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07 de julio de 2024

Las 11 toneladas de cocaína incautadas

Las 11 toneladas de cocaína incautadas en diciembre en Galicia supone la mayor incautación de la historia de EspañaInterior

Mocro Maffia, clanes balcánicos, Sinaloa... así se reparte España entre los grandes traficantes

Las principales organizaciones del narcotráfico tratan de asentarse en nuestro país

La semana pasada, la Policía Nacional desmantelaba el primer macrolaboratorio de procesamiento de clorhidrato de cocaína, es decir, el laboratorio donde se 'cocina' la cocaína que luego sale a la calle para su consumo. La operación confirmaba, según la Policía, la conexión entre las organizaciones criminales de Colombia y la península de los Balcanes.

A finales de abril se conocía la fuga de Karim Bouyakhrichan, uno de los líderes de la Mocro Maffia, que había sido detenido en Marbella. Sobre él recaen varios asesinatos por ajustes de cuenta que han tenido lugar en los últimos años principalmente en la Costa del Sol.

El día 26 los mossos d'Esquadra impedían el desembarco de cuatro toneladas de hachís en Tarragona que se transportaban en una narcolancha, el transporte cada vez más usado por las mafias que reinan en el Estrecho de Gibraltar.

Finalmente, a mediados de mayo, la Policía localizaba 1.800 kilos de metanfetamina que había guardado en Valencia y Alicante el cártel de Sinaloa y se desmantelaba así el enésimo intento de asentarse en España de uno de los grandes cárteles de la droga en México.

Son cuatro organizaciones del narcotráfico, posiblemente las más poderosas y que controlan la mayor parte del mercado mundial que tratan de instalarse en España ante la presión policial que sufren en sus respectivos países de origen.

La Mocro Maffia busca en España principalmente un lugar en el que blanquear el dinero que obtienen del tráfico de hachís y, cada vez más de cocaína, y el contrabando en el centro y norte de Europa, donde se han convertido ya en auténticas fuerzas de contrapoder como demuestra las amenazas que lanzaron contra la Princesa Amalia de Holanda. Pero, como son varios los clanes de esta red mafiosa los que se disputan el mercado, los tiroteos y ajustes de cuentas se producen en España. El mismo hermano de Bouyakhrichan fue asesinado en Marbella hace una década.

Los grupos balcánicos, donde destaca la mafia albanesa, controla el tráfico de cocaína en Europa. Como se descubrió tras la localización del laboratorio gallego, han llegado a acuerdos con las organizaciones colombianas y bolivianas para que éstos traigan la cocaína y los balcánicos les llevan allí el hachís, cada vez más apreciado y caro en Sudamérica.

Ante el vacío en el tráfico de droga que se produjo en Galicia a raíz de las macrooperaciones de los años 90, ellos intentan implantarse en esta región para, desde ahí, trasladar la cocaína a toda Europa a través del corredor del Atlántico.

Los grupos como el cártel de Sinaloa intentan su implantación una y otra vez en nuestro país. La eficacia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han logrado desmantelarla más de una vez. Pero ellos lo intentan. Aprovechan que el puerto de Valencia es el principal de España en el transporte de mercancía para tratar de introducir droga en nuestro país. De ahí que tratara de ubicarse en Valencia y Alicante que es, además, una de las zonas donde más metanfetaminas se consumen de la Península.

Y finalmente, se encuentran los clanes del tráfico de hachís que dominan el Estrecho de Gibraltar. Éstos son los grupos más genuinos de España y que llevan ya décadas controlando el traslado de hachís desde Marruecos a la Península tanto a través de las narcolanchas, cada vez más utilizadas, como a través del puerto de Algeciras, el segundo más grande de España después del de Valencia. La presión policial sobre el Estrecho ha obligado obliga a estos grupos a extender las rutas de abastecimiento del hachís, tanto hacia Huelva y el Guadalquivir, como hacia el Mediterráneo oriental.

Cada una tiene su especialidad, cada una tiene su origen y sus métodos. Y, aparentemente, cada una tiene su ubicación. Sin embargo, existe cierto temor entre los grupos policiales a que la diversificación criminal lleve a que en algún momento se enfrenten entre ellos. «No sería descartable», advierten, «aunque todavía no se da».

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