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Begoña Gómez, la mujer de Pedro SánchezEP

Investigación

La mujer de Sánchez está dando clases de «reputación empresarial» en la Complutense mientras el juez investiga sus negocios

Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se encuentra a día de hoy impartiendo clases sobre «reputación empresarial» en un máster de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Mientras ofrece consejos a universitarios sobre cómo cuidar la imagen de una compañía, un juez investiga sus negocios tras haber sido denunciada por los delitos de tráfico de influencias y corrupción.

Tal y como ha podido saber El Debate, la mujer de Sánchez impartió clase de este posgrado, denominado Máster de Formación Permanente en Reputación e intangibles empresariales en la era digital, la semana pasada. Es decir, justo cuando el juez Juan Carlos Peinado, titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, solicitó la declaración de varios testigos -entre los que se encuentran el empresario Carlos Barrabés, beneficiado con contratos públicos tras ser recomendado en la carta- y pidió a la Policía Nacional una copia del DNI de la mujer de Sánchez.

Algunos de los profesores del máster, entre los que se encuentra Begoña GómezEl Debate

El programa del máster en el que da clases Begoña Gómez explica que «la reputación junto con el resto de intangibles empresariales constituyen hoy la mayor fuente de valor para las compañías». Continúa argumentando que «como demuestran la mayoría de las investigaciones empíricas existentes tanto en el ámbito de la comunidad académica, como en el de la consultoría y el de las propias empresas». Las clases son organizadas de manera conjunta por la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM -concretamente por el departamento de Ciencias de la Comunicación Aplicada- y por el despacho Villafañe & Asociados Consultores, especializados en aportar liderazgo activo a las empresas.

Gómez forma parte del claustro de profesores que da clase y en el organigrama del posgrado figura en el puesto número cuatro de cuarenta y tres. La universidad, que promociona la formación, presenta así a sus docentes: «El claustro está formado por reconocidos académicos de la Universidad Complutense de Madrid, profesionales de Villafañe & Asociados Consultores e importantes compañías nacionales e internacionales que cuentan con un reconocido prestigio y una dilatada trayectoria profesional en calidad de expertos en las diferentes áreas que implica liderar la gestión de los intangibles».

En efecto, entre ellos se encuentra un distinguido plantel de profesionales. Sin embargo, de todos ellos, Begoña Gómez es la que menos se ajusta al perfil de docentes ya que se trata de la única que no ostenta el cargo de alto directivo en una gran compañía. Junto a ella imparten clases Ángel Alloza, CEO de Corporate Excellence; o Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable en BBVA, entre otros.

Su teléfono móvil personal

En paralelo, este periódico desveló a finales de la semana pasada que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil identificó el número de teléfono personal de la mujer de Sánchez entre los contactos del empresario Víctor de Aldama, cabecilla de la trama Koldo que investiga la Audiencia Nacional. Este hallazgo de los investigadores se produjo justo después de que finalizaran los volcados de los aparatos electrónicos de los imputados.

A partir de ahora, los agentes están cruzando los datos en bruto que tienen en su poder. Es decir, establecer relaciones en el caso de que existan. En ese volcado, además de la agenda telefónica donde ha aparecido el móvil de la mujer de Sánchez, se encuentran miles de fotografías, vídeos, correos electrónicos y conversaciones en las aplicaciones de mensajería WhatsApp, Telegram o Signal.

El pasado miércoles, Sánchez defendió a su mujer en el Congreso de los Diputados y la calificó como «una profesional honesta, seria y responsable». De la misma manera se refirió a un informe de la UCO que, según publicó El País, exoneraba a Begoña Gómez de haber cometido ningún delito. En cambio, el juez mantiene abierta la causa, lo hace bajo secreto de sumario y avanza en ella citando a varias personas como testigos -es decir, con la obligación de decir la verdad- para conocer cómo funcionaban con detalle los negocios de la mujer de Sánchez.