Entrevista al autor de 'Sin Justicia'
Florencio Domínguez: «Los terroristas no están por la labor de facilitar el derecho a saber de las víctimas»
Dos de los principales expertos en ETA analizan en 'Sin Justicia' por qué casi el 40% de los asesinatos etarras están sin esclarecer
Además de un prolífico autor de libros relacionados con el terrorismo de ETA, Florencio Domínguez es el director del Centro Memorial Víctimas del Terrorismo.
En compañía de la profesora universitaria e investigadora de esta lacra, María Jiménez, en 'Sin Justicia. Más de 300 asesinatos de ETA sin esclarecer' (Editorial Espasa, 2023) ha analizado uno por uno los crímenes de ETA que no han encontrado una respuesta en la Justicia.
–¿Por qué este libro?
–A raíz del informe que realizó Carmen Ladrón de Guevara para la Fundación Víctimas del Terrorismo, se tomó conciencia social de un problema que era la existencia de una cantidad significativa de asesinatos de ETA cuyos responsables no habían sido juzgados o que, si habían sido juzgados, no había habido condenas. Porque hasta entonces era solo una cuestión de conocimiento particular. Cada familia sabía su caso pero no teníamos conciencia como sociedad. Ha pasado bastante tiempo desde aquel trabajo, casi diez años, y nos pareció que era el momento de reflexionar sobre las causas por las que se había producido esa situación. Estudiar caso por caso para llegar a alguna conclusión acerca de por qué hay casi un 40% de asesinatos de ETA no resueltos.
–En el libro explicáis lo difícil que es definir qué es un caso sin resolver
–No hay un concepto legal generalizado para definir que es un caso sin resolver. El artículo 28 del Código Penal establece, en la cuestión de la autoría de los delitos, tres tipos de autores: por un lado, los autores materiales del delito, otro, los inductores y otro, los cooperadores, aquellos cómplices de los autores. En los asesinatos terroristas, obviamente, siempre hay autores materiales, pero no siempre hay inductores, o no siempre hay cómplices. Muchas veces sí, pero no siempre. Entonces optamos por atenernos a la primera idea de los autores materiales y considerar como casos sin resolver, aquel en el que no está condenado al menos uno de los autores materiales del asesinato.
–¿De quién sería la responsabilidad de que haya tantos asesinatos sin esclarecer?
–Hay un hecho significativo y es que las tres cuartas partes de los asesinatos corresponden a los años de plomo en los que la actividad terrorista era más intensa y estaba concentrada fundamentalmente en el País Vasco. En esos años de plomo se da una ETA rampante con muchos efectivos, con mucha capacidad terrorista, que tiene unos niveles de complicidad muy grandes en la sociedad vasca, lo cual facilita la comisión de la actividad terrorista y que impone el miedo en la sociedad. Los ciudadanos están atemorizados. Incluso hay una campaña específica de asesinatos de ciudadanos que son acusados de colaborar con las Fuerzas de Seguridad. Entonces, en esa sociedad atemorizada, la colaboración con la Policía es prácticamente nula.
–¿Fue la única causa?
–En absoluto. Además, las Fuerzas de Seguridad están a la defensiva porque son el objetivo preferente y no tienen los medios suficientes. Es decir, tienen que trabajar con mucho voluntarismo, pero sin medidas de protección, sin equipos de comunicaciones, sin vehículos adecuados, con las armas en inferioridad de condiciones respecto a los terroristas. Luego hay otros factores. En esas cifras están incluidos también los casos en que los autores han muerto. Es decir, hay casi 60 casos en los que algún autor ha muerto y en más de una veintena en los que han muerto todos los autores. Con lo cual, cuando mueren los autores de un crimen, se acaba el procedimiento penal de los autores del asesinato. Los asesinos de los seis policías nacionales de diciembre de 1990 en Sabadell murieron al cabo de unos meses en un enfrentamiento con la Guardia Civil. Con lo cual, en esos seis asesinatos no hay procedimiento penal. Y después hay un porcentaje, más de un 50% de los casos que están sin resolver, que policialmente sí que ha habido indicios y acusaciones contra determinados miembros de ETA. Hubo acusados, se llevaron a juzgar a los presuntos autores materiales, pero fueron absueltos por lo que sea, por el sistema garantista, legal, porque las pruebas no eran suficientes o por lo que fuera. Finalmente, hay una otra cantidad muy importante en que no ha habido juicios por falta de colaboración internacional en una etapa, porque se denegaron las extradiciones.
–Estos etarras huidos están volviendo una vez que prescriben las acusaciones. ¿Por qué no reconocen los crímenes prescritos al menos para dejar tranquila a la familia?
–Porque no quieren colaborar con la Justicia. Hay no pocos casos en los que miembros de ETA podrían decir 'he sido yo o ha sido fulano'. El crimen que Josu Ternera reconoció en el documental de Jordi Évole no solo está prescrito, sino que también está amnistiado. Pero no están por la labor de facilitar el derecho a saber de las víctimas. Es decir, una de sus de sus líneas rojas auténticas fue la del no arrepentimiento y no colaboración ni con la justicia, ni con las familias. Y no se han movido de esa posición.
–Se están escribiendo muchos libros sobre sobre terrorismo. ¿Por qué da la sensación de que el relato no cala en la sociedad, al menos cuando te encuentras en el norte?
–Lo que pasa que nos confundimos muchas veces y generalizamos lo que es la actuación del mundo que ha apoyado históricamente a ETA y lo generalizamos hacia el conjunto de la sociedad, como si la falta de autocrítica y la falta de empatía del mundo que viene de la antigua Herri Batasuna fuese compartida por la sociedad. Y sin embargo, hay mucha actividad de recuerdo de las víctimas, de deslegitimación del terrorismo. Nosotros desde el Memorial estamos notando una implicación muy notable del sistema educativo, de las autoridades y de los profesores. Están muy, muy implicados en transmitir en los colegios lo que ha sido la historia del terrorismo y llevar el testimonio de las víctimas. Y eso es una línea creciente. Se están haciendo libros, productos culturales, series de televisión que no son complacientes con el terrorismo. El conjunto de la sociedad no empatiza y no ha dado marcha atrás respecto al terrorismo.
–Sin embargo, tenemos toda una generación, los más jóvenes, que no han tenido un conocimiento directo del terrorismo.
–Los jóvenes que tienen hoy hasta 25 o veintipocos años no tienen conocimiento directo porque no han tenido vivencias de la historia del terrorismo. Pero eso no es preocupante porque lo podemos solucionar si el sistema educativo se implica y se está implicando; si el sistema de los medios de comunicación y los organismos públicos se implican para difundir la memoria de las víctimas. Podemos subsanar esa carencia que es lógica que la tengan porque no lo han vivido, afortunadamente. Lo que no debe ser normal es que no pongamos las instituciones públicas, los investigadores, la universidad, la escuela, los medios para subsanar ese desconocimiento. En eso es en lo que hay que trabajar más. La falta de conocimiento es grave y eso lo revelan algunas encuestas que se han hecho en el País Vasco y Navarra, que afirman que hay todavía entre un 20 y un 25 % de jóvenes que apoyan el uso de la violencia para conseguir objetivos políticos. Esa parte sí es más preocupante que el mero desconocimiento.