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Ana Martín

«La decisión»: cuatro finales posibles para la película que tiene aterrado al PSOE

El presidente del Gobierno se ha convertido en una especie de bomba de relojería para su partido. Si estalla, todo salta por los aires en el PSOE. Y, aunque se quede, ya nada será igual

Madrid Actualizada 04:30

Pedro Sánchez en una imagen de archivo en la MoncloaEFE

Nunca antes las horas de un fin de semana pasaron tan lentas para el PSOE como las de éste, en el que los socialistas miran con impaciencia el reloj a la espera de que sea lunes. A la espera de que Pedro Sánchez anuncie cuál de los dos caminos elige: se queda o se marcha. O quizá sean tres, porque también puede quedarse a medias.

El presidente del Gobierno es ahora una especie de bomba de relojería para su partido. Si estalla, todo salta por los aires en el PSOE. Por eso dirigentes, militantes y simpatizantes de la formación llevan desde el miércoles por la noche intentando desactivar el temporizador.

Es imposible adivinar lo que pasa por la cabeza de Sánchez. Pero sí es posible, al menos, esbozar los cuatro finales más plausibles para este lunes de infarto en el PSOE. Y todos ellos tienen algo en común: a partir de mañana, nada será igual. Independientemente de la decisión que tome. Aunque no necesariamente por orden de probabilidad, estos son:

Se queda. Que se preparen los jueces

Subido a la ola de adhesiones llegadas desde todos los confines de España, Pedro Sánchez reaparece curado y anuncia que se queda. Hace un llamamiento a las fuerzas progresistas para redoblar la lucha contra la derecha y la extrema derecha, a las que prometió combatir hasta el último aliento en su discurso de investidura.

En su intervención prepara el terreno para dar el golpe de gracia a la independencia de los jueces. Terreno que los suyos llevan abonando desde el jueves. Se avecina una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial para forzar la renovación del CGPJ sin el PP, una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para quitar la instrucción a los jueces y dársela a los fiscales y todo tipo de presiones para que no se les ocurra interponerse en el camino de la ley de amnistía. Ya no importa que no haya Presupuestos de 2024 ni actividad legislativa. Solo importa vencer a la «jauría», que diría el ministro Félix Bolaños.

El presidente del CGPJ, Vicente Guilarte, y el ministro de Justicia, Félix BolañosEFE

Se va. Pone rumbo al Consejo Europeo

Pedro Sánchez anuncia que dimite asqueado de la política española, designa sucesora a la vicepresidenta María Jesús Montero y empieza su campaña para ser elegido presidente del Consejo Europeo. Es decir, emula al ex primer ministro de Portugal, su amigo Antonio Costa, que dimitió salpicado por la corrupción y ahora suena para ese cargo. Hace un mes, Costa fue preguntado por la posibilidad de que el presidente español se postule para suceder a Charles Michel y respondió: «¿Por qué no? Me gusta mucho Pedro Sánchez y me gustará siempre verlo donde a él le guste verse».

¿Apoyarían los socios del Gobierno la investidura de Montero como primera presidenta del Gobierno? Sí, por la cuenta que les trae a todos ellos. Si acaso Junts es el único que podría poner impedimentos, puesto que ese proceso coincidiría con las negociaciones en Cataluña para formar gobierno tras las elecciones del 12 de mayo.

Pedro Sánchez y María Jesús Montero en el CongresoEFE

Se queda a medias. Dimite en diferido

Pedro Sánchez se queda a medias. O dimite en diferido. Comunica a la nación que, después de unos días de reflexión, ha decidido continuar un poco más. Pero, en paralelo, anuncia que ésta será su última legislatura y que no se presentará a la reelección como secretario general del PSOE en el próximo Congreso del partido, en 2025. De manera que la formación empieza a preparar su sucesión con tiempo. Puesto que, en todos estos años, el líder socialista no ha sentado a nadie en el asiento del copiloto. No hay un sucesor claro.

Ya hizo algo parecido José Luis Rodríguez Zapatero en abril de 2011, aunque el contexto no era el mismo. El entonces presidente anunció que no sería el candidato en las elecciones de finales de ese año. Su popularidad estaba en mínimos y sufría fuertes presiones de sus barones territoriales, porque el mes siguiente había elecciones municipales y autonómicas y las perspectivas del PSOE eran pésimas (luego se confirmaron).

Ahora bien. Sánchez no seguiría como si nada hubiera pasado, sino que presentaría una cuestión de confianza para reforzarse en esta legislatura que transcurre a trompicones. Y para obligar a sus socios a retratarse y elegir entre él y la oscuridad. Superarla sería coser y cantar, porque no necesita mayoría absoluta como en la investidura, sino simple: más síes que noes. Las abstenciones no computan.

José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro SánchezEFE

Se marcha del todo. Drama en el PSOE

El presidente dimite y se va a su casa, defraudado con los suyos por no haber hecho lo bastante por defender a Begoña Gómez cuando había que hacerlo. Que era antes de su carta a la ciudadanía, no después. Este escenario sería un drama para este PSOE extremadamente dependiente de su líder, puesto que se quedaría huérfano y desorientado.

Se abre un periodo de interinidad en el Gobierno y en el partido. Zozobra la izquierda y aprieta la derecha. Hasta el 29 de mayo no pueden disolverse las Cortes y convocarse elecciones generales, porque la Constitución especifica que tiene que haber transcurrido un año desde la anterior vez. Los comicios se celebrarían en un marco profundamente emocional.

El suspense es máximo hasta el final. Lo que ha quedado demostrado es que su mujer tendrá un papel clave en el desenlace. La decisión, así podría titularse la película.