Siempre Mohamed VI
Conexión Marruecos: el espionaje al teléfono de Sánchez se cuela en la crisis con Israel
El Gobierno de Netanyahu es el único que puede ayudar a resolver el enigma del móvil del presidente, pero nunca ha querido colaborar con la Justicia española, para malestar de la Moncloa
Casi todos los caminos en la política exterior del presidente del Gobierno conducen a Marruecos, el reino de Mohamed VI. Y la crisis diplomática que Pedro Sánchez ha desatado con Israel, de alcance y consecuencias aún desconocidas, también.
El Gobierno de Benjamin Netanyahu era y es el único que siempre ha tenido en su mano resolver el enigma del espionaje al teléfono de Sánchez, que puso en jaque la propia seguridad del Estado. Pero nunca ha querido. Su colaboración con la Justicia española ha sido nula, y ésa es una espina que lleva clavada el presidente español, quien este lunes vio cómo Israel cancelaba su participación en la reunión de la Unión por el Mediterráneo en Barcelona tras el incidente del viernes.
El móvil de Sánchez fue infectado con el programa Pegasus, fabricado por una empresa israelí, en cinco ocasiones entre octubre de 2020 y diciembre de 2021, según acreditó el Centro Criptológico Nacional, adscrito al CNI. Aunque el spyware actuó especialmente en mitad de la crisis con Marruecos de mayo de 2021, cuando el reino alauita empujó a entre 7.000 y 9.500 migrantes ilegales a través de la frontera ceutí del Tarajal. Muchos de ellos eran menores no acompañados. De ahí que las sospechas se centraran en Marruecos desde el principio. No había pruebas, pero tampoco dudas.
Los hackers robaron más de 2,57 GB de información. Sin embargo, nunca ha podido averiguarse cuál. También fueron asaltados los terminales de los ministros Margarita Robles, Fernando Grade-Marlaska y Luis Planas.
El Gobierno quiso llegar al fondo del asunto al enterarse, mucho tiempo después. El 2 de mayo de 2022, el ministro de la Presidencia compareció en rueda de prensa para denunciar lo sucedido y anunciar que la Abogacía del Estado presentaría inmediatamente una denuncia en la Audiencia Nacional. Como resultado de la misma, el juez José Luis Calama abrió una investigación por un delito de descubrimiento y revelación de secretos.
«Falta de cooperación de Israel»
El 10 de julio de 2023, Calama tuvo que decretar el sobreseimiento provisional por la «absoluta falta de cooperación jurídica por parte del Gobierno de Israel», según el auto. Lo que condujo a la Audiencia Nacional a un callejón sin salida –«impotencia investigadora», lo llamó el magistrado– y al Ejecutivo español a la frustración y el escarnio internacional.
Nada más comenzar las pesquisas en mayo de 2022, el instructor dirigió una comisión rogatoria a Israel con una solicitud de información a la empresa propietaria de Pegasus, NSO GROUP, y la petición de declaración como testigo de su director ejecutivo, Shalev Hulio. Más adelante amplió esa solicitud de cooperación jurídica internacional al Gobierno de Netanyahu, que ni siquiera contestó. Calama insistió dos veces más antes de darse por vencido: jamás obtuvo respuesta de Israel, «lo que permite presumir que la comisión rogatoria en cuestión, cuatro veces remitida, no va a ser cumplimentada nunca», escribió el juez.
Israel reconoció la marroquinidad del Sáhara tras negarse a colaborar en el caso del espionaje a Sánchez
Siete días después del sobreseimiento provisional, el 17 de julio de 2023, ocurrió algo que explicaba el interés de Israel por no importunar a Marruecos: el Gobierno de Netanyahu reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, siguiendo el mismo procedimiento que había seguido España un año antes: una carta del primer ministro israelí que el Palacio Real de Rabat hizo pública con toda la pompa.
Aquello supuso un paso de gigante en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Aunque ahora la guerra desencadenada por los atentados de Hamás ha hecho que Mohamed VI dé un paso atrás: su ministro de Asuntos Exteriores ha denunciado públicamente que Israel está violando el Derecho Internacional en la franja de Gaza.
En su auto del pasado verano, Calama sugería la vía diplomática del Ministerio de José Manuel Albares como última y única opción. «Llegados a este punto, este órgano jurisdiccional poco o nada puede hacer para el cumplimiento de la comisión rogatoria de referencia y, por ende, para que la presente investigación avance. Solo resta una eventual vía diplomática que sea capaz de impulsar el cumplimiento de las obligaciones derivadas de los tratados internacionales, y cuyo ejercicio corresponde al Gobierno, en este caso, además, víctima del delito objeto de investigación».
Pero el Ejecutivo de Sánchez tampoco consiguió nada por los cauces diplomáticos. Y menos lo conseguirá ahora, después de que el ministro de Asuntos Exteriores israelí acusara a Sánchez de «apoyar el terrorismo», tras el encontronazo que tuvo el viernes con Netanyahu. Y después de que los terroristas de Hamás le agradecieran su «postura clara y audaz» en un comunicado que ha escandalizado al mundo occidental.
Entretanto, este lunes Sánchez mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. La semana pasada, Erdogan elogió al presidente español por ser éste el único país del mundo occidental que no calla ante lo que calificó como crímenes contra la humanidad por parte de Israel en Gaza. Y la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, se desplazó por la tarde a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores para mantener una reunión.