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Sucesos

La confesión del asesino del Hinojal: «Me gusta apostar y me comían las deudas. Le estrangulé»

El aguacil se vino abajo en cuanto le enseñaron su imagen sacando dinero de los cajeros con la cartilla de Vicente Sánchez, el desaparecido

A los investigadores les costó que el juez autorizara la prueba, pero finalmente hubo una pista que les sirvió para resolver el caso. El magistrado instructor del caso se lo pensó, pero acabó autorizando que accediesen a los vídeos grabados por las cámaras de seguridad de un cajero. Esa fue la pista clave para resolver la desaparición de Vicente Sánchez, vecino de Hinojal, Cáceres, de 79 años.

Se le perdió la pista el lunes 22 de enero. Ese lunes, al aguacil y a Vicente se les vio juntos tomando algo en una cafetería. El propio Vicente había comprado dos billetes en el autobús de linea: uno de ida a Cáceres y otro de vuelta. Quería hacer gestiones en el banco.

El aguacil se enteró del plan porque la propia víctima se lo contó esa mañana. La avaricia hizo que en su cabeza maquinara el plan: «Me gusta mucho apostar. A veces ganaba, pero sobretodo perdía. Me comían las deudas y necesitaba dinero con urgencia», confesó el asesino a los agentes.

Tras regresar de Cáceres, el aguacil se presentó en la casa de Vicente, al que hace años le tocó la bonoloto. Mientras su amigo estaba de espaldas, «le pase una cuerda por el cuello y lo estrangulé con fuerza», confesó. El hombre apenas reaccionó, porque no vio venir la muerte. «Fue rápido».

Lo dejó en el suelo, muerto y comenzó a registrar la casa. Lo primero que hizo fue robarle el dinero que la víctima había sacado del banco ese día. También se apoderó de información personal y de las cartillas del banco. Después aprovechó para cargar el cuerpo en el coche y llevarlo a un paraje de difícil acceso donde lo esconde dentro de una especie de agujero en el suelo.

Los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Cáceres detectaron contradicciones en su testimonio, pero la pista clave llegó sólo hace unos días. Recientemente alguien había acudido a retirar dinero del banco; de la cuenta de Vicente. Lo hizo usando la cartilla desaparecida e hizo una retirada sustanciosa de dinero. Podía tratarse del desaparecido o por el contrario, podía ser su asesino.

Al conseguir las imágenes de las cámaras de seguridad se encontraron con la imagen de José Maria, de 55 años, el aguacil de Hinojal. Un hombre enganchado a las apuestas de todo tipo que no paraba de perder dinero. Fue capaz de matar a su amigo para seguir apostando. Pero en cuanto los responsables de las pesquisas le detuvieron y le pusieron la foto delante, confesó el crimen: «Sí, fui yo». Lo siguiente fue llevarles hasta el lugar donde había escondido el cadáver.