Una visita inesperada
Sánchez viaja a Rabat tras recibir de Interior cifras que cuestionan la cooperación marroquí
El presidente se desplaza a Rabat un año después de la Cumbre de Alto Nivel celebrada entre ambos gobiernos y sin que se hayan paliado los problemas migratorios, sino más bien al contrario
A falta de confirmación oficial, todo indica que esta vez Mohamed VI sí recibirá a Pedro Sánchez en Rabat, en el marco de una visita oficial que el presidente del Gobierno realizará este miércoles junto al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. La primera de la legislatura.
Precisamente este último tenía previsto viajar a Argelia el lunes de la pasada semana, pero el viaje se aplazó sine die por «motivos de agenda argelina». Eso fue lo que alegaron desde el departamento de Albares, sin más explicación. Esta coincidencia ha vuelto a ser objeto de especulaciones. En realidad, todo en la relación entre Sánchez y Marruecos lo es desde que el presidente cambió de forma unilateral la postura de España respecto al Sáhara Occidental, en contra de sus propios socios.
La cita entre Sánchez y Mohamed VI se celebrará una vez cumplido el primer aniversario de la Reunión de Alto Nivel que ambos gobiernos celebraron en la capital marroquí a comienzos de febrero de 2022. Entonces el rey alauita ni siquiera estaba en su país, así que se limitó a hablar por teléfono con Sánchez para desearle una satisfactoria cumbre.
Las cifras que llegan a La Moncloa desde el Ministerio del Interior sobre la colaboración del país vecino en la inmigración ilegal no son buenas. En 2023, la inmigración ilegal por vía marítima creció un 91 %. Arribaron a las costas españolas 55.130 personas, especialmente a las de El Hierro, Tenerife y Lanzarote. Lo que hizo saltar las alarmas fue que el 43 % de esas embarcaciones había salido de Marruecos, según los datos que maneja el departamento de Fernando Grande-Marlaska. Las autoridades marroquíes han intensificado los controles en Ceuta, Melilla y Tánger, pero no en el resto del territorio. Otro 34 % de los cayucos y pateras salió de las costas de Senegal y Gambia; el 15 % de las de Argelia; y el 10% restante, de Mauritania.
A Mauritania viajaron el pasado 8 de febrero Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, para tratar de taponar esa vía de salida de África y de entrada a la UE a base de dinero, puesto que el año ha empezado con cifras disparadas: En enero, el 83 % de las embarcaciones habían partido de las costas mauritanas. Von der Leyen comprometió 210 millones de euros en ayudas y Sánchez, otros 300 millones, una parte de ellos en créditos.
Ahora toca Marruecos. Habrá que ver si el presidente español anuncia una nueva aportación a las arcas marroquíes para la lucha contra la inmigración irregular. La Moncloa no ha dado ningún detalle del viaje, más allá de que se reunirá con el primer ministro, Aziz Ajanuch. De hecho, fue comunicado a los periodistas después de la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, y no durante.
Además, uno de cada cuatro migrantes que entró en territorio español el año pasado era de nacionalidad marroquí; otro 40 % de Senegal y Gambia y el 12 % restante, argelinos. Y hay más datos para la preocupación. La Gendarmería de Marruecos está mirando para otro lado con el fenómeno de las narcolanchas. Conoce los puntos exactos de salida, los horarios, cómo se mueven las mafias… pero no actúan.
Como contó El Debate el 2 de febrero, también están aumentando los problemas por vía aérea. El 19 de enero, Grande-Marlaska viajó a Rabat para reunirse con su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, y abordar lo que está sucediendo con los vuelos de la compañía Royal Air Maroc, estrechamente vinculada con Mohamed VI. Despegan desde Casablanca con destino a países de Hispanoamérica que no exigen visado, pero hacen escala en el aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas. Una vez aquí, los migrantes solicitan asilo y se quedan. De ahí los problemas de hacinamiento registrados en el aeródromo madrileño. Desde el pasado lunes, Interior tomó la determinación de exigir a los viajeros con pasaporte de Senegal un visado de tránsito en vigor, precisamente para evitar que se queden en el Adolfo Suárez-Barajas.
Fuera del ámbito migratorio, Marruecos sigue dando largas al Gobierno de España sobre la reapertura de la aduana comercial de Melilla y la apertura de una nueva en Ceuta. Ambas debían estar en funcionamiento a principios de 2023, pero pasan los meses y el país vecino sigue escudándose en problemas de «implementación técnica». Lo curioso es que esos contratiempos solo existen en el lado marroquí, no en el español, puesto que el Ejecutivo de Sánchez ya ha dejado claro reiteradamente que por su parte está todo listo.