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Pedro Sánchez, durante la primera jornada de la investiduraEFE

Un presidente maniatado

Junts y ERC inauguran la legislatura del chantaje permanente con la permisividad de Sánchez

Pedro Sánchez tuvo este miércoles dos relatores en el Congreso. Gabriel Rufián y, sobre todo, Míriam Nogueras. Los portavoces de ERC y de Junts llegaron adonde no quiso llegar el candidato a la investidura, al referéndum de autodeterminación, el lawfare y la «represión del Estado». De todo ello hablaron con la naturalidad de quien sabe con la sartén por el mango, mientras Sánchez escuchaba pacientemente en su escaño.

Ambos se permitieron amenazar abiertamente al presidente, por si alguna vez tiene la tentación de olvidar que el independentismo puede apretar el botón rojo de la legislatura cuando le plazca. «Con nosotros no pruebe a tentar a la suerte. No le funcionará», le advirtió Nogueras, que en el transcurso del debate se reunió fuera de plano con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, para hacerle saber que a Carles Puigdemont no le había gustado el discurso de investidura del candidato. «Para que la legislatura avance Cataluña necesita que pasen cosas. Si no se avanza no apoyaremos ninguna iniciativa», añadió, e incluso leyó fragmentos enteros del acuerdo que firmaron el PSOE y Junts el pasado jueves.

La portavoz de Junts, Míriam NoguerasEFE

Y Rufián le recomendó: «Mire este hemiciclo. ¿Ve aquí alguna alternativa a nosotros y nosotras?, ¿ve aquí a Albert Rivera, a Inés Arrimadas? No se la juegue, no se la juegue». Yolanda Díaz, absorta en su móvil, levantó la mirada en ese momento y lo fulminó. Una de las muchas ironías de esa «mayoría progresista» que Sánchez presume de tener es que su socia tiene una pésima relación con el hombre de Esquerra en Madrid.

Yolanda Díaz, durante su discurso en el debate de investiduraEFE

Otra es que el grupo parlamentario de Sumar tenga su propia disidencia, encarnada por cinco diputados de Podemos que ayer ni se molestaron en disimular su rechazo a Díaz. Una tercera es que el PNV y Bildu se desprecien hasta el punto de no cruzarse las miradas.

La posverdad de Sánchez

La primera jornada del debate de investidura dejó clara una cosa: la verdad camina por un lado y la posverdad de Sánchez, por el otro. El candidato del PSOE afirmó conceder la amnistía «en nombre de España», cuando hay 172 diputados que votarán en contra de la que la oposición llama una «ley de impunidad». También se quejó de que el PP no reconozca la legitimidad de su Gobierno (ni del futuro ni de los anteriores), cuando si algo dejó claro Feijóo es que Sánchez será investido con una «mayoría legítima». «Lo diré cuantas veces sea necesario, aunque usted seguirá diciendo que no lo he hecho», señaló el líder de los populares, conociendo la habilidad de los socialistas por anteponer el relato al dato.

A Sánchez se le adivinó muy rápido, en los compases iniciales de su discurso, cuál será la argamasa que utilizará esta legislatura para compactar una mayoría tan inestable: Vox. Le funcionó en una campaña electoral que empezó desahuciado según todas las encuestas y aspira a que le siga funcionando. También su socia encauzó su intervención por ahí, por la «minoría del odio» que representan Feijóo y Santiago Abascal.

Los dos dejaron constancia del momento crucial que está viviendo la democracia española. Feijóo denunció que esta investidura nace de un «fraude masivo» a los votantes. «Antes de nacer ha perpetrado el mayor ataque al Estado de Derecho de nuestra historia reciente», argumentó también.

Por su parte, el líder de Vox alertó del «golpe de Estado» que están perpetrando Sánchez y sus socios. En ese momento la presidenta del Congreso intervino para recriminárselo, en un gesto inédito. Por el contrario, Francina Armengol no puso objeción alguna cuando Rufián acusó de prevaricar al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón.

El candidato a la investidura ni se molestó en replicar a Abascal. A Feijóo sí, largo y tendido. Y toda la dureza que empleó con él se tornó en dulzura con Yolanda Díaz, Gabriel Rufián y Míriam Nogueras.

A la líder de Sumar le reconoció que está «muy ilusionado» con esta nueva etapa del Gobierno de coalición. A Rufián le dio las gracias por el apoyo de estos años. Y a la portavoz de Junts, convertido en el hijo pródigo de esta legislatura, le dio su «compromiso» de que cumplirá lo pactado: «Con este acuerdo crecemos en calidad democrática. Es el momento de abrir una nueva etapa. Las heridas tardan en cicatrizar, requieren tiempo y también perspectiva».

El debate se retoma este jueves a las nueve con las intervenciones de Bildu, el PNV, el BNG, UPN y Coalición Canaria. La votación se espera a última hora de la mañana. Sánchez no necesitará una segunda. Lleva 179 votos en la cartera.