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La ministra portavoz, Pilar Alegría (a la derecha), junto a la de Vivienda, Isabel RodríguezEFE

Un «bien esencial», afirmó

La portavoz del Gobierno enarbola la libertad de prensa y 10 minutos después corta a los periodistas

En un día en el que los frentes se le acumulaban al Ejecutivo, la comparecencia de Pilar Alegría fue aún más breve de lo habitual. Ella y la ministra de Vivienda cargaron contra Ayuso

La portavoz del Gobierno proclamó este martes desde la sala de prensa de la Moncloa que la libertad de prensa es «un bien esencial» en España y, diez minutos después, la Secretaría de Estado de Comunicación cortó en seco la rueda de prensa que Pilar Alegría estaba ofreciendo, entre las protestas de los periodistas.

Su defensa era a propósito del cruce de mensajes entre el jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, y una periodista de Eldiario.es. Alegría señaló: «A mí y a este Gobierno lo que me preocupa (sic) profundamente son las amenazas de un cargo público, del director de Gabinete de la presidenta Ayuso a una periodista, a un medio de comunicación. Y que todavía, a fecha de hoy, no haya sido cesado o que no haya sido destituido. Porque la libertad de prensa en este país es un bien esencial, un bien también a proteger».

Precisamente en un día en el que los frentes se le acumulaban al Gobierno, la comparecencia de la portavoz fue aún más breve de lo habitual. Cinco turnos de preguntas permitió la Secretaría de Estado de Comunicación, que Alegría contestó por espacio de apenas 17 minutos.

Sobre la mesa había asuntos como el contundente informe de los letrados del Senado advirtiendo de la inconstitucionalidad manifiesta de la ley de amnistía. También, la denuncia del Colegio de Abogados de Abogados de Madrid contra la Fiscalía Provincial de Madrid por filtrar información confidencial sobre el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso.

Asimismo, este martes también era actualidad la decisión de la Oficina de Conflictos de Intereses del Ministerio de José Luis Escrivá de archivar la denuncia del PP contra Pedro Sánchez por no inhibirse en el rescate de Air Europa, a pesar de los vínculos de su mujer con el consejero delegado de Globalia (la matriz), Javier Hidalgo.

A mayores, poco antes de la rueda de prensa el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, anunció su intención de exigir a Sánchez un cupo catalán, al estilo del vasco. Excluyendo así a Cataluña del régimen general. Y, por si fuera poco, este lunes se conoció el informe íntegro de la Comisión de Venecia, que cuestiona -entre otras cosas- la tramitación y la falta de consenso de una norma tan importante.

Pero al Gobierno le interesaba más hablar de la presidenta madrileña. Empezó la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, que aprovechó una pregunta sobre la entrada en vigor del nuevo índice de precios de referencia del alquiler para arremeter contra Ayuso: «Yo alucinaba hace años cuando escuchaba a la presidenta de la Comunidad de Madrid decir que Madrid estaba imposible y que quería dejar el alquiler, pero que no sabía cómo comprar. Ya nos hemos enterado de cómo lo ha hecho. Ya sabemos cómo vive. Y, lamentablemente, no todos los madrileños tienen la posibilidad de vivir en el barrio de Chamberí ni desembolsar dos millones de euros. Y afortunadamente, la mayoría de los españoles no cometen delitos para acceder a la vivienda», señaló Rodríguez.

Y siguió Alegría. Que, además de recriminar a Ayuso que no haya destituido a su jefe de Gabinete, afirmó: «Nunca nos podíamos imaginar que la libertad de la señora Ayuso se tradujera en libertad para mentir, en libertad para difamar. La mentira, la difamación y la amenaza son incompatibles con el desempeño de una actividad pública».

Por el contrario, la portavoz del Ejecutivo defendió el papel de la Agencia Tributaria y de la Fiscalía en este caso. A este respecto, quiso «reconocer el buen trabajo y buen hacer de las instituciones públicas de este país, ya sea la Fiscalía o la Agencia Tributaria. En este caso o en todos los casos. Siempre trabajan con los criterios de la eficacia, la independencia y la neutralidad», zanjó.