El vídeo de El Debate que muestra los abusos policiales en las protestas contra los pactos de Sánchez
Sindicatos policiales y agentes veteranos confiesan a este medio su incredulidad ante las actuaciones inusuales y desproporcionadas de los agentes
Tras dos semanas de protestas ininterrumpidas en la calle Ferraz de Madrid, no son pocos los casos de abuso policial que periodistas y ciudadanos han podido contemplar y sufrir en sus propias carnes. Días de disturbios se alternan con jornadas pacíficas, mientras que españoles de toda edad y condición mantienen la presión frente a la sede del PSOE.
Entre los manifestantes, que en la práctica totalidad son pacíficos, crece la indignación por los abusos injustificados de la Policía Nacional. Los agentes se extralimitan ante individuos que se encuentran solos, en actitud completamente pasiva, llegando a aporrear hasta casi una decena de veces a un joven que permanece inmóvil en una esquina a la espera de poder abandonar el lugar sin interferir en las cargas policiales.
Algunos sindicatos policiales y agentes veteranos de varias unidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado transmiten a El Debate su perplejidad ante la contundencia de las actuaciones que se viven noche tras noche en la calle Ferraz y sus aledañas. Estos agentes aseguran que se trata de intervenciones «inusuales» y, sobre todo, «desproporcionadas» por la actitud que muestran los manifestantes.
La incredulidad de estos expertos en seguridad se debe a dos factores, principalmente. El primero, el uso de material al que están recurriendo los agentes, reservado para controlar las movilizaciones más violentas. Este material son los gases lacrimógenos, espray de pimienta, salvas y pelotas de goma. La segunda es que el perfil de los manifestantes es el de gente pacífica, además de una gran cantidad de personas de avanzada edad que no resultan un peligro para la integridad de los agentes.
Actuaciones desproporcionadas
En las concentraciones se juntan muchos jóvenes, pero también gente mayor, que sufre las consecuencias de cargas policiales precipitadas y del uso de material antidisturbios inapropiado para las circunstancias. El primer día de disturbios, el pasado 6 de noviembre, fueron decenas de personas de avanzada edad las afectadas por el uso de gases lacrimógenos contra una masa de población que protestaba de manera pacífica. Muchas de estas personas tuvieron que refugiarse de los gases en una parroquia cercana, y algunas tuvieron que ser atendidas por los servicios médicos.
Otras de las actuaciones abusivas de estos días, además del uso de gases lacrimógenos con personas mayores y los golpes a personas en actitud pasiva, han sido las cargas y persecuciones a grupos de jóvenes. En esta pasada noche, un pequeño grupo de personas huyó de las cargas refugiándose en el metro de Argüelles, pero los miembros de la Policía Nacional decidieron perseguirlos escaleras abajo. La seguridad privada del metro, ante la insólita situación que vivían, decidieron abrir los tornos y dejar pasar a los jóvenes para alejarlos de los agentes antidisturbios.
Policías infiltrados
Como en cualquier manifestación con mucha afluencia, entre los asistentes se encuentran policías de paisano. Esto no sería reseñable si no fuera porque los agentes camuflados están teniendo un rol destacado a la hora de generar disturbios. Varios de ellos han sido identificados por los manifestantes y han sido grabados en vídeo azuzando a la masa e, incluso, manteniendo actitudes violentas contra sus compañeros uniformados.
Los mismos agentes de paisano fueron, este miércoles día 15, los encargados de llevar a cabo las primeras detenciones, muchas de ellas aleatorias, indiscriminadas e incluso erróneas. Este último es el caso de un joven que fue detenido acusado de lanzar una papelera a un agente, pero en un vídeo grabado por el periodista Unai Cano queda patente que este joven no cometió agresión alguna, pero sí que fue reducido por hasta cuatro agentes de paisano a la vez que golpeado por varios uniformados.