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Pedro Sánchez y Pere Aragonès en su reunión de este juevesEFE

Viaje a Barcelona

Sánchez se hace trampas al solitario con el referéndum catalán

El presidente afirma que no cabe en la Constitución «desde el punto de vista material», pero en los acuerdos con ERC y Junts figura la consulta a los catalanes

Cada vez que Pedro Sánchez afirma que el referéndum es inconstitucional, alguien le recuerda que lo mismo decían los socialistas hasta hace unos meses de la amnistía y ahora se está tramitando en el Congreso. Y eso mismo le pasó al presidente del Gobierno en la emisora RAC1, adonde acudió horas antes de entrevistarse con Pere Aragonès.

En su viaje a Barcelona, Sánchez insistió en el mensaje que viene trasladando desde hace semanas: no habrá referéndum de autodeterminación porque es una línea roja infranqueable. «El referéndum desde el punto de vista material en la Constitución no cabe, no resuelve el problema político», señaló.

Sin embargo, tras verse con el presidente de la Generalitat, cuando a Sánchez le preguntaron qué garantías existen de que después de la amnistía no vendrá el referéndum no dio ninguna. Simplemente eludió la pregunta y señaló que lo que la sociedad catalana espera del Gobierno central y del autonómico es «un acuerdo y no una disputa». E insistió en avanzar en el autogobierno. «Ésta es una sociedad donde está muy arraigado el concepto y la cultura del autogobierno y es ahí donde podemos encontrar una zona de encuentro», remachó.

Tampoco quiso Sánchez pedir al independentismo que renuncie al referéndum. «Nosotros no pedimos que ningún partido político renuncie a ninguno de sus objetivos legítimos. Lo que pedimos es que se haga en el marco de la Constitución», sostuvo. Aunque aparentemente no se ha movido de su posición, en la práctica va dando pasos como estos.

Tras él compareció Aragonés para felicitarse de que la amnistía «está abriendo una nueva fase de negociación» y que la meta es el referéndum. De ahí, según el presidente de la Generalitat, la reactivación de la mesa de diálogo que ya establecieron ambos gobiernos la legislatura pasada.

En el acuerdo de investidura entre el PSOE y ERC, ambos partidos ya especificaban que esa mesa debía servir para «abordar el debate sobre el modo en que los acuerdos a los que se pueda llegar sobre el marco político de Cataluña puedan ser refrendados por el pueblo catalán». «Puedo entender que el presidente tenga un posicionamiento de máximos, pero hay que abordar el fondo de la cuestión del conflicto. También había una línea roja hacia la amnistía y hoy es una realidad», afirmó Aragonès con cierta sorna.

No lo llamarán referéndum, pero los independentistas están convencidos de que en esta legislatura votarán. Está en el acuerdo de los socialistas con Esquerra y también en el de estos con Junts. En este último, los de Carles Puigdemont anticipaban que su propuesta pasa por «la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya amparado en el artículo 92 de la Constitución». Es decir, acordado con el Gobierno y convocado por el presidente.

Como contó El Debate el pasado domingo, una de las opciones sobre la mesa, en el corto plazo, es una consulta no vinculante mediante la ley catalana 10/2014 de consultas populares no refrendarias. Esta ley permite al presidente de la Generalitat o al Parlamento autonómico convocar en un breve plazo de tiempo un referéndum con una pregunta binaria que no tenga consecuencias legales directas.