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La presidenta socialdemócrata europea, Iratxe García, durante su intervención a favor de la ley de amnistía en Estrasburgo

La presidenta socialdemócrata europea, Iratxe García, durante su intervención a favor de la amnistía en EstrasburgoEFE

Amnistía

La eurodiputada socialista azote del separatismo y que ahora trabaja con entusiasmo para ellos

Iratxe García cambió radicalmente su discurso contra el separatismo y sus consecuencias para Europa el pasado miércoles en Estrasburgo

Iratxe García Pérez (Baracaldo, 1974), ocupa la presidencia del grupo socialista en el Parlamento Europeo y la portavocía del PSOE en la misma institución. Fue la primera del grupo S&D en hablar el pasado miércoles en el debate sobre el Estado de derecho español en Estrasburgo, y lo hizo defendiendo a aquellos que había atacado hace años.

La eurodiputada de origen vasco ha recibido numerosas críticas por su cambio de postura respecto a la ley de amnistía, algo que comparte con el resto de sus compañeros de partido.

Mucho antes de que arremetiera contra el PP en la Eurocámara tildándolo de «amenazas a la democracia por no asumir los resultados electorales», ya confraternizaba con los separatistas por los pasillos del edificio Spaak de Bruselas en los que lleva 19 años.

Según fuentes parlamentarias, fue ella quien dio el visto bueno para reservar la sala en la que se produjo la humillante fotografía de la reunión entre García, Cerdán y el equipo del fugado Carles Puigdemont bajo una fotografía de una urna utilizada para recoger los votos del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.

El antes y el después

En marzo de 2021, el Parlamento Europeo votó a favor de eliminar la inmunidad a Carles Puigdemont. La batuta cantante en ese momento la llevó el eurodiputado de Ciudadanos Adrián Vázquez, presidente de la comisión de Justicia.

En aquel entonces, García declaró estar «muy satisfecha» porque «es una victoria de la democracia y del Estado de derecho».

En Onda Cero, en el programa de Carlos Alsina, señaló que «desde el independentismo se ha hecho un trabajo importante tergiversando en muchos casos la realidad» y les culpó de venderse como «víctimas». Hoy, según el relato compartido pactado con Junts, el PSOE reconoce que los golpistas son víctimas de una persecución política que nunca debió tener lugar.

La portavoz socialista ha defendido el Estado de derecho antes y después, pero por razones diamentralmente opuestas. En un primer momento, también en 2021, garantizó «la defensa por parte de la delegación socialista del Estado de derecho y de la cooperación con la justicia española». El pasado miércoles defendió lo mismo pero el enemigo, en esta ocasión, era la «ultraderecha».

Durante una entrevista a la Agencia EFE, tildó a los nacionalismos de «amenaza evidente» para Europa ya que son «movimientos que pretenden levantar fronteras allí donde debería haber espacios de convivencia y diversidad». Para ser más rotunda en su crítica, añadió: «el objetivo de los independentistas es lo contrario a lo que está defendiendo el proyecto europeo».

El martes pasado, en rueda de prensa y como respuesta a preguntas de El Debate, sustituyó la palabra «independentismo» por «derecha». Esto fue lo que dijo: «hay una alternativa (la izquierda) como amenaza a la derecha que pone en riesgo el proyecto europeo». Mismo mensaje, misma plantilla, complementos distintos, dos años de diferencia.

Durante sus tres minutos de intervención en Estrasburgo, la socialdemócrata explicó que ahora existe «un camino del dialogo y de la reconciliación» para asegurar «nuevas formas de convivencia» y así desenquistar una situación provocada, según ella, por el Partido Popular.

García no fue la única en mostrar las incoherencias públicamente. Los eurodiputados Juan Fernando López Aguilar y Javier López hicieron lo propio, si bien los más histriónicos fueron la vasca y el canario.

PP y Ciudadanos acertaron con su estrategia en este sentido: sacar a relucir las miserias de un partido socialista que es capaz de defender una postura y la contraria en función de los intereses del momento con el agravante, en esta ocasión, de que el interés del PSOE es contrario al interés de España.

El mundo entero pudo ver en directo que la ley de amnistía tiene como único fin conseguir los siete votos de Junts para investir a Pedro Sánchez presidente.

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