Investigación
Otro de los hijos de Pujol oculta ahorros de 2,1 millones en la sociedad que la familia usaba para comprar casas
Josep Pujol, otro de los hijos del expresidente catalán Jordi Pujol, oculta 2,1 millones de euros en ahorros en una de las sociedades que su familia usó para comprar inmuebles con las comisiones ilegales que desviaba. Este hijo está en estos momentos a la espera de juicio en la Audiencia Nacional como pieza clave en la trama que usó la familia durante para amasar un patrimonio millonario. La celebración de este juicio continúa en el aire en medio de las negociaciones de los partidos independentistas, que califican este caso como lawfare y pretenden que se pueda archivar gracias a la la amnistía.
El Debate ha tenido acceso al detalle de los ahorros que conserva este hijo de la familia Pujol. En concreto, se trata de 2.145.684 euros. Esa es la cifra que Josep Pujol declara como «reservas» en su empresa MT Tahat SL. Según el Registro Mercantil, esta compañía se dedica a la compraventa de bienes inmuebles. Fue constituida en 1997 y está en manos de Josep y de su esposa, Laura Vila Sagnier. La compañía, que lleva en el foco de la Policía durante varios años, está domiciliada en un palacete de la calle Raset de Barcelona.
Según los investigadores, la empresa que ahora alberga los ahorros de este hijo de Pujol fue usada durante años para el desvío de las comisiones ilegales de las que se benefició la familia. También era utilizada para llevar a cabo operaciones de compraventa de inmuebles que siempre acababan en manos de miembros del clan. En la actualidad, la sociedad sigue ingresando dinero pero cantidades muy inferiores a las estratosféricas cifras que movía en el pasado. Por ejemplo, en 2022 declaró una facturación de apenas 35.400 euros y el año anterior 21.600 euros aunque declara un patrimonio de 6,9 millones de euros.
La mujer de Josep Pujol Ferrusola figura como administradora solidaria de MT Tahat SL. En 2011, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía logró acreditar que también se beneficiaba del dinero oculto de la familia. Concretamente, se descubrió que el 2 de agosto de 2007 recibió en una cuenta bancaria de Andorra una transferencia de 300.507 euros. Este dinero, según los agentes, había pasado previamente por una de las cuentas bancarias de su marido.
La Audiencia Nacional dio por finalizada la investigación sobre el clan Pujol en julio de 2020. En ese momento, propuso sentar en el banquillo al matrimonio Pujol Ferrusola y a sus siete hijos. Están siendo investigados por urdir una trama que funcionó durante varias décadas para cobrar comisiones ilegales «aprovechando la posición privilegiada de ascendencia en la vida política, social y económica catalana» del expresidente catalán. La Sala de lo Penal confirmó en abril de 2021 la iniciativa del tribunal del año anterior y el juez Santiago Pedraz ordenó abrir un juicio contra todos ellos en el mes de junio.
En cambio, aún no ha habido juicio porque los abogados del clan están inmersos en una labor de revisar la documentación que consta en el procedimiento. Este hecho ha provocado una amplia dilatación del procedimiento porque aún no se ha fijado fecha para la vista oral. La Fiscalía Anticorrupción, en su escrito, pide 9 años de prisión para el expresidente catalán y para cada uno de sus hijos, menos para el primogénito, cuya pena se elevó hasta los 26 años de cárcel y para Josep, para quien se piden 14.
Judicialmente ha quedado acreditado la existencia de un patrón común que la familia Pujol ha usado durante años para poder ocultar las finanzas que habían tejido de manera fraudulenta. El primer patrón siempre era la realización de continuos ingresos en efectivo en las cuentas de la familia que estaban radicadas en bancos andorranos. En segundo lugar, sistemáticos repartos de dinero entre las cuentas andorranas de la familia a través de transferencias o mediante ingresos en efectivo. Los agentes han concluido que lo habitual era que el primogénito del clan era el que recibía las grandes sumas de dinero, que a su vez eran transferidas a sus cuentas del Andbank.
Otra de las tácticas consistía en llevar a cabo ingresos en metálico en cuentas de terceros sin pasar por cuentas de sus titulares o poner en marcha actuaciones transnacionales dirigidas a garantizar la máxima opacidad del dinero generado de manera ilícita. Para los investigadores, este dinero, que se ingresaba en las cuentas bancarias que tenía la familia en Andorra, tenía como finalidad acabar «en otras jurisdicciones algunas de ellas consideradas offshore», tal y como figura en los informes policiales, o procediendo a su colocación en negocios en terceros países.