etapa inédita que se debe explorar y explotar» con una visión y ambición que «dependerá en gran parte» de ellos.

Puigdemont sigue escudándose en el «mandato de las urnas», «una voluntad expresada a través de las instituciones que legítimamente» representan que «es el Parlamento de Cataluña». «Nada más que el Parlamento representa al pueblo», ha asegurado”, «y cuando el Parlamento habla, acuerda y aprueba, el pueblo habla, acuerda y aprueba», ha asegurado.

Bajo este rozamiento es por lo que quieren «que se reconozcan la legalidad de los referéndums realizados».

Por otro lado, ha dejado claro que la «amnistía no puede dejar de lado las víctimas producidas por el Estado al luchar contra Cataluña». Un relato semejante al utilizado por el entorno abertzale desde hace décadas. Para ellos, es el Estado contra las naciones que conforman España.

Uno de los puntos más discutidos es la creación de un relato conjunto entre partes, y en este caso son los separatistas los que se llevan el gato al agua. «La persecución a la lengua, a nuestra cultura e instituciones es, a partir de este acuerdo, un relato compartido entre partes», ha proclamado.

«Tenemos que superar los déficits de autogobierno y conseguir el reconocimiento nacional de Cataluña. Desde el pacto fiscal al referéndum de autodeterminación. De todo hablaremos», ha aclarado, porque «el ‘a cambio de nada’ ira a la papelera de la historia», ha terminado.

De ambas ruedas de prensa, tanto la del PSOE como la de Junts, se entiende que el acuerdo es solo un primer paso, que lo que venga en un futuro no ha hecho más que empezar. Ahora queda ver la respuesta de la Comisión Europea tras un acuerdo producido horas después de que el comisario Reynders reclamara más información al Gobierno sobre el pacto de amnistía.