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La presidenta del Congreso, Francina Armengol, declara en la comisión de investigación del CongresoCongreso de los Diputados

Caso PSOE

Armengol no descarta haber hablado con Koldo pero se borra de la trama de las mascarillas: «Yo no estuve en nada»

La que fuera responsable de la comunidad autónoma, hoy tercera autoridad del Estado, asegura que «una presidenta no conoce los expedientes de contratación porque eso sería muy raro»

La esperada comparecencia de la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, en la comisión de investigación conformada en «su casa» para esclarecer el papel que ocupó en la adquisición de material sanitario que la administración balear, de la que era máxima responsable, efectuó a la conocida como trama 'Koldo', ha dejado muchos «agujeros negros» y varias incongruencias sobre lo ocurrido.

Así las cosas, mientras la expresidenta balear ha admitido conocer al que fuera asesor de José Luis Ábalos, ministro de Transportes por aquel entonces, Koldo García, porque coincidió con él en algunas visitas de su compañero de partido a las islas, y no ha descartado conocer que hablara con él durante la pandemia; al mismo tiempo, ha negado haber participado en «ninguna contratación» y mucho menos con «ninguna empresa en concreto». De hecho, ha llegado a asegurar que el nombre de Soluciones de Gestión lo «conozco ahora», que está bajo la lupa de Anticorrupción, la Fiscalía Europea y la Audiencia Nacional por hasta tres presuntos delitos de tráfico de influencias, prevaricación y malversación de fondos públicos.

Pese a ello, Armengol ha mostrado conocer al detalle cómo se gestó el escrito de conformidad emitido por el Gobierno balear, el 12 de agosto de 2020, que permitió a la empresa de Koldo seguir cerrando negocios con otras Administraciones. Un certificado que más allá de decir que «habíamos recibido bien el material», como ha asegurado la expresidenta autonómica, recogió de manera expresa que «no se conocen incidencias» en la calidad e idoneidad del mismo.

Algo que para el portavoz del Partido Popular, Elías Bendodo, que arrancó con el interrogatorio a la tercera autoridad del Estado, no encaja. Bendodo ha preguntado a Armengol cómo si el Govern no vio nada raro en las mascrillas -que la socialista ha negado en todo momento que fueran fake- aún así, «dio un pasito» en la reclamación de parte del dinero abonado por las mismas. Un detalle que Armengol asegura que se debió a que las mascarillas KN95 inicialmente contratadas y pagadas como FPP2, al final no tenían una «capacidad de filtración» equivalente,sino que solo eran válidas para uso civil por lo que optaron por la devolución «de esa diferencia».

Sin embargo, no ha podido aclarar por qué su comunidad autónoma solicitó a Europa fondos por el valor de los 3,7 millones de euros del contrato inicial, sin retirar esos 2,6 millones de euros de «diferencia» que, según el relato de Armengol, su administración procedió a recuperar de Soluciones de Gestión, tres años más tarde, en marzo de 2023. Fecha en la que Manuel Palomino, el que fuera director general del Servicio de Salud Balear, advirtió a la empresa de sus intenciones.

El relato oficial del PSOE

No en vano, a primera hora de la mañana, Manuel Palomino era el primero en comparecer ante los diputados de los diferentes grupos parlamentarios, para confirmado que fue un cargo de Fomento quien a él le facilitó el teléfono de Koldo, aunque aseguró no recordar quién le llamó desde el ministerio para dárselo. Una llamada que sí recordó haber recibido mientras estaba reunido con Antoni Mascaró Crespí, el que fuera subdirector de la Central de Compras y Logística y al que el PSOE ha evitado llamar a la comisión de quien ha asegurado que era quien tenía todos los papeles y que, además, firmó el certificado avalando las mascarillas, 3 meses después de conocer que no podían tener uso hospitalario, verse obligados a cambiar su certificación y guardarlas en un almacén.

Palomimo ha admitido, también, que fue él quien envió un whatsapp a Koldo, para interesarse por la posibilidad de compra de material sanitario, quien a su vez le remitió a Íñigo Rotaeche, otro de los cabecillas ubicados por la Guardia Civil en la trama. Y pese a que otras Comunidades Autónomas rechazaron a la empresa recomendada, Soluciones de Gestión, el exdirector general recordó que Salvador Illa también apostó por la misma compañía: «Posteriormente, logra adjudicación con Ingesa, en la UTE con Ferrovial».

Así ha tratado de justificar que el 5 de mayo se pagase, íntegramente, el precio del contrato a Soluciones de Gestión pese a saber, desde el 28 de abril, que no habían recibido mascarillas válidas para uso hospitalario, como se habían requerido. Una circunstancia de la que tampoco informa en el Consell de Govern y que hoy ha despachado bajo la necesidad de «tener stock».

Sin embargo, la previsión de un excedente no explica, a juicio del PP, por qué se ocultó a la Dirección General de Fondos Europeos y a la Intervención autonómica que no podían ser usadas en hospitales. O, por qué, si ésa era la razón real de la compra, se recurrió entonces a un contrato de emergencia.

Llamaron de la «centralita» de Fomento

En la misma línea exculpatoria con Francina Armengol se presentaba el exconsejero de Modelo Económico, Turismo y Trabajo del Gobierno de Baleares, Iago Negueruela, quien ha sostenido, por una parte, que las mascarillas compradas a la empresa de Koldo eran adecuadas pero que luego se vieron en la onbligación de reclamar la diferencia pagada porque, a diferencia de los demandado en su petición, no servían para uso sanitario.

Una posición en la que ha insistido, una y otra vez, al mismo tiempo que afirmaba que el Govern no contrató esas mascarillas para uso hospitalario, pero sí para garantizar la desescalada. Un argumento que, esta tarde, ha reiterado la propia Francina Armengol, sin aclarar por qué la desescalada, que no formaba parte de la emergencia sanitaria, quedó vinculada a ese contrato. Ni, tampoco, bajo qué criterio se determinó en Baleares la entrega de mascarillas, desechadas para otros usos, al personal de los hoteles, con el objetivo de «abrir las islas».

Al igual que su compañero de partido Manuel Palomino, tampoco Negueruela sabe quién llamó desde el Ministerio de Fomento para ofrecer a la empresa de Koldo: «Llamaron desde centralita». «Una llamada de un Ministerio del Gobierno da tranquilidad», apostillaba en respuesta a las preguntas de los portavoces de los grupos parlamentarios, en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados. Una llamada que les pareció suficiente para confiar en la empresa recomendada.