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El PSOE consuma su traición a los pamploneses y entrega la alcaldía a un Bildu que no condena a ETA

El nuevo alcalde, Joseba Asirón, no ha querido ni defender el programa de Gobierno que compartirá con PNV y Sumar

Ya está. Los socialistas del Ayuntamiento de Pamplona han consumado la traición a los votantes que eligieron a UPN como opción favorita en las pasadas elecciones del 28 de mayo, le ha quitado la alcaldía a la regionalista Cristina Ibarrola para entregársela en bandeja de plata al representante de Bildu, Joseba Asirón.

No le han temblado la voz a los concejales socialistas a la hora de dar su «sí» al nuevo alcalde de Bildu. Tampoco cuando el concejal del PP, Carlos García Adanero, les ha recordado las 27 personas asesinadas por ETA en Pamplona. Incluso dos de las concejales que se encontraban en el salón de plenos son víctimas del terrorismo de ETA. Ni una palabra al respecto ni de los socialistas ni de Joseba Asirón.

De hecho, el candidato de Bildu, Joseba Asirón, ni tan siquiera se ha dignado a hacer uso de su turno de palabra para defender su candidatura o el programa de Gobierno con el que pretende dirigir Pamplona los próximos 3 años y medio.

Ha preferido hablar únicamente a sus correligionarios que, en número de varios miles, llenaban la plaza Consistorial de Pamplona. A ellos ha saludado desde el balcón del Ayuntamiento dándose un baño de multitudes después de celebrar su investidura con un brindis. Eso sí, a cargo del Ayuntamiento.

El nuevo alcalde de Pamplona se ha dado un baño de multitudes con sus simpatizantesEFE / Villar López

Ni palabra del programa

Es más, ninguno de los concejales que han dado el poder a Bildu han hablado del programa de Gobierno que firmaron la semana pasada. Incluso el portavoz de Contigo Zurekin, marca navarra de Sumar, Txema Mauleón, ha afirmado explícitamente que «hoy no quiero hablarles del programa».

Tampoco lo ha mencionado la portavoz socialista, Marina Curiel, quien apenas lleva un mes en el cargo ya que sustituyó a la actual ministra de Seguridad Social, Elma Sáiz, que fue ascendida al Ministerio para facilitar el pacto en Pamplona. Curiel se ha limitado a sacar las excusas que llevan aduciendo desde que se anunció la moción de censura el pasado 13 de diciembre: «parálisis del Ayuntamiento», «prepotencia de la alcaldesa»,... Lo que se viene escuchando en las dos últimas semanas a pesar de que está empíricamente demostrado que no es cierto.

La propia alcaldesa saliente de Pamplona, Cristina Ibarrola, se lo ha recordado: «Sánchez envía a unos títeres y marionetas para traicionar a Pamplona», ha arremetido. Incluso ha considerado que «Sánchez se ha vendido como Judas Iscariote, por seis votos de Bildu».

Pero la alcaldesa saliente se ha despedido de la alcaldía con elegancia. «Yo todavía puedo mirar a la cara a los votantes y ciudadanos y decirles que vuelvan a confiar en la democracia, en los políticos, que todavía los hay que trabajan por los ciudadanos».

Y ha concluido su intervención asegurando que «espero que democráticamente ustedes (en referencia a los socialistas) ustedes tengan lo que merecen. Gracias, Pamplona, seguiremos trabajando por los pamploneses y pensando tan solo en los pamploneses».