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Pedro Sánchez junto al primer ministro de Eslovenia, el martes en LiublianaLa Moncloa

Nada le está saliendo

La gira de Sánchez como líder de la causa palestina en Europa va de tropiezo en tropiezo

La Casa Blanca le ha dado un aviso, los mandatarios de Noruega y Eslovenia han echado el freno y el de Portugal le ha dado un portazo, directamente. Solo el de Irlanda está con él al 100 %

El canal por antonomasia en el mundo árabe, Al Jazeera, saludó con efusividad el anuncio de que Pedro Sánchez iba a iniciar una gira en busca de aliados para el reconocimiento del Estado de Palestina y su aceptación como miembro de pleno derecho de la ONU, y no como mero observador. Pero ahora la misma televisión se pregunta con escepticismo: «¿Finalmente hay más países europeos moviéndose para reconocer el Estado palestino?».

La campaña de Sánchez empezó torcida y no ha ido mejor. De las cinco primeras entrevistas que ha mantenido, solo el primer ministro irlandés se ha mostrado dispuesto a ir de la mano del presidente español en los tiempos. E incluso él con matices. El viernes, en una comparecencia de ambos en Dublín, Simon Harris señaló que la «preferencia» de Irlanda es hacerlo con España, sí, pero también con «otros países» más.

En el mejor de los casos, Sánchez ha recibido largas, como recibió de los mandatarios de Noruega y Eslovenia. En el peor, directamente portazos, como el que le dio el primer ministro de Portugal el pasado lunes en la Moncloa. Allí, Luís Montenegro declaró, delante de su anfitrión: «Nosotros no vamos tan lejos como otros gobiernos de momento, en lo que se refiere al reconocimiento del Estado de Palestina. Porque consideramos que este consenso tiene que alcanzarse de manera multilateral, en el seno de la Unión Europea y también de las Naciones Unidas».

Pedro Sánchez y el primer ministro de Portugal, Luís MontenegroEFE

La campaña europea de Sánchez empezó el jueves de la semana pasada en Polonia, uno de los ocho países de la UE que han reconocido el Estado de Palestina, junto con Bulgaria, Rumanía, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Suecia y Chipre. Ese día, el líder del Ejecutivo asistió en Varsovia a una cena de trabajo organizada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, sobre la Agenda Estratégica de la UE.

En paralelo, el portavoz del Departamento de Estado de la Casa Blanca, Matthew Miller, mostró sus dudas respecto a la cruzada internacional emprendida por Sánchez y remachó que el reconocimiento ha de venir al final de un proceso de paz entre Israel y Palestina. Desde la Moncloa se apresuraron a aclarar que en absoluto eso era una desautorización de Estados Unidos.

Oslo y su simbolismo

El viernes, el presidente viajó a Oslo, el lugar donde se firmaron los famosos acuerdos de 1993 entre Israel y la Autoridad Nacional de Palestina. Así que el simbolismo era máximo. Sánchez y el primer ministro de Noruega comparecieron juntos y este último dejó claro, de forma muy diplomática, que España no le va a decir cuándo reconocer el Estado de Palestina. Hasta en tres ocasiones, Jonas Gahr Store señaló que su Gobierno decidirá por sí mismo cuándo, «teniendo en cuenta el momento y el contexto». Decisión que, según él, aún no ha tomado y que podría ser o no a la vez que la de España.

Pedro Sánchez y el primer ministro de Noruega, el viernes en OsloEFE

Por la tarde, el presidente español voló a Dublín para entrevistarse con Simon Harris. Él sí cerró filas con Sánchez, el único por el momento: «Estamos listos para reconocer el Estado de Palestina. Creemos que es importante hacerlo en el momento adecuado y ese momento está cada vez más cerca. Es importante avanzar de la mano con otros países y lo queremos hacer con España y con otros. Nuestra preferencia es hacerlo con otros países», señaló.

El pasado 22 de marzo, Sánchez, Harris y los primeros ministros de Malta y Eslovenia firmaron una declaración conjunta comprometiéndose a reconocer el Estado de Palestina «cuando sea el momento». Después, Sánchez decidió por su cuenta que ese momento era antes de julio, al menos en lo que a España respecta. El sábado, Irán lanzó un ataque sin precedentes contra Israel que el líder del Ejecutivo esperó hasta el domingo para condenar en la red X.

El lunes, Sánchez retomó sus contactos con el primer ministro portugués, que no se anduvo por las ramas y le anunció que no cuente con su país para su plan. El martes, el presidente telefoneó al primer ministro de Australia, Anthony Albanese. La única versión que trascendió fue la del propio Sánchez en X, donde escribió: «Acabo de mantener una conversación telefónica con el primer ministro de Australia, en la que hemos analizado la situación en Oriente Medio. Ante la escalada del conflicto, la respuesta de todos los líderes internacionales exige responsabilidad y contención. La solución de los dos Estados es la única posible para lograr una paz justa y duradera. Es hora de pasar de las palabras a la acción».

No consta después apoyo de Australia a la causa de Sánchez. De hecho, durante las últimas semanas diversos ministros australianos han manifestado que el reconocimiento de Palestina tiene que ser a cambio de algo. Por ejemplo, su desmilitarización.

Por la tarde, Sánchez viajó a Liubliana para entrevistarse con el primer ministro de Eslovenia. Robert Golob declaró que él y el presidente español tienen «visiones prácticamente idénticas», pero acto seguido también frenó las prisas de su homólogo. Porque, según el esloveno, hacen falta más países. «En un tiempo adecuado vamos a tomar decisiones. No me gustaría hablar de tiempos y de un cronograma, porque dependen de las circunstancias. Esperamos poder dar los pasos adecuados en un tiempo prudente y cuando haya mayor consenso en cuanto a esta situación», añadió.

Hasta el viernes, Sánchez se entrevistará también con los mandatarios de Luxemburgo, Malta y Bélgica. Al menos en lo que se refiere a Bélgica, el presidente español tampoco puede esperar un apoyo sin fisuras. Hace unos días, su ministra de Asuntos Exteriores señaló que la declaración se hará… «cuando llegue el momento». Y no es ahora.