El exjuez Marlaska no respeta la presunción de inocencia y encima se equivoca de plano en el caso Barbate
Fernando Grande Marlaska aseguró que los detenidos por el crimen de Barbate eran los asesinos
La hemeroteca vuelve a dejar por los suelos al ministro del Interior. Tan sólo unas horas después de que ocho personas fueran detenidas como sospechosos del asesinato de dos Guardias Civiles de Barbate, Grande Marlaska quiso apropiarse del mérito. En cuanto le acercaron los micrófonos no dudó un segundo en sacar pecho: «Ayer se han detenido a los ocho individuos que participaron en el asesinato de nuestros guardias civiles».
La presunción de inocencia, que un juez conoce de carrera, desapareció: eran culpables. Esta falta de prudencia se ha vuelto contra él. El nuevo informe de la UCO descarta que los detenidos sean los responsables del asesinato de los dos agentes de la Benemérita. De hecho, fuentes cercanas a alguno de los abogados personados en la causa está dándole vueltas a la posibilidad de presentar una querella por injurias y calumnias contra él.
No es la primera vez en la que el Ministro del Interior patina. Ya lo hizo en el conocido como «el bulo del culo». En aquella ocasión el Grande Marlaska dio credibilidad a la denuncia de un joven que aseguró que ocho encapuchados le habían asaltado en el barrio de Malasaña por ser gay. Durante el asalto le habrían escrito con un cuchillo en el culo la palabra «maricón».
El ministro dio credibilidad a la denuncia, aseguró que la investigación era complicadas, pero anunció «detenciones inmediatas». También garantizó que los autores «serían identificados y puestos a disposición judicial». Lo hizo cuando ya los investigadores dudaban del testimonio del joven denunciante.
En el caso del asesinato de dos agentes en Barbate, el clamor popular pedía detenciones y que los autores se pudrieran en prisión, se enfrió en tan solo 24 horas. Un fuego menos que apagar. La presión sobre el máximo responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se desvaneció con las detenciones.
Se ha tardado tres meses en determinar que los detenidos eran inocentes de los homicidios. Ahora hay que buscar a los verdaderos autores, probablemente de nacionalidad marroquí. Esta vez, con las malas noticias, el ministro del Interior se ha escondido y ante las preguntas de los periodistas ha optado por seguir caminando y guardar el silencio: ninguna explicación al error.