El asesino de Alcalá la Real, a los agentes: «La maté y luego la violé porque estaba en shock»
En el juicio que ha comenzado este lunes el asesino confeso ha dicho que la mató en un juego de asfixia
Khawla era una joven alegre y buena. El día en que la asesinaron, acudió a casa de una amiga a realizar un trabajo del colegio. Pidió antes permiso a su madre, que simplemente le dijo que no podía regresar a casa después de las ocho y media de la tarde. Cuando llegó al domicilio de su amiga, allí estaba Nazarryn. Aunque era mucho mayor que ella, comenzó a flirtear. Él la aduló. Le dijo que tenía ojos de asiática y que le seducía su mirada. Todo lisonjas con el único objetivo de engañarla y lograr quedarse a solas con ella. La convenció de que fuesen a dar un paseo solos al Castillo.
A las nueve y media de la noche se descubrió qué había pasado. Suena el teléfono en el 112.
Operador: 112 Andalucía, dígame.
Varón: Eh, hola, buenas. Eh… Quería que viniese la Policía.
Operador: ¿Por qué? ¿Qué ocurre?
Varón: Eh… He matado a una chica.
Es el inicio de una llamada que pone en alerta a las fuerzas del orden. El relato completo de lo que ocurrió la noche del 15 de febrero de 2022, en Alcalá la Real, Jaén, se ha comenzado a ver en el juicio que ha comenzado este lunes.
Todo está grabado: el operador del 112 no puede creerse a su interlocutor, le parece una broma de mal gusto.
Operador: ¿Cómo?
Varón: He matado a una chica y quería que viniesen.
El operador del 112 le pregunta por la dirección donde debe acudir la Guardia Civil y el joven ofrece todos los datos, incluso se muestra colaborador: «Estoy en el Castillo de la Mota, Alcalá la Real, Jaén, Andalucía. Llevo una camiseta roja y les esperaré en la entrada». Diez minutos después llegan al lugar varios agentes de Policía Local y de la Guardia Civil. El joven sale a su encuentro, alegre y con la cabeza alta.
Agente: ¿Eres tú quien ha llamado?
Varón: Sí, he sido yo. Me he cargado a una chica.
Agente: ¿Y dónde está la víctima? ¿Cómo se llama?
Varón: Sin comentarios.
Agente: ¿Cómo te llamas tú? ¿Dónde vives?
Varón: Sin comentarios.
Agente: ¿Estás seguro de lo que dices?
Varón: Sí, he matado a una chica, pero no pienso dar más información.
Agente: Piénsatelo, si ayudas a la localización de la víctima y podemos ayudarla, es un atenuante que te rebajaría la pena de cárcel.
Varón: Ya le he dicho que no tengo nada que comentar (contesta altivo). La he matado y no quiero ningún atenuante de esos. No estoy loco. Estoy muy cuerdo.
Agente: Pero, chico, ¿tú estás bien de la cabeza? ¿Tienes alguna enfermedad mental o has consumido alguna droga?
Varón: Que no (responde impaciente). He asesinado a una mujer y estoy orgulloso de ello. Soy plenamente consciente de lo que he hecho. Lo que tienen que hacer es dejarse de cháchara y buscar el cadáver. Yo no tengo ningún comentario más que hacer. Cuando quieran me pueden aplicar tortura china.
Agente: Pero cómo vamos a creerte, si no hay cadáver no hay víctima. No podemos hacer nada. A ver si nos vas a estar tomando el pelo.
Finalmente encontraron el cadáver sin ayuda. El asesino confeso se llama Nazarryn Navarro Núñez, de 22 años, nacido en República Dominicana, pero que lleva toda la vida viviendo en Alcalá la Real. Este lunes en el juicio ha dicho que la mató sin querer, que jugó a estrangularla y que al darse cuenta de que la había matado entró en shock y por eso le introdujo dos dedos en la vagina. ¡Cómo si esa fuera su única opción al descubrir la muerte! Luego le hizo fotos muerta y se las mandó a un amigo.
La fiscalía pide para él prisión permanente revisable. La defensa solicita homicidio imprudente. La defensa quizá olvida todos los audios que su cliente mandó después del crimen y en el que se reconoce un psicópata. Es decir, que la mató para disfrutar. La madre de la joven asesinada quiere justicia: «Ahora le condenarán si hay justicia y yo de mis impuestos le pagaré la comida y el alojamiento en la cárcel». Una forma elegante de decir que la condena se le queda corta.