Caso Marta del Castillo: el perito entrega el informe con los posicionamientos de la noche del crimen
Este martes 5 de diciembre, el perito ha depositado en el juzgado el informe que podría desvelar el paradero del cuerpo de la hija de Antonio y Eva
Mientras sobre este mundo camine un Castillo Casanueva se buscará el cuerpo de Marta. Esta es la promesa que Eva hizo al estilo Scarlett O'Hara hace ya años. Lo juró en voz alta delante de El Cuco en una reunión secreta que tuvieron con él, mirándoles a los ojos. El objetivo de ese encuentro fue que les desvelara dónde habían depositado el cuerpo de la joven hispalense, pero el condenado por encubrimiento negó saber nada del asunto: en un juicio reciente reconoció que estuvo presente la noche del crimen y que ayudó a limpiar y deshacerse del cuerpo.
Desde el mismo 24 de enero de 2009 en que Marta desapareció, su familia no ha parado de hacer gestiones en decenas de direcciones. Han investigado cada pista que les ha llegado: solo han rechazado escuchar a videntes, adivinos y pitonisas, que los ha habido a puñados, desde el primer día. Fue así como descubrimos, y me incluyo en ese proceso porque he participado y lo he vivido en primera persona, que tras el crimen de Marta hubo con toda probabilidad una estafa.
Antonio del Castillo, su abogada, Inmaculada Torres, y este periodista hemos revisando durante años el sumario en busca de cualquier detalle que permita localizar su cadáver. A finales de 2017 reparamos en algo importante: tras el crimen de Marta del Castillo se escondería una estafa de 108.000 euros. Les sitúo: en el verano de 2008 Francisco Javier, el hermano de Miguel que resultó absuelto en el juicio, necesitaba dinero con urgencia. Los dos habían heredado la casa de su madre, Felisa Delgado, de la calle León XIII. El domicilio estaba gravado con una hipoteca de 49.000 euros. Acordaron pedir una hipoteca a nombre de Miguel al BBVA por valor de 108.000 euros. Con ese dinero, el joven, que por entonces tenía 19 años, cancelaba la hipoteca de ambos y le compraba por 32.000 euros su parte a su hermano: así pasaba a ser al 100 % de Miguel.
¿Para qué necesitaba la casa Miguel? Para nada. Vivía en Camas con su novia. Quien realmente utilizaba ese domicilio era Francisco Javier que se acababa de separar y allí recibía a su novia María. ¿Podía comprar la casa Miguel si no tenía trabajo? No, no podía. En el momento de solicitar la hipoteca al BBVA no tenía ni oficio ni beneficio. ¿Cómo se solucionó este pequeño inconveniente? Pues falseando unas nóminas y la vida laboral. Miguel Carcaño entregó al banco tres: las de junio, julio y agosto de 2008, en las que ponía que trabajaba de camarero y que ingresaba 1.400 euros al mes. Para dotar de credibilidad el amaño también falsificó un documento público: la vida laboral. En la que le entregaron al banco consta que trabajaba en la cafetería. La hipoteca cayó como fruta madura: en noviembre de 2008 se la concedieron y se consumó la estafa.
Así Francisco Javier logró recibir el dinero que necesitaba para cancelar la deuda que tenía con el prestamista que le acosaba. Pero claro, las hipotecas obligan a pagar una cuota mensual y Miguel tuvo que buscar trabajo a toda velocidad. Aún así, su distendida forma de vida hizo que fallase en el pago de la segunda cuota de un préstamo que iba a durar años. Y así llegamos al mes de febrero de 2009. Según la confesión que Carcaño hizo tras el juicio, después de quitarse de encima el síndrome de Estocolmo que sobre él ejercía su hermano, en realidad fue Francisco Javier quien mató a Marta, no él.
Retrasos con la hipoteca
«Llegué con Marta a mi casa sobre las ocho de la tarde», explicó. «Cuando entramos me di cuenta de que mi hermano estaba en el interior. Marta se metió en mi habitación y yo me fui hacia dentro para hablar con él. Le dije que venía acompañado y él me explicó que había puesto una lavadora y me dijo que la fuera tendiendo. Mientras lo hacía mi hermano me contó que había hablado con el que arregló los papeles del piso y que le había comentado que iba retrasado con el pago de la hipoteca».
Y continuó: «Le expliqué que en la cuenta había 2.000 euros y que había sacado 800 para comprar una moto y que se había llevado del banco como regalo una Play, una cámara y un home cinema. Pensé que eran gratis. Cuando escuchó mi explicación comenzó a insultarme y a decirme «siempre eres igual» y a pegarme. Intenté escaparme fuera de casa. Corrí pero mi hermano me alcanzó justo antes de abrir la puerta. Me dio un puñetazo en el estómago. Estábamos justo frente a la puerta donde estaba Marta. Traté de entrar dentro, pero mi hermano me acorraló y siguió pegándome. Me daba por todos lados. Mi hermano acabó de espaldas a la habitación y yo de frente. Marta, al ver la paliza, se abalanzó a la espalda de mi hermano para intentar que parara. En ese momento él se lleva la mano al cinturón, saca un revolver que lleva en la funda, me da a mi una vez y luego se gira mete a Marta en la habitación y le golpea en varias ocasiones».
La documentación que consta en el juzgado de instrucción demuestra que Miguel, en su última versión, dijo la verdad respecto a los problemas económicos. Todo apunta a que la discusión no se produjo por el impago, sino porque se podía descubrir la estafa y la falsedad documental que había detrás, lo que podía acarrear diez años de prisión si les pillaban: algo que sin duda ocurriría si Miguel no pagaba las cuotas.
Localizar a Miguel
La Policía investigó y quiso seguir haciéndolo, pero el juez les paró los pies: Francisco Javier había resultado absuelto y era algo así como intocable. Las pesquisas se estancaron porque además los delitos habían prescrito. Por entonces comenzamos a preparar el documental sobre Marta para Netflix. Entre la documentación vimos que el juzgado tenía en depósito varios teléfonos de los que fueron sospechosos. La abogada de Antonio pidió a la Justicia que se los entregase a un perito especialista, Manuel Huertas, para ver si podía, a través de los aparatos, posicionar a Miguel la noche del crimen. La idea era conocer sus movimientos después de la muerte de Marta para trata de ubicar el potencial lugar del enterramiento.
Hace aproximadamente dos años y medio se le entregaron los móviles. Al tiempo que seguía al frente de su empresa, Lazarus Technology, ha trabajado desinteresadamente en resolver el enigma. En el camino han ocurrido muchas cosas, algunas mejor no mencionarlas, porque lo importante es el resultado final: este martes ha entregado en el juzgado el informe sobre los posicionamientos de Miguel Carcaño. Habrá que esperar a a ver qué información contiene el informe, pero quizá estemos mas cerca de localizar el cuerpo de Marta del Castillo y que su familia pueda descansar en paz. Lo merecen.