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Pedro Sánchez, durante la votación de este martes en el CongresoEFE

El órdago de Junts

Puigdemont da jaque a Sánchez al exigir una ley de amnistía total a prueba de jueces

El expresidente catalán hizo una demostración de fuerza y ordenó a sus siete diputados votar en contra de la ley, mientras los del PSOE votaban a favor. El Gobierno acusó el golpe

La amnistía se escribe con renglones torcidos, pero lo de este martes superó cualquier guion. Junts decidió echar atrás la proposición de ley cuando estaba lista para ser enviada al Senado y la mandó directa de nuevo a la Comisión de Justicia. De donde había salido el martes de la semana pasada con el voto favorable de los siete diputados de Carles Puigdemont, he ahí la ironía.

La intención del partido independentista es volver a atar a Pedro Sánchez al potro de tortura y obligarlo a acorazar la ley de amnistía en la Comisión de Justicia para no dejar un solo agujero por el que puedan colarse los «jueces prevaricadores» españoles, que es así como se refirieron a ellos los portavoces de Junts, ERC, Bildu, el BNG y hasta de Sumar.

El voto en contra de Junts de este martes fue su respuesta a la postura del PSOE, que por una vez se plantó ante Puigdemont. Al menos, temporalmente. Y más por miedo a la UE que por convicción. Los socialistas votaron en contra de las dos enmiendas de Junts (una firmada con el PNV, otra con ERC) que habrían abierto las puertas de la amnistía a todos los delitos de terrorismo, y no solo a algunos. «En la justicia europea no hay Marchenas ni Aguirres. No tengan miedo a amnistiar delitos que no se han cometido», les animó la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, jactándose de que ellos llevan más de seis años paseándose por las instituciones europeas con inmunidad y total impunidad.

El Pleno dejó la imagen insólita de los diputados del PSOE votando a favor de la amnistía y los de Junts, en contra

La imagen del día fue la de los diputados del PSOE –incluido el presidente– votando a favor de la amnistía por llamamiento, uno a uno, y los siete de Junts votando en contra. El mundo al revés. El portavoz del PSOE, Francisco Aranda, defendió lo buena que es «para Cataluña y para España» y para la convivencia. La portavoz de Junts criticó que sea «una amnistía selectiva y en diferido». Oriol Junqueras no daba crédito a lo que veía y oía desde la tribuna de invitados.

El líder de ERC, Oriol Junqueras, este martes en la tribunaEFE

El líder de ERC asistió, como todo el hemiciclo, a una nueva demostración de fuerza de Puigdemont, con su mando a distancia desde Bruselas. Y cuando los socialistas apenas se habían recuperado de la agónica votación de los tres primeros decretos ley de la legislatura, en la que Junts se abstuvo sobre la bocina y permitió convalidar dos.

Los socialistas, contrariados

A última hora de la tarde, los socialistas apenas podían disimular su contrariedad. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, salió del hemiciclo visiblemente molesto. «Es absolutamente incomprensible que Junts haya votado en contra de una ley que ha pactado, de la que ha votado cuatro veces a favor durante su tramitación parlamentaria. Y que lo haga junto al PP y Vox, que quieren encarcelarles». Por el contrario, nada dijo Bolaños del señalamiento que la propia Nogueras había hecho de los jueces Manuel García-Castellón y Joaquín Aguirre desde el atril.

Esta vez, de nada sirvieron los intentos del ministro de la Presidencia y Justicia de llegar a un acuerdo in extremis con Junts. Ni los suyos ni los del secretario de Organización del PSOE. El móvil de Santos Cerdán yacía exhausto en su escaño, conectado al cargador, cuando apenas eran las cuatro de la tarde. De entonces en adelante Cerdán se pasó toda la tarde enviando y recibiendo mensajes.

Félix Bolaños y María Jesús MonteroEFE

¿Qué pasa ahora? La Comisión de Justicia tendrá o 15 días o un mes (dependiendo de lo que decida la Mesa del Congreso, porque esta proposición de ley ha sido tramitada por la vía de urgencia) para alcanzar un acuerdo y elevar una nueva propuesta al Pleno. Los socialistas no quieren cambiar una sola coma del texto sometido a votación ayer, porque necesitan una ley de amnistía asumible por el Tribunal Constitucional y medianamente digerible por el TJUE. «No tenemos margen. Esperemos que Junts sí», según fuentes gubernamentales.

Pero ellos mejor que nadie saben que tendrán que hacerlo. O eso o Puigdemont vuela por los aires la legislatura. O Sánchez convoca elecciones, que nada parece más lejos de su intención. El prófugo se manifestó a última hora de la tarde a través de sus redes sociales. «No podíamos dar nuestro apoyo a una proposición de ley que tiene importantes carencias que no se han querido corregir. De contar con nuestro voto favorable habría invalidado el compromiso con una amnistía integral, completa, sin exclusiones», escribió Puigdemont. Por si quedaba alguna duda antes de este martes, ahora ya está del todo claro que lo que Junts quiere es un traje ignífugo y a medida para Puigdemont, para que pueda volver a España.

De momento, las próximas semanas seguirá el tira y afloja. Y mientras, el Gobierno tiene empantanada la negociación de los Presupuestos Generales de 2024 hasta que el Congreso apruebe la amnistía. «La humillación es constante, cada votación es un calvario», afirmó Alberto Núñez Feijóo. «Sánchez está condenado a vivir en el chantaje permanente hasta el último minuto de cada votación durante esta legislatura», remató Santiago Abascal.