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Pedro Sánchez rechazó la participación de España en la coalición internacional contra los hutíesEl Debate

Los miedos por los que Sánchez da la espalda a la alianza occidental contra los hutíes del mar Rojo

Pedro Sánchez ha rechazado la participación de España en la coalición contra los hutíes por intereses políticos personales

El pasado 25 de noviembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibía un envenenado agradecimiento del grupo terrorista Hamás.

«Valoramos la postura clara y audaz del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien condenó la muerte indiscriminada de civiles en la franja de Gaza por parte del régimen ocupante y apuntó la posibilidad de que su país tomara la decisión unilateral de reconocer el Estado palestino si la Unión Europa no asume este paso».

El espaldarazo a Sánchez de Hamás, que está considerado como grupo terrorista por la Unión Europea, Estados Unidos o Gran Bretaña, entre otros, supuso una grave crisis diplomática con Israel y dejó claro que Sánchez, recién investido presidente, iba a aplicar a la política exterior un criterio de defensa de sus propios intereses políticos en clave interna.

Las manifestaciones públicas de representantes de Podemos y Sumar situándose sin ambages a favor de Palestina han condicionado la estrategia sanchista. De hecho, no puede olvidarse en este sentido un comunicado difundido por la embajada israelí en Madrid, que exigía al jefe del Ejecutivo español una condena «inequívoca» de las «vergonzosas declaraciones» de algunos miembros de su Ejecutivo que han optado por «alinearse con el terrorismo» de Hamás.

Tampoco hay que olvidar que el PSOE aceptó incluir en las negociaciones con Sumar para su investidura el reconocimiento del Estado palestino. Sumar rechaza de plano incluso la posibilidad de que los militares que se envíen al Mar Rojo sean oficiales de enlace. En esa hipótesis, los socios de Sánchez estarían dispuestos a forzar una votación en el Congreso, en la que se evidenciaría su rechazo.

Este aspecto es determinante para entender el porqué Sánchez rechaza participar en eventuales misiones de la UE o EE.UU. en el mar Rojo. El Gobierno teme que cualquier acción militar contra los hutíes pueda tomarse como un acto de apoyo expreso a Israel. La participación en una operación liderada por EE.UU. podría ser interpretada como un posicionamiento político que el Gobierno de Sánchez y sus aliados de Sumar prefieren evitar. Una actitud que también recibió el aplauso de los rebeldes hutíes, apoyados y armados en Yemen por el régimen iraní.

Los hutíes dieron las gracias al presidente español por no participar en la coalición internacional para proteger el tráfico marítimo de los asaltos desde el país yemení.

«Valoramos mucho la negativa de España a dejarse arrastrar por las mentiras norteamericanas y británicas en lo concerniente a la navegación marítima», escribió en la red social X el viceministro de Asuntos Exteriores de los hutíes, Hussein Al-Ezzi.

Otro factor clave lo ponía encima el almirante Garat en El Debate. «Incluso una misión de vocación defensiva puede obligar, bajo ciertas circunstancias, al ataque a instalaciones en tierra –ha ocurrido incluso en la operación Atalanta– con víctimas que, de existir, los hutíes –que para eso son rebeldes– declararán civiles. ¿Por qué habría de meterse en ese avispero un Gobierno de coalición, aparentemente poco cohesionado en cuestiones de política exterior?».

El pánico a participar en una acción armada en el polvorín de la zona cunde en el cálculo político de un Ejecutivo que teme un incendio en las bases de su débil coalición. Por nada del mundo quisieran en La Moncloa ver reeditado un «No a la guerra» personalizado contra Sánchez.

Desde el punto de vista militar hay que tener en cuenta la consideración de que España mantiene en la zona a la fragata española ‘Victoria’ (F-82), desplegada en la Operación ‘Atalanta’ de la UE. El pasado mes de diciembre, por ejemplo, este buque monitorizó y se desplegó ante el secuestro por piratas del mercante búlgaro con pabellón de Malta ‘MV Ruen’. La «Victoria» es la segunda fragata de la clase «Santa María» encuadrada orgánicamente en la 41ª Escuadrilla de Escoltas con base en Rota.

La fragata Victoria de la Armada españolaEstado Mayor de la Defensa

Fue construida en Ferrol (La Coruña), a mediados de los años 80. Lleva en servicio más de 30 años pero durante su vida operativa se le han ido realizando las obras de modernización necesarias.

Sin embargo, la mayoría de los especialistas coinciden en que para una misión de la naturaleza que desarrolla EE.UU. sería necesario como mínimo una de las fragatas de la serie F-100, dotadas por cierto con el sistema de combate Aegis, de origen estadounidense.

Jaque al comercio mundial

El hecho es que el desafío de los rebeldes hutíes del Yemen en el mar Rojo, con el respaldo de Irán, ha disparado la tensión en Oriente Medio y arrastrado al mundo a una escalada bélica con dos focos de tensión: Gaza y Ucrania.

El caso concreto del mar Rojo, la tensión se disparó el 19 de noviembre cuando los hutíes asaltaron y secuestraron el moderno mercante japonés Galaxy Leader. Los hutíes habían declarado la guerra a Israel tras el inicio de la operación contra Hamás en la franja de Gaza. Además de lanzar ataques con drones contra el sur de Israel, los hutíes anunciaron que atacarían buques relacionados con Israel que navegaran por aguas del mar Rojo y el golfo de Adén.

Desde entonces, el goteo de buques atacados o asaltados por los hutíes ha sido constante. Para garantizar el tránsito internacional de buques por aguas del mar Rojo, Estados Unidos impulsó una coalición internacional liderada por su Marina de guerra que garantice la seguridad en el mar Rojo.

En la noche del 11 al 12 de enero, Estados Unidos dio un golpe sobre la misa y, junto Reino Unido y otros socios de la coalición, lanzó un ataque masivo contra objetivos militares hutíes en el Yemen.

España, sin embargo, se ha negado a tomar parte del operativo que busca garantizar el comercio marítimo internacional.

La situación se había vuelto insostenible ante el aumento de la inseguridad en una ruta marítima estratégica para el comercio mundial.

Por el mar Rojo navegan cada año unos 17.000 buques mercantes, el 10 % del comercio mundial. En ese porcentaje se incluye el 8 % del comercio mundial de cereales, el 12 % del comercio de petróleo y el 8 % del comercio mundial de gas natural licuado.

Decenas de barcos han sido atacados, sin importar su bandera

Muchos de esos buques cruzan el estratégico Canal de Suez que comunica el mar Rojo y el océano Índico con el mar Mediterráneo.

Cerca de 20 navieras han desviado sus rutas para garantizar la seguridad de sus buques, tripulaciones y cargas.

Más de 2.000 barcos se han visto obligados a desviarse miles de millas para evitar las aguas del mar Rojo y sus peligros, lo que ha causado retrasos de semanas en los tiempos de entrega de productos.

Uno de los sectores más afectados por la crisis es el de la automoción. Por esta ruta marítima se envían a Europa cada año unos 600.000 automóviles de fabricantes asiáticos.