«Punto y aparte»
A partir de las elecciones vascas, catalanas y europeas, vamos a sufrir un impulso significativo en la dirección del totalitarismo y la balcanización, como las dos caras de una misma moneda
Todos los que queremos entender y comprender el proceso que estamos viviendo, estamos confirmando que el frente popular que nos gobierna no tiene ni tendrá límites morales, éticos ni democráticos. Sólo hay que escuchar al fiscal general del Estado tras el dictamen de la Sala Tercera del Tribunal Supremo para entenderlo.
Hay quienes ponen el acento en la extraña personalidad del presidente Sánchez. Creo, sin embargo, que más que en la persona, la clave está en la comprensión y la lógica del proceso que ha llevado al frente popular al Gobierno.
Un frente necesita un muro, un clima de permanente confrontación, un terreno embarrado en el que se practique un juego que nada tiene que ver con las reglas lógicas de la democracia, y en el que sus adversarios, en este caso la derecha política y social, no sepan jugar.
Todo apunta a que, de forma acelerada, ese frente popular se dispone a dar nuevos pasos. Porque, a diferencia del frente que padeció España en 1935, presidido por la violencia, el actual avanza por pasos sucesivos. Exactamente igual que el movimiento nacionalista, que indudablemente tiene un peso singular en el mismo, a diferencia de lo que sucedió en la Segunda República.
La simultaneidad de las elecciones en el País Vasco y en Cataluña no es fruto de la casualidad. Quienes están en el puente de mando del frente, Sánchez, ETA-Bildu y Esquerra Republicana de Cataluña, necesitaban esta simultaneidad que exigía el anticipo de las elecciones catalanas.
Una de las razones principales de este anticipo era perturbar a quien hoy es un incordio para la estrategia del frente: el señor Puigdemont. En el frente popular sin duda están Junts y el Partido Nacionalista Vasco, pero ambos fuera del núcleo director, y por ello, desubicados. Uno de ellos no molesta, el PNV, porque está ya en el poder y va a seguir estando por un tiempo hasta que decidan su descabezamiento en el momento oportuno de esta legislatura. Pero el otro desubicado, Junts, que está fuera del núcleo, constituye un problema, un conflicto y una perturbación para quienes están dirigiéndolo.
Lo que más nos debe preocupar es la lectura y la interpretación que va a hacer Sánchez y que se refiere al conjunto, a la suma de estos resultados vasco y catalán
En el País Vasco ha ganado el proyecto político de ETA, aunque gobiernen inicialmente el PNV y el Partido Socialista. En Cataluña, presidida por el desorden, no me atrevo a decir quién o quiénes van a gobernar, ya que todo puede pasar. Pero lo que es seguro es que gobernará alguna versión del frente popular, esto es, la suma de las izquierdas y los nacionalistas.
Malos resultados para España, pero lo que más nos debe preocupar es la lectura y la interpretación que va a hacer Sánchez y que se refiere al conjunto, a la suma de estos resultados vasco y catalán.
No es difícil predecir, porque está en la lógica del proceso y ya lo ha anunciado el propio presidente Sánchez, que vamos a vivir un «punto y aparte», esto es, una inflexión, un cambio de ritmo, una nueva etapa.
«Punto y aparte» significa que el mañana va a ser distinto al ayer. Ayer vivíamos una situación del frente, presidida por unas concesiones permanentes del presidente del Gobierno a las reivindicaciones de los independentistas. El hoy y el mañana es que el propio presidente se pone a la cabeza en un nuevo proyecto de una nueva España.
Esa nueva España será la consecuencia de la obligada lectura de los resultados vasco y catalán, en defensa de lo que ellos denominan democracia, así como de la resistencia del poder judicial a este nuevo proyecto o proceso que está impulsando el Gobierno. Afirmarán que necesitamos más y mejor democracia, cuando lo que quieren decir es que van a impulsar su agenda sectaria.
Lo que estoy diciendo es que, a partir de las elecciones vascas, catalanas y europeas, vamos a sufrir un impulso significativo en la dirección del totalitarismo y la balcanización, como las dos caras de una misma moneda. Este será el momento de inflexión, el punto y aparte hacia una España plurinacional, con el presidente a la cabeza.
En este momento, tras veinte años del proceso iniciado en 2004, la realidad nos dice que el problema no solo radica en la maldad y perversidad de este proceso y de quienes lo impulsan desde su ignorancia histórica y su mala fe. El problema también reside en quienes, desde fuera del frente popular, no quieren comprenderlo ni darse cuenta de este punto de inflexión que tenemos delante de nosotros.
En muchas ocasiones, en la derecha política y social, una mentira cómoda prevalece sobre una verdad incómoda. De la misma forma que en la izquierda, la venganza, la vendetta, el rencor, prevalecen sobre la verdad.
Tras las elecciones, los partidos políticos fuera del frente tienen que saber hacer en su relación también un «punto y aparte»
El totalitarismo se va a expresar en una presión social para renovar ya sin dilación el Poder Judicial, y al final, se manifestará en una decisión de carácter determinante para llevarlo a la práctica, con consenso o sin consenso.
También se expresará, no sé con qué ley o instrumento, en términos de cultura de cancelación, hacia quienes difieran de las leyes que han instalado en España, y en amenazas y / o cierres hacia los medios de comunicación hostiles a este proceso. En este asunto es obligado que muestre mi admiración al trabajo que está realizando El Debate y mi total apoyo a su director, Bieito Rubido, que está siendo ya cuestionado y atacado por su defensa de la verdad y la libertad.
La balcanización y la España plurinacional nos impulsarán hacia la autodeterminación, también por pasos sucesivos, legitimando y prestigiando los referéndums consultivos en las comunidades nacionalistas.
Pero llegados a este punto, no basta con el diagnóstico. NEOS, desde su modestia, pero plenamente consciente de la gravedad del momento, propone tres herramientas para hacer frente a esta inédita ofensiva, quizá obvias, pero que no están siendo aplicadas en la actualidad:
En primer término, concienciación. Si los que estamos fuera de este frente no comprendemos la gravedad del momento, vamos a acercarnos con los ojos cerrados al desastre.
En segundo lugar, movilización coordinada y permanente. Es indispensable y no sólo consiste en una gran manifestación; nos tenemos que saber movilizar todos juntos, al mismo tiempo, partidos, asociaciones, instituciones y personas. Hace falta que recuperemos la grandeza de la política y erradiquemos un exagerado y marcado carácter partidista.
Y, por último, la alternativa. Porque la única forma de que no se revalide este frente en el poder es definir, determinar, una alternativa capaz de expulsarle. No somos nosotros quienes debemos decir cómo hacerlo. Simplemente, desde NEOS, nos atrevemos a decir que, tras las elecciones vascas, catalanas y europeas, de la misma forma que el frente popular va a llevar a cabo un «punto y aparte», los partidos políticos fuera del frente tienen que saber hacer en su relación también un «punto y aparte».
Estos partidos tienen necesariamente que dejar de estar en competición permanente, como si su máxima obsesión y preocupación fuese derrotar al otro. Sin perder su identidad, su personalidad, su diferente concepción de Europa, una vez que hayan medido sus fuerzas en estas tres citas electorales, aceptando la realidad resultante de las mismas, lo único que tienen que hacer es dedicar tiempo, energía y generosidad para que los españoles podamos disponer de una verdadera alternativa. Una alternativa que sea la esperanza para España, que es lo que necesitamos y anhelamos una gran mayoría de españoles.