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Ione Belarra, Pablo Iglesias e Irene Montero, en una imagen de archivoEFE

El hundimiento de la nave podemita

Iglesias, Montero y Belarra crean un búnker de perdedores en Podemos tras sus reiteradas purgas

Las marchas de Lilith Verstrynge y de Jaume Asens dejan muy debilitado al partido, que busca evitar sangrías todavía mayores

Pablo Iglesias, Irene Montero e Ione Belarra se han encastillado en Podemos formando un férreo núcleo duro al timón de un partido a la deriva. Los tres forman un círculo blindado –como si de un fuerte se tratase– ante las críticas internas por la caída del partido a todos los niveles, desde el que lanzan flechas y dardos a todo aquel que se atreve a desdecir a la cúpula.

Se ha visto estos días en Canal Red, con la purga iniciada estos últimos días por Pablo Iglesias contra todo aquel que se salga un ápice de su línea ideológica; y se está viendo con los cambios orgánicos que el partido viene haciendo desde Navidades, bien por decisión propia o por adaptarse a las circunstancias. La marcha por sorpresa de Lilith Verstrynge y la sustitución de esta por Pablo Fernández, el que hasta ahora era portavoz nacional del partido, pone de nuevo de manifiesto el empeño por esta cerrazón del partido para forjar un núcleo amigo. A nadie es extraño que el nuevo secretario de Organización sea Fernández, ya que es muy cercano tanto a Belarra como a Montero.

Pero los golpes que el partido morado está viviendo son duros. Este martes salía a la luz que el exportavoz de En Comú Podem en el Congreso y uno de los fundadores de Podemos, Jaume Asens, tampoco pertenece ya al partido. Desveló ayer que se había dado de baja hace semanas. Las causas son las mismas que relatamos: la cerrazón del team Iglesias, Montero y Belarra. «Entre el Podemos de 2015, que tenía un carácter muy transversal, y el Podemos actual hay una diferencia importante. El Podemos de 2015 está más representado en el Sumar de hoy que en el Podemos de hoy. El de hoy es «más cerrado y más sectario» y «menos transversal y poroso», argumentó Asens.

Las críticas a la nuevas directrices del partido no cesan. Significativas son las propias internas que no perdonan que Podemos se haya diluido por haberse dejado fagocitar por Sumar y Yolanda Díaz.

Invitados a marcharse

De ahí que los tres pretendan rodearse de gente devota y afín. Personas tan arraigadas al cónclave morado como Sergio Gregori, expresentador de 'El Tablero' en Canal Red, o el cofundador del partido, Juan Carlos Monedero, han sido invitadas a marcharse del canal tras mostrarse críticos con la gestión.

El propio Monedero lo explicó ante su cese hace apenas una semana: «Los responsables del Canal quieren reforzar su línea ideológica y es evidente que mis desobedientes gafas de Lennon desenfocan en ese objetivo. Pablo y yo hemos hablado de logros, amistad, desencuentros. Y listo. No es fácil pelear desde la izquierda que molesta. Nadie puede negar el asedio a Podemos y es evidente la voluntad de Canal Red de cerrar filas ante el cerco», señaló.

Sin embargo, estas purgas tampoco sorprenden siendo Iglesias el ejecutor. Ya pudimos ver el mismo modus operandi con otros históricos del partido como Carolina Bescansa, Íñigo Errejón, Clara Serra, Rita Maestre o Teresa Rodríguez... entre una larga lista con decenas de nombres en los últimos seis años.

De la misma manera, el intento por construir un círculo potente, de confianza, ya pudo verse hace un mes cuando, tras la ruptura con Yolanda Díaz y que los cinco diputados de Podemos electos se pasaran al grupo de los no adscritos, Belarra anunció cambios en la dirección de Podemos. Elevó a Irene Montero a número dos del partido y le añadió una nueva área, la Secretaría Política. Además, mantuvo en este círculo a la exsecretaria de Estado de Igualdad Ángela Rodríguez 'Pam' (al frente de la Secretaría de Feminismos), a Lilith Vestrynge como secretaria de Organización y a Pablo Echenique como encargado de Programa. Como portavoces del partido figuraban Sánchez Serna, Isa Serra y Pablo Fernández. Apartó en ese entonces al histórico militante Rafa Mayoral y a Antón Gómez-Reino.

El partido, que cumple diez años y está en horas bajas, busca remontar y recuperar poder para evitar la sangría que la urnas y su unión con Sumar le han supuesto. La candidatura de Montero a las elecciones europeas de este año tiene el mismo objetivo.