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Imagen de archivo del juez Manuel García-CastellónEFE

Lawfare

García-Castellón, el juez incómodo señalado por investigar el terrorismo de Tsunami

El titular del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional se ha convertido en el enemigo de los sediciosos con la complacencia del Gobierno

Manuel García Castellón ha cometido el inmenso error de empeñarse en hacer su trabajo, a pesar de las presiones y los obstáculos: investigar, como le ha correspondido por turno en la Audiencia Nacional, los disturbios planeados por Tsunami Democràtic, en 2019, en Barcelona. Quienes le conocen de cerca aseguran que no claudicará hasta desentrañar el más mínimo detalle del último indicio sobre su mesa, siempre repleta de documentos y de un calendario con las fechas clave de las causas con preso.

El señalamiento de los separatistas catalanes de Junts que han visto cómo el empeño por el detalle del instructor de la causa complica la vuelta de su líder, Carles Puigdemont, y la aplicación de la amnistía a los fugados no han hecho mella en su ánimo. Tampoco la campaña de desprestigio que han puesto en marcha las terminales mediáticas de la izquierda; ni las acusaciones veladas de 'prevaricación' que le han lanzado desde el propio Gobierno socialista nada menos que sendos ministros, Oscar Puente y Teresa Ribera.

García Castellón es, a estas alturas, un juez curtido en mil batallas y aplaudido –maldita hemeroteca– por quienes ahora le atacan cuando a lo que dedicaba sus pesquisas era a depurar supuestas conductas irregulares y presuntas responsabilidades penales de los líderes tanto de Podemos como del Partido Popular.

Esperanza Aguirre e Ignacio González estuvieron bajo su lupa en el 'caso Púnica', María Dolores de Cospedal fue citada a declarar bajo su batuta en el marco de una de las derivadas del ‘caso Villarejo’ y el ex ministro de Interior de la era Rajoy, Jorge Fernández Díaz se sentará en el banquillo junto a su número dos y media docena de comisarios de policía, como resultado de las pesquisas de su juzgado al hilo de la denominada 'operación Kitchen' y Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero o Carolina Bescansa pasaron por su microscopio ante las denuncias de una presunta financiación ilegal de su partido. Un perfil así molesta porque se ha forjado, precisamente, en las antípodas de cualquier «querencia» ideológica.

«Manolo», como le llaman sus compañeros y amigos, es un hombre de carácter recio y parco, como buen castellano, pero siempre leal a sus principios y a su vocación profesional, el Derecho con mayúsculas. García Castellón siempre ha ejercido como juez de instrucción y como juez de instrucción colgará la toga en el próximo año. Fue juez de distrito en Markina y Castrojeriz y de primera instancia e instrucción en Puebla de Sanabria, Medina del Campo y Valladolid donde, además, fue juez decano.

Un perfil como el del juez García Castellón resulta molesto porque se ha forjado, precisamente, en las antípodas de cualquier «querencia» ideológica

Llegó a la Audiencia Nacional, en 1993, para hacerse cargo del Juzgado de Instrucción del número 5. Más tarde, entre los años 2000 y 2012 fue magistrado de enlace ante las Autoridades de la República Francesa para delitos de terrorismo y desde 2012 a 2017 ante las Autoridades de Italia en la lucha contra el crimen organizado. Desde entonces, está al frente del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la AN ocupándose de casos como Banesto, el secuestro y asesinato del concejal popular de Ermua Miguel Ángel Blanco, los atentados del Comando Andalucía,…

Fundador del Grupo Iberoamericano de Jueces, integrado por varios países y dedicado a la extensión del modelo europeo de práctica judicial y respeto a los Derecho Humanos, también es el representante español del Grupo de Trevi, entidad encargada de combatir la delincuencia y el narcotráfico internacional. De hecho, a él corresponde el mérito de la investigación abierta España, en 1997, contra el dictador chileno Augusto Pinochet por crímenes de lesa humanidad.

No es uno de esos jueces ‘estrella’ y nunca le ha gustado ser el centro de atención, incluso, aunque sobre sus espaldas haya recaído la complicada tarea de perseguir a ETA desde su llegada a la Audiencia Nacional. En dicha tarea se encargó de investigar el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, recientemente reabierto a instancias de la asociación Dignidad y Justicia para los «autores mediatos» de aquella barbarie, o el atentado sufrido por José María Aznar.

García Castellón han reactivado algunas históricas causas como el atentado de Santa Pola, en busca de los ex jefes de la banda armada que lo diseñaron intelectualmente, como parte de su siempre comprometida e incansable guerra contra el terror. Pocos jueces como él pueden, por lo tanto, gozar de la autoridad y el compromiso necesarios para abordar el supuesto terrorismo de Tsunami Decmocràtic que algunos, incluida la Fiscalía que cambió el escrito de calificación inicial de los hechos tras las elecciones del 23-J, se esfuerzan por desmontar, incluso, antes de que haya podido investigarse como debe ser en un Estado de Derecho.