El Perfil
«Santi» Cerdán, el perejil de todos los brebajes de Sánchez
Seguidor de los tiempos baumanianos en los que vivimos –fuera principios–, Cerdán comprobó que, siguiendo a Pedro Sánchez, los de su condición política tendrían un futuro de color de rosa
El fontanero-jefe de Pedro Sánchez, Santos Cerdán León (Milagro, Navarra, 54 años) es el perejil de todas las salsas socialistas. Es el padrino de Koldo y, por tanto, responsable de que fraguara una trama de corrupción en el PSOE que se ha llevado por delante al que fuera mano derecha en el partido del secretario general, el antecesor de «Santi», José Luis Ábalos; y ha sido y es el enlace de su jefe con el forajido Carles Puigdemont, al que ha llevado en bandeja hasta Bruselas la cabeza de nuestro Estado de Derecho en forma de amnistía.
Este técnico de electrónica industrial abandonó hace más de diez años su puesto de operario de la línea de envasado de una firma de verduras congeladas para ocupar un escaño en el Parlamento foral. Allí demostró que lo de los vegetales no era lo suyo y que le gustaba mucho más tejer prometedoras complicidades políticas y personales con la que sería presidenta de Navarra gracias a Bildu, María Chivite, y con un fornido vasco llamado Koldo García Izaguirre y su mujer Patricia Uriz, ambos detenidos hace unas semanas en el caso de las mascarillas.
Seguidor de los tiempos baumanianos en los que vivimos –fuera principios–, Cerdán comprobó que, siguiendo a Pedro Sánchez, los de su condición política tendrían un futuro de color de rosa. Así que él y Koldo se convirtieron en sus más fieles escuderos para la reconquista del poder contra los barones. En cuanto el presidente se hizo de nuevo con el liderazgo del PSOE, «Santi», como le llaman los amigos, dejó su papel discreto para hacerse con todo el poder en el PSN y diseñó la manera de echar a UPN, partido al que no perdona que gane en su pueblo Milagro. La mejor manera era pactar con el diablo que en España se llama ETA, o su franquicia política, Bildu. Un experimento que terminaría llevando al corazón del Estado.
Cuando la Cámara foral se queda pequeña, da el salto a Madrid como secretario de Coordinación territorial del PSOE y ¿a quién se lleva como chófer y chico de los recados?, a García Izaguirre, el fiel Koldo. Su principal misión en aquellos días fue trasladar a Ferraz los avales que le reabrieron las puertas del poder socialista a su venerado Pedro, con el que se hace fotos que hoy sonrojarían a una cabra. Así que cuando José Luis Ábalos asciende al Ministerio de Fomento, le ofrece a su chófer y a su pareja Patricia como adjunta a su secretaría. Misión cumplida. Los amigos se cuidan.
Hasta que en julio de 2021 los entrañables colegas José Luis y Santos dejan de serlo. Al primero lo destituye inesperadamente Sánchez no solo de su asiento en el Consejo de Ministros, sino de la secretaría de Organización, que le merienda Cerdán. Una traición, según contó un dolido Ábalos a sus colaboradores. Así que «Santi» es el único superviviente del núcleo duro que llevó a Sánchez a Moncloa. Cae también Carmen Calvo y Adriana Lastra después. En los últimos tiempos de Adriana el enfrentamiento con Cerdán era motivo de chanza entre los empleados de la sede socialista. Solo podía quedar uno y fue Lastra la que, aprovechando su embarazo de alto riesgo, dejó Ferraz.
Así que el navarro ya sabe, cuándo se sienta en la silla caliente de Ferraz que había ocupado su amigo, que su principal misión será ahora trasladar la fórmula navarra a otros Parlamentos, incluido el español. Todo lo que sea necesario para hacer de la necesidad virtud e impedir que gobierne el PP. Así el perejil Cerdán sirve para aviar la segunda peor salsa del sanchismo. Primero acerca a Pedro al PNV, lo que fructifica en el apoyo de los nacionalistas vascos a la moción de censura de 2018 contra Rajoy (al que Ortúzar había aprobado los presupuestos diez días antes), luego con Otegi trenza una alianza en el Congreso (presos por presupuestos), y adereza en el Ayuntamiento de Pamplona otra moción para echar a su odiado UPN y poner a un alcalde proetarra. Pero quedaba su obra maestra tras las elecciones del 23 de julio: rendir al Estado ante Carles Puigdemont para que prestara sus siete preciados votos a la investidura del Gran Líder. A Bélgica acude para fotografiarse en el despacho del fugado ante una imagen de una urna ilegal del 1 de octubre de 2017, y el pasado jueves lo corona pactando una ley de impunidad para beneficiar a los delincuentes del procés y que permitirá a Carles entrar por la Junquera como un héroe el próximo mes de julio.
Pero «Santi» no es infalible. Uno de sus fracasos más sonados fue el testarazo socialista en las andaluzas de 2022, Comunidad que conoce bien por su matrimonio con una sevillana. Enviado por Sánchez a frenar a Juanma Moreno, se implicó como nunca en la candidatura de Juan Espadas, que cosechó el peor resultado socialista en Andalucía, por debajo del millón de votos. Cerdán había perdido la apuesta. Pero, con todo, siempre será recordado por haber creado el primer comité «contra la desinformación de la derecha», un trigunal político «de la verdad» que no tiene precedentes en la Europa Occidental y que hunde sus raíces en las «democracias» caribeñas, tan del gusto del navarro socialista, el poco santo fontanero del régimen.
Tan poco santo que hoy mira y silba al cielo, mientras la UCO empura a su hombre de confianza. Eso sí, a pesar de su fama de sagaz negociador tiene en su debe no haber convencido a Ábalos, cuando le visitó en su casa hace diez días, de que abandonara su escaño. José Luis se estaba cobrando una venganza en diferido contra Sánchez y Cerdán que acariciaba desde julio de 2021. El exministro señala en sus alegaciones al expediente que le ha abierto el PSOE que debe investigarse al número tres de su todavía partido por haber dado a conocer sus datos personales, su DNI y su domicilio y le amenaza: «No me voy a comer yo solo esta mierda», clama José Luis, que ya solo vive para arrastrar a Cerdán en su caída.