Un joven hospitalizado por un tiro denuncia: «Pueden venir a rematarme y nadie me protege en el hospital»
Alejandro recibió un tiro en el cuello y ha estado en coma durante semanas: ahora que ha abierto los ojos se ha enterado que su asesino fue a visitarle con tres colegas mientras estaba inconsciente
Está aterrorizado. Cada vez que oye un ruido raro o ve abrirse la puerta de la habitación del hospital de Granada en el que está ingresado, entra en situación de pánico, el miedo se apodera de él y de su familia. Ha pedido ayuda a la jueza instructora, pero no hay respuesta y la Guardia Civil le dice que no tiene efectivos para protegerle.
Su pesadilla comenzó el pasado 28 de mayo. Estaba en una casa baja de Pozo Alcón, Jaén, cuando desde fuera le disparan. Así cuenta un testigo cómo ocurren los hechos: «Sobre las 3:00 de la madrugada, mi primo Alejandro llama a la puerta de mi casa dando puñetazos», relata el testigo. Alejandro grita: «Primo, ayuda, que me han pegado un tiro y me muero».
El testigo se despierta: «Abrí la puerta y lo vi con mucha sangre en la cara y en la ropa. Tenía una raja en el labio superior y un agujero en el cuello del que salía sangre sin parar». El testigo le pregunta: «¿Qué te ha pasado?». Alejandro responde: «Me han pegado un tiro, me han matado, que me muero. Han sido tres encapuchados, iban tres. Me han disparado un tiro por la ventana».
En la casa del testigo está en ese momento su mujer y sus tres hijos de 12, 7 y 2 años. Los pobrecitos se despiertan y al ver la sangre se asustan mucho. A pesar del sofoco, el primo de Alejandro lo sube a su coche y lo lleva a urgencias del centro médico. Durante el trayecto el herido no para de repetir: «Me voy a morir y no quiero».
Al llegar al centro de salud lo atienden, le tapan la herida, le ponen una vía en un brazo y lo trasladan en ambulancia al hospital de Baza. El testigo les sigue en su coche: «Allí confirmaron el tiro de bala y que como estaba grave se lo llevaban al hospital de Granada».
Entra en coma y los médicos temen por su vida. Así ha estado durante semanas hasta que hace un par de días, milagrosamente despertó. Lo primero que dijo fue el nombre de la persona que le disparó. Lo reconoció a pesar de la capucha que llevaba. Se lo comunicó a los investigadores. También a los miembros de su familia, que se asustaron mucho: «Este tipo, el que dices que te disparó, ha venido al hospital a verte con tres amigos más», le comunican. Los padres de Alejandro interpretan la visita como que fueron a rematarle, a garantizar que moría.
Le pidieron a la Guardia Civil protección en la puerta de la habitación del hospital, pero los agentes contestaron que no pueden porque no tienen efectivos. El abogado de la familia ha intentado hablar con el juzgado de instrucción número 2 de Cazorla, Jaén, pero, de momento, sin contestación, denuncia el letrado. Y mientras Alejandro sigue aterrorizado: cada vez que escucha que se abre la puerta de su habitación, tiembla.