Investigan si el hombre que habría matado a su mujer y a sus gemelos de 8 años en El Prat los sedó previamente
Nadie va a pagar por los crímenes, pero los Mossos investigan las razones por las que presuntamente Roberto le quitó la vida a su mujer y sus hijos
Roberto, de 43, se asomó a las vías desde un puente en el Prat de Llobregat. En cuanto comprobó que un convoy se aproximaba, se arrojó a las vías. El propio maquinista reconoció a los investigadores, que le vio, que estaba consciente y decidido. No fue una caída. Saltó porque quería que le atropellaran. El hombre, impresionado por la imagen, no pudo frenar frenar a tiempo y lo arrolló. Con las ruedas lo destrozó. Eran las cuatro de la tarde de este martes.
Se tardó más de una hora en poder recuperar el cadáver de este hombre. Primero el impacto, el control de la situación y después el proceso de enfriamiento y comenzar a responder preguntas. ¿Quién era? ¿Por qué se había suicidado? Junto al cuerpo se encontraron las que eran las llaves de un coche. Dos agentes las recogieron. Sospecharon que el vehículo de la víctima podía estar aparcado en el entorno. Caminaron por las calles aledañas apretando el botón de apertura hasta que los intermitentes de un vehículo respondieron y los pestillos de las puertas se levantaron.
El coche, dicen algunas fuentes que algo desordenado, tenía una nota manuscrita en la que Roberto pedía perdón por lo que había hecho. Miraron en los papeles de la guantera y obtuvieron la dirección de una vivienda que corroboraron a través de las placas de matrícula. Hasta allí se desplazaron a toda velocidad investigadores de los Mossos.
Se temían lo peor y lo confirmaron en cuanto abrieron el el mando a distancia la puerta del garaje de la casa. Se trataba de una vivienda unifamiliar pareada por ambos lados, con varias plantas. La habían comprado un año a unos testigos de Jehová por alrededor de 350.000 euros.
Dentro del coche de Vanesa, la mujer de Roberto, localizaron a dos gemelos, Yago y María, de 8 años, asesinados. Habían sido estrangulados. A la mujer muerta en el interior de la vivienda. Los investigadores están tratando de averiguar cuál fue la secuencia de los hechos y el juzgado de instrucción ha decretado el secreto de sumario.
Los vecinos apenas les conocen porque eran muy discretos y se relacionaban poco. Los compañeros de colegio les han dejado dibujos a la puerta de la vivienda. En el gimnasio de enfrente de la casa, sí le ponen cara a Roberto. Se había apuntado e iba a correr frecuentemente a la cinta en sus instalaciones. «Le gustaba hacer carreras de diez y quince kilómetros. Estaba muy delgado y muy fibrado», comenta un trabajador del centro.
De los niños dicen que los vieron en verano jugado con las bicicletas, pero que no eran nada ruidosos ni conflictivos. A Vanesa muchos ni le ponen cara. Alguno comenta que Roberto, ingeniero industrial especialista en máquinas navales por la Universidad Politécnica de Cataluña, trabajaba en una conocida empresa de gas. Incluso que había padecido algún tipo de cáncer que le tenía de baja laboral.
Los Mossos estuvieron trabajando en la escena del crimen durante toda la tarde noche del martes. Aunque se ha apuntado a un nuevo caso de violencia vicaría, este extremo no está claro hasta que se pueda establecer el orden de los asesinatos. Si mató antes a sus propios hijos o a su mujer. Para evitar fotografías incluso introdujeron el coche médico forense parcialmente en el garaje para poder trasladar los cuerpos de los pequeños. Una imagen que grabó uno de los vecinos. La idea es hacerles la autopsia y comprobar si los sedó con algún medicamento antes de asfixiarlos.