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Pere Aragonès, presidente de la GeneralitatEdición: El Debate

El laberinto catalán

Cataluña crea una compañía eléctrica pública para lograr la soberanía energética

L’Energètica aspira a prescindir de la energía fósil, descarbonizar Cataluña y desterrar la energía nuclear, objetivo que choca frontalmente con su voluntad de ser energéticamente autosuficiente

Cataluña genera 41.045 gigavatios hora y consume 44.976. En definitiva, Cataluña sufriría apagones si dejara de 'importar' energía. Su principal proveedor es Aragón. Con el objetivo declarado de conseguir la «soberanía energética» y ser autosuficientes la Generalitat ha creado una empresa energética llamada L’Energètica (La Energética).

Esta semana la nueva empresa pública de la Generalitat ha recibido la preceptiva autorización para operar de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Los objetivos de la Generalitat no se centran en ofrecer una propuesta competitiva en energía que abarate el recibo a la ciudadanía y la industria, sino en que Cataluña tenga infraestructuras y recursos propios pensando en una futura independencia.

Hace una década la Generalitat redactó un libro blanco sobre «La transición nacional de Cataluña», donde se explicaba con todo detalle cómo se tenían que crear estructuras de Estado para hacer viable la separación. Dicho libro blanco dedicaba un capítulo específico al abastecimiento de agua y energía. La página 94 del documento señala medidas que ahora se intentarán llevar a cabo mediante la nueva compañía; como, por ejemplo, «asegurar los proveedores estratégicos y renovar y continuar el marco regulador de la política energética». Además, la página siguiente del libro blanco que impulsó Artur Mas indica que «formar un equipo directivo que asuma las funciones políticas y técnicas que garanticen el funcionamiento correcto del sistema energético».

Entre sus objetivos, L’Energètica afirma que aspira a prescindir de la energía fósil, descarbonizar Cataluña y desterrar la energía nuclear. Este objetivo choca frontalmente con su voluntad de ser energéticamente autosuficiente dado que más del 50 % de la energía que produce Cataluña procede de los tres reactores nucleares de las centrales de Ascó y Vandellós (Tarragona). Así, tres de los siete reactores nucleares en funcionamiento en España están en Cataluña.

La compañía energética pública catalana ha presentado un plan comercial basado en la captación, en una primera fase, de 3.000 clientes; todos ellos procedentes de la administración pública. Los directivos de la empresa han afirmado, con indisimulada satisfacción, que «la Generalitat es el primer consumidor energético de Cataluña». Las previsiones de la empresa es que al finalizar 2024 ya cuenten con un millar de puntos de suministro. Entre diversos expertos en derecho administrativo se cuestiona cómo una empresa puede convertirse en adjudicataria de un servicio público sin mediar concurso.

Transferir a la Generalitat las hidroeléctricas

En una segunda fase L'Energètica prevé crecer asumiendo la titularidad de las centrales hidroeléctricas que hay en Cataluña, cuando vayan venciendo las concesiones. Legalmente las concesiones revierten al Estado, pero el buen momento de las relaciones entre el Gobierno separatista catalán y el central permite a Pere Aragonés aspirar a que Pedro Sánchez les transfiera dichas centrales. La empresa –que cuenta con un consejo de administración formado en su totalidad por altos cargos de la Generalitat de Cataluña– ha sido dotada, inicialmente, con 25 millones de euros. Asimismo, ya antes de la pertinente autorización se hizo con dos parques eólicos para poder empezar a producir energía.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès en su reunión del pasado juevesEFE

El fracaso de Colau

El intento de crear energéticas públicas en Cataluña no es una idea nueva. Ada Colau, exalcaldesa de la capital de la comunidad autónoma, ya creó una empresa pública municipal, Barcelona Energía, que fracasó. Con poco más de 3.000 clientes, la mayoría de la facturación de esta empresa procede de la administración municipal de Barcelona y su entorno. La empresa de Colau compra la energía a empresas privadas y es más cara que la competencia.