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Pedro Sánchez, en su última rueda de prensa en BruselasEFE

Moncloa asume el control absoluto de su delegación en Bruselas en pleno debate por la amnistía

La Presidencia del Gobierno ha dado orden de que se ciñan a las líneas pactadas desde Madrid

En Moncloa son cada vez más conscientes de que la batalla por la amnistía no tendrá lugar en el Congreso de los Diputados, sino que se peleará en los despachos de Bruselas. Hasta Europa llegará el perdón que prepara el Gobierno para los independentistas del procés y, para estar preparado, el Ejecutivo ya mueve sus hilos en la capital europea.

Sánchez ha ordenado cambiar el poder de mando en Bruselas, que ahora recaerá sobre la Secretaría general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica, dependiente de la Presidencia del Gobierno. Así se lo comunicó personalmente este martes el recientemente nombrado secretario, Diego Rubio, a los consejeros de la Representación Permanente de España ante la Unión Europea, a los que les advirtió que las líneas políticas a seguir son las marcadas por Moncloa, según apuntan fuentes diplomáticas a este periódico.

La intención del Ejecutivo es controlar aún más la información que pueda salir desde la oficina de Bruselas en un momento muy convulso, a falta de cuatro meses para la celebración de las elecciones europeas y en plena polémica por el debate de la amnistía, que llegará a Bruselas más pronto que tarde. La Comisión Europea está vigilando de cerca las actuaciones del Gobierno español en este sentido y podría acudir al Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el caso de que la ley aprobada choque con los derechos fundamentales europeos.

La decisión viene influida por la escasa confianza que tiene el Ejecutivo en los diplomáticos de carrera, como ya viene demostrando con la colocación de políticos como embajadores en destinos de gran relevancia internacional. Son los casos, por ejemplo, de Héctor Gómez en la ONU y de Miquel Iceta en la Unesco. Tampoco ayudó en este sentido el hecho de que los diplomáticos alertaran de los problemas a nivel internacional que podían conllevar los acuerdos a los que llegó el PSOE con Junts a cambio de la investidura de Sánchez.

Duplicidad de funciones

Con este movimiento, Moncloa reduce la importancia de la Secretaría de Estado de Asuntos Europeos, dependiente de la cartera de Exteriores, que hasta ahora marcaba la guía de la Representación Permanente, al igual que ocurre con el resto de embajadas.

Exteriores, que curiosamente pierde poder sobre Europa cuando se llama oficialmente Ministerio de Exteriores, Unión Europea y Cooperación, ve sometido su papel a un perfil más técnico y, en ocasiones, duplicado. Cuando Sánchez creó la Secretaría general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica en el primer Consejo de Ministros de la nueva legislatura, no reparó en que ya existía una Secretaría de Estado de la Unión Europea y una Secretaría general de Asuntos Europeos, dependiente de Exteriores, al frente de la cual continúa María Lledó.

Entre las funciones de la nueva secretaría general está la de realizar estudios de retrospectiva, un trabajo que ya realizaba el gabinete de análisis y previsión que siempre ha llevado Exteriores, con diplomáticos veteranos al frente.

Así, todo lo relativo a Bruselas pasa a depender directamente de la Presidencia del Gobierno, un entorno controlado para Sánchez en un momento en el que cualquier movimiento en falso puede provocar la ruptura de sus alianzas con los independentistas y resquebrajar la legislatura.