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Pedro Sánchez, durante la visita al laboratorio forense del Valle de los Caídos

Pedro Sánchez, durante la visita al laboratorio forense del Valle de los CaídosFernando Calvo/ Moncloa

Su último recurso

Sánchez activa el botón de emergencia del franquismo en mitad de su peor crisis

El presidente se pone al frente de una nueva 'operación Franco' en un intento por desviar la atención de su mujer, el caso PSOE y la presión de Junts y ERC. Hasta ahora, nada ha funcionado

Pedro Sánchez se puso este jueves a la cabeza de la enésima operación Franco que activa la Moncloa en tiempos de turbulencias políticas, de elecciones o, como sucede ahora, de ambas cosas. Su visita por sorpresa a las criptas del Valle de los Caídos y al laboratorio forense allí instalado no gustó ni siquiera a los propios, a los familiares de los republicanos.

Minutos después de que la Secretaría de Estado de Comunicación difundiera 29 fotografías y un vídeo de dos minutos y medio del presidente en Cuelgamuros, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica publicó un comunicado muy crítico. En él se quejó de que Sánchez pudiera visitar los trabajos mientras a los familiares se les niega ese derecho, con el argumento de que puede ser «peligroso» para ellos. Además, la ARMH puso de manifiesto la costumbre de este Gobierno de utilizar el franquismo como comodín electoral, rememorando lo que sucedió en las pasadas generales: «Las familias (…) se enteraron de las exhumaciones por la prensa y fueron convocadas por primera vez a una reunión el 10 de julio de 2023, en plena campaña electoral, en el Palacio de la Moncloa».

En esta ocasión, la motivación del equipo del presidente no es tanto electoral (aunque haya comicios vascos, catalanes y europeos a la vista) como de distracción. Sánchez lleva un mes y medio sin levantar cabeza, sumergido en su peor crisis: la derrota sin paliativos del PSdeG; el caso PSOE en torno a Koldo García, con derivadas judiciales, políticas y parlamentarias; las informaciones cada vez más comprometedoras que afectan a su mujer, Begoña Gómez; el adelanto electoral en Cataluña, que le ha dejado sin Presupuestos Generales de 2024; la reactivación del procés, con ERC y Junts exigiendo un referéndum; y, de remate, el conflicto institucional sin precedentes entre el Congreso y el Senado, motivado por la tramitación de la ley de amnistía.

Muy a su pesar, no ha funcionado ninguna de las bengalas que el sanchismo ha encendido para desviar la atención desde el 18 de febrero. Ni siquiera la del novio de Isabel Díaz Ayuso, que el miércoles se declaró deseosa de comparecer en la comisión de investigación del Congreso para cantar a los socialistas «lo más grande», afirmó.

El equipo del presidente también lo ha intentado dando la enésima vuelta de tuerca a la renovación del CGPJ. Asimismo, tratando de abanderar la presión internacional contra Israel, al anunciar que España reconocerá al Estado de Palestina antes de julio. Incluso, antes de la Semana Santa, el Ejecutivo quiso endosar a Alberto Núñez Feijóo la concesión, cuando era presidente de la Xunta de Galicia, de una supuesta subvención de 116.000 euros a una empresa para la que trabajaba su mujer. Resultó que el medio que lo publicó tuvo que rectificar y desdecirse en 24 horas.

Todo ello explica que, este jueves, el líder del Ejecutivo se trasladara a San Lorenzo del Escorial sin previo aviso y recién aterrizado de su gira por Jordania, Arabia Saudí y Catar, para sorpresa de los trabajadores de Patrimonio Nacional y de la Hospedería del Valle de los Caídos, así como también de los monjes benedictinos de la basílica. Nadie sabía nada. Todos se encontraron con el enorme dispositivo de seguridad ya montado, a primera hora de la mañana.

La primera vez de Sánchez en el Valle

Ésta es la primera vez que el presidente se desplaza al Valle de los Caídos, lo cual da idea de la magnitud del cráter en la Moncloa. Ni siquiera lo hizo cuando el Gobierno llevó a cabo la exhumación de los restos de Francisco Franco, en la campaña de las elecciones generales de noviembre de 2019. Aquel 24 de octubre Sánchez delegó en Dolores Delgado y Félix Bolaños, que entonces eran ministra de Justicia y secretario general de la Presidencia, respectivamente. Bolaños montó un dispositivo de película. TVE desplegó una veintena de cámaras y se encargó de distribuir la señal al resto de medios.

La exhumación de Francisco Franco que montó la Moncloa fue de película

La exhumación de Francisco Franco que montó la Moncloa fue de películaEFE

La visita sorpresa de Sánchez coincidió con las maniobras de extinción del caso Begoña llevadas a cabo por la Moncloa y Ferraz desde el martes, sin éxito. El miércoles, el PSOE envió un mensaje a los periodistas para rebatir las informaciones de El Debate y El Confidencial. Según éstas, la consultora Innova Next y la escuela de negocios The Valley, ambas recomendadas por la esposa de Sánchez a través de una carta, recibieron a posteriori 15,6 millones de euros por contratos otorgados por hasta seis ministerios. El jueves, la entidad pública empresarial Red.es emitió un comunicado afirmando que los procedimientos de licitación se tramitaron «en estricta conformidad con la legislación aplicable vigente y bajo los más altos estándares de transparencia».

El del franquismo siempre ha sido uno de los botes de humo preferidos por el presidente. El año pasado, también en abril, el Ejecutivo decidió exhumar los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera en plena guerra interna por la reforma de la ley del 'solo sí es sí', que provocó un cisma en la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.

La visita de Sánchez se enmarca dentro de un «programa de actos» más amplio. El Gobierno también ha emprendido una batalla contra los ejecutivos de Castilla y León, la Comunidad Valencia y Aragón por cuestionar su Ley de Memoria Democrática. Además, el Consejo de Ministros del 23 de abril aprobará la constitución tres comisiones de trabajo relacionadas con ello. Y, en el próximo bienio, el Gobierno se ha marcado el objetivo de aprobar cuatro reales decretos de desarrollo de la norma. Uno de ellos servirá para expulsar a los monjes benedictinos de la basílica, o eso pretenden los socialistas.

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