Investigación
Sánchez, en rebeldía: desobedece la ley para tapar con quién usa el Falcon y pasa sus vacaciones de lujo en palacios
Con una actitud inédita en un presidente europeo, el líder del PSOE rebasa el plazo máximo para informar de los gastos que cargó al erario por sus largos asuetos y el abuso con el avión
Pedro Sánchez incumple nuevamente la ley y, en contra de las resoluciones que le obligan formalmente a ello, se ha negado a cumplir las resoluciones que de ser cumplidas darías respuesta a una de las grandes incógnitas de su mandato: cuánto se gasta en sus largos periodos de vacaciones en hasta tres palacios del Estado y quiénes le acompañan, como parece probable, en sus largas ausencias lúdicas, con todos los gastos pagados. Y sobre el uso del célebre Falcon, abusivo a ojos vista en mítines y actos ajenos a su cargo.
El presidente del Gobierno está demasiado ocupado asistiendo a desfiles de moda con su esposa y a la gala de los Goya; tanto es así ni siquiera saca tiempo para asistir a los funerales de los guardias civiles asesinados en Barbate y mucho menos para cosas tan triviales para él como atender a las resoluciones oficiales que le obligan a explicar cuánto cuestan a la hacienda pública las vacaciones de las que disfruta en los palacios de lujo o con quién vuela a bordo del Falcon y asiste a mítines electorales del PSOE.
Todo ello pese a que ya ha recibido un aviso por parte del Consejo de Transparencia (CTBG) recordándole que debe hacerlo. Una situación que no es nueva, sino que sigue el mismo camino que ya marcó cuando se le cuestionó acerca del uso arbitrario que hace de las aeronaves del Estado, lo que pone en evidencia la poca predisposición de Sánchez rendir cuentas.
De hecho, este mismo 12 de febrero el CTBG remitía a Presidencia un documento oficial en el que le recordaba «la necesidad de dar cumplimiento a lo señalado en la parte dispositiva de la Resolución R CTBG 0079/2024 de 23 de enero de 2024 de esta Autoridad Administrativa Independiente», en la que obligaba a dar detalles acerca de los 88 días de vacaciones en los que el presidente se había alojado en las diferentes residencias estatales de las que puede disfrutar en su calidad de presidente.
En concreto, se trata de Las Marismillas, en Doñana; La Mareta, en Lanzarote, y Quintos de Mora, en Toledo, donde Sánchez ha pasado temporadas sin agenda pública, con la excepción de algunas visitas institucionales, informa Alicia Martín.
En esta resolución, tal y como ya ha publicado El Debate, el CTBG volvía a dar la razón a este medio después de que Sánchez se negase a facilitar la relación de gastos de sus estancias tales como manutención, alimentación, catering y limpieza que acarrean sus vacaciones en las diferentes fincas o palacios propiedad del Estado así como quienes le acompañan en sus días de asueto.
Sánchez no cumple con la ley ni en algo tan sensible como informar de los enormes gastos que suponen para el contribuyente sus largas y suntuosas vacaciones
Para ello, argumentaba la imposibilidad de realizar una recopilación de los gastos ocasionados durante las escapadas presidenciales durante su mandato, ya que, al tratarse de cuatro años, «paralizaría el normal funcionamiento» de la Moncloa.
Sin embargo, desde el CTBG tumbaron el argumento, pues recordaron que no se trata de analizar los gastos de cuatro años enteros, en cada una de las residencias, sino que «se trata de información referida a trece estancias que han tenido lugar en, únicamente, 4 destinos», por lo que corresponden a datos muy concretos que deberían estar fácilmente accesibles. «Una tarea de recopilación que no excede de la que puede considerarse básica o general», a juicio del organismo.
Además, en ese mismo documento obligaban a Sánchez a explicar a quién aloja en estas residencias, indicando que Moncloa no dado ningún argumento para obviar la «información relativa a los acompañantes oficiales del presidente del Gobierno en las estancias en los citados inmuebles».
Por ello, consideraron que «en aplicación de la reiterada doctrina de este Consejo y de los pronunciamientos judiciales sobre la materia, se deberá facilitar la relación solicitada a excepción de los integrantes de los servicios de seguridad».
Sin embargo, Sánchez ha hecho oídos sordos a los requerimientos del CTBG ignorando por completo la resolución y hurtando a la ciudadanía del derecho a saber a qué dedica los recursos públicos que tiene a su disposición.
Una situación que se ha vuelto una constante en Moncloa, ya que al igual que en el caso de las residencias de vacaciones, el CTBG también ha tenido que reiterar al presidente la obligación que tiene de rendir cuentas acerca del uso del Falcon y otras aeronaves del Estado, sobre todo cuando algunos de sus viajes para pequeñas actividades, como visitar fábricas, suelen coincidir en el tiempo con actos del PSOE.
En concreto, tal y como ha publicado El Debate, el pasado mes de enero Moncloa tenía que haber facilitado el detalle de sus viajes en Falcon ajenos a sus labores presidenciales, en virtud de la Resolución R CTBG 1090/2023 de 20 de diciembre de 2023.
Sánchez debía remitir una «relación expresa de desplazamientos en Falcon realizados por el presidente del Gobierno en precampaña electoral relativa a las elecciones regionales y municipales a celebrar, así como desde el 12 de mayo, en campaña electoral, hasta el fin de la misma con indicación de las fechas y destinos de cada uno de ellos», además de los acompañantes que viajaron a bordo, algo que, a día de hoy tampoco ha realizado.
De hecho, Sánchez es reincidente en esto de evitar dar explicaciones por el uso desproporcionado de la flota aérea estatal. Es más, llegó a recurrir a la Audiencia Nacional para intentar ocultar los viajes a bordo del Falcon en las campañas electorales de 2019, alegando que hacerlo pondría en peligro su seguridad.
Sin embargo, la justicia fue clara y estimó que tal «información no puede implicar ningún perjuicio a la seguridad del Estado o a integridad de la autoridad que se desplaza teniendo en cuenta que se trata de hechos ya acaecidos, que no se trata de una información clasificada y, finalmente, que los desplazamientos son de conocimiento público en la mayoría de las ocasiones dada su cobertura mediática».
Por ello, cambió de estrategia y tuvo que hacer públicos los detalles de sus traslados, reconociendo 51 viajes privados de Sánchez en coche oficial, mientras que los del Falcon los intentó justificar alegando que el presidente ostenta tal condición las 24 horas del día.
De esta forma, el presidente sigue acumulando excusas y negativas para evitar rendir cuentas acerca del uso de todos los recursos que utiliza, no solo para su labor como jefe del Ejecutivo, sino también para sus fabulosas vacaciones en los palacios y quintas del Estado.