Otro «cambio de opinión»
Sánchez presumió en su investidura de no haber cedido ante Bildu: «¿Con qué votos gobierna UPN en Pamplona?»
En aquel debate, el presidente recordó al diputado de UPN que gobernaban gracias a los socialistas. Un mes después, el PSN ha entregado la capital navarra a Otegi. Estas son las claves desde el 23J
El 16 de noviembre, durante el debate de su investidura, Pedro Sánchez recordó al diputado de UPN, Alberto Catalán, que si su formación gobernaba en el Ayuntamiento de Pamplona era gracias a los votos de los socialistas. Apenas un mes después, este miércoles 13 de diciembre, se hizo oficial el anuncio de un acuerdo entre Bildu y el PSN para entregar la capital navarra al partido de Arnaldo Otegi.
La videoteca del presidente del Gobierno sigue creciendo con este vídeo que publica El Debate, y en el que los gestos de Sánchez son tan elocuentes, o más, que sus palabras. «En su lista de agravios se le ha olvidado incorporar un pequeño matiz: ¿Quién gobierna el Ayuntamiento de Pamplona? ¿con qué votos gobierna UPN el Ayuntamiento de Pamplona?, ¿por qué lo niega?», le preguntó a Catalán.
La escena se produjo después de que el diputado de UPN le exigiera conocer qué es lo que había pactado con Bildu a cambio de sus seis votos: «Señor Sánchez, deberá dejar claro qué ha acordado con Bildu. Porque Bildu, señorías, no da ningún cheque en blanco y pasará, tarde o temprano, su factura. Han hablado aquí de territorialidad, y también se podría hablar de presos, porque son los objetivos que se marcan los herederos políticos de ETA en los próximos años. Y cuando Bildu habla de territorialidad, ya sabemos lo que se pone encima de la Mesa: a Navarra y la anexión de Navarra a esa quimera que denominan Euskal Herria», advirtió Catalán.
La premonición de Feijóo
Durante ese debate de investidura, también Alberto Núñez Feijóo trató de que Sánchez explicara públicamente lo que había negociado con el partido que, en las pasadas elecciones municipales, llevó en sus candidaturas a 44 etarras. Aunque ante el escándalo nacional después excluyó a los siete con delitos de sangre (a los demás no).
«¿De verdad piensa que somos tan ingenuos que nos creemos que el voto de Bildu ha sido a cambio de nada? ¿cuál es el pacto encapuchado con el señor Otegi, además de intercambiarse Gobierno Foral y presidencia de los ayuntamientos navarros? ¿La Alcaldía de Pamplona, recuperar el Plan Ibarretxe, la amnistía etarra también, hacerle la campaña para que puedan lograr el Gobierno vasco, conformar Euskal Herria o todo esto?», le preguntó el líder de la oposición.
La intervención de Feijóo fue premonitoria, puesto que la Alcaldía de Pamplona ha caído en la saca de Otegi apenas cuatro semanas después. Aunque el líder de Bildu negó este mismo miércoles, en la televisión pública vasca, que la moción de censura en la capital navarra tenga algo que ver con la investidura de Sánchez. Según Otegi, el acuerdo es «local» y se ha negociado entre los socialistas navarros y su formación.
Tanto Otegi como el PSN niegan que su acuerdo en Pamplona tenga que ver con la investidura de Sánchez
También el PSN desvinculó ambas. «No debemos nada a nadie, es un acuerdo político en Navarra y en Pamplona para mejorar la vida de los ciudadanos de Pamplona», afirmó ayer su secretario de Organización, Ramón Alzórriz, quien añadió que las conversaciones empezaron tras la investidura de Sánchez, no antes.
Sin embargo, el PP, Vox y UPN están convencidos de que el pacto estaba cerrado desde mucho antes. Lo cierto es que Bildu fue el primer partido que anunció su voto a favor de la investidura, solo dos días después de las elecciones del 23 de julio: «El sí a Sánchez está garantizado. No daremos a la derecha la oportunidad de repetir elecciones», anunció el propio Otegi el 25 de julio.
Por aquel entonces, el retraso en las negociaciones en Navarra para la investidura de la socialista María Chivite hizo que ambos caminos, el de la política regional y la nacional, se cruzaran. En UPN empezaron a adivinar la jugada, como publicó este periódico el 2 de agosto. Su presidente, Javier Esparza, ofreció a Chivite el apoyo del partido foral para que pudiera ser investida sin necesitar la abstención de Bildu. A cambio, el PSN debía comprometerse a no tocar el Ayuntamiento de Pamplona. Chivite no aceptó y finalmente fue elegida presidenta el 15 de agosto, con la abstención de Bildu.
El pasado 13 de octubre, Sánchez cruzó otra línea roja al reunirse con los portavoces de Bildu en el Congreso y en el Senado. Una imagen que el líder de la formación abertzale celebró como un gran triunfo: «Esa foto nos sitúa en otra fase política, aunque unos y otros no quieran», proclamó.
Durante los días previos a la investidura de Sánchez, el PSOE fue haciendo públicos los acuerdos con Sumar, Junts, ERC, el PNV, el BNG y Coalición Canaria, e incluso presumió de transparencia. Pero no hubo un solo papel publicado sobre lo acordado con Bildu, ni por una parte ni por otra. El silencio continuó durante el debate de investidura. La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, se limitó a decir que su apoyo no era «un cheque en blanco», sin especificar más, y a recordar a Sánchez por dónde debía caminar de ahora en adelante: «Ésta debe ser la legislatura de la plurinacionalidad, para abrir el camino a otras naciones», sostuvo.
Uniendo los puntos
Solo hay que unir los puntos. El 20 de noviembre, Sánchez decidió nombrar ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a la que había sido la candidata socialista al Ayuntamiento de Pamplona y después portavoz de su grupo municipal, Elma Saiz. Se la llevó a Madrid para eliminar el penúltimo escollo. Quedaba uno, el principal, pero duró poco: el 27 de noviembre, Otegi anunció que no sería candidato a las elecciones vascas del próximo año.
Aquel anuncio cobra una dimensión mayor tras conocerse el acuerdo entre Bildu y el PSN en Pamplona. Si se cumplen todos los pronósticos, los socialistas tendrán la llave del Gobierno vasco, que actualmente comparten con el PNV. Con Otegi en la ecuación era muy difícil, o al menos más difícil, que los socialistas se plantearan entregar la Lendakaritza a Bildu si finalmente diera el sorpasso al PNV.
Sin Otegi, y tras lo sucedido en la capital navarra, lo que parecía improbable ahora lo es menos. No obstante, el PNV y el PSE no solo comparten coalición en el Ejecutivo autonómico, sino que también gobiernan juntos en ayuntamientos y diputaciones. Pero los de Andoni Ortuzar se fiaban poco de Sánchez y desde este miércoles, menos. Máxime después de escuchar al líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, prometer ayer: «No haremos lendakari a un candidato de Bildu».